Entre los papeles de la SIDE, que el Gobierno ahora trata de controlar y que aparecieron en la oficina del Pasaje Barolo (ver aparte), hay un informe asombroso de la Dirección de Terrorismo. El texto deja en claro que agentes de la SIDE seguían a Mariano Cúneo Libarona, quien estaba a punto de convertirse en abogado de uno de los principales imputados, el ex comisario Juan José Ribelli. Se trata de un delito, ya que la ley protege la actividad y las conversaciones de los abogados con sus defendidos. Pero lo más llamativo es que el informe revela que Cúneo proponía un pacto: canjear a Ribelli, o sea exculparlo del atentado, pero a cambio acusar a un oficial de la Policía Bonaerense de Vicente López, Abel Brahim Alí. Para lograr ese canje, Cúneo quería reunirse con el juez Juan José Galeano, pero el magistrado estaba de vacaciones. Por lo tanto, le hizo la propuesta –siempre según el informe– a los fiscales Eamon Mullen y José Barbaccia y al titular de la DAIA, Rubén Beraja. Aún más grave es que en el final del texto, la SIDE sugiere aceptar el canje porque según se sostiene en el último párrafo, era muy bueno que Cúneo convalidara la investigación contra los policías bonaerenses ya que lo contrario “traería aparejadas imputaciones legales a nuestra institución (la SIDE) teniendo en cuenta las desprolijidades que constan en el expediente”.
El documento, fechado en 1997, es una prueba contundente de las maniobras que se hacían en la SIDE y de los manejos que supuestamente existían en el juzgado, en la fiscalía y en la DAIA. El texto fue rescatado por los fiscales de la Unidad AMIA –Roberto Salum, Leonardo Filippini y Santiago Eyharabide– que impulsaron que el Gerad (Grupo Especial de Relevamiento y Análisis Documental) estudie y digitalice todo lo encontrado en el inmenso depósito del subsuelo del Pasaje Barolo. El informe de la SIDE –supuestamente generado por hombres bajo el mando de Alejandro Broussón, entonces integrante de la cúpula de la central de espías– es parte de lo entregado a los jueces la semana pasada en el marco del juicio por el sembrado de pistas falsas en el caso AMIA.
La primera de las anomalías que surgen del documento es que se hizo un seguimiento a Cúneo Libarona, que a principios de 1997 se estaba haciendo cargo de la defensa de Ribelli, el otrora poderosísimo comisario de la Bonaerense. El juez Juan José Galeano acusaba al uniformado por haber recibido la Trafic que armó Carlos Telleldín y haberla entregado a los terroristas. Espiar, seguir al defensor, es violatorio del secreto profesional que rige la relación entre el imputado y su defensor y que es parte del derecho de defensa.
Más allá de esa gravísima irregularidad, lo que se ve en el informe es que Cúneo Libarona propuso un canje de acusados. El letrado sugería que no se inculpe más a Ribelli y que a cambio el sector de la Bonaerense que respondía al comisario aportaría elementos para acusar al inspector de origen sirio-libanés, Abel Alí. Esto permitiría tener un culpable, con la “ventaja” (para la investigación) de ser islámico. Al pasar, la SIDE remarca que el estudio de Cúneo Libarona tiene bastantes clientes judíos.
Según señala el texto, la oferta del canje de acusados se la quería hacer Cúneo Libarona a Galeano, pero el juez estaba de vacaciones. Por lo tanto, la SIDE relata que el abogado le hizo la propuesta a los fiscales Mullen y Barbaccia y a quien era titular de la DAIA, Rubén Beraja. El dato volvería a dejar al descubierto el papel de todos ellos en la causa AMIA.
Finalmente, el informe consigna una frase que es toda una confesión de la SIDE. El tramo que se reproduce a continuación no es textual, pero este diario tuvo la oportunidad de ver el informe y el párrafo es casi literalmente el que sigue: “es buena la actitud del doctor Cúneo Libarona de no entorpecer lo que se hizo en la causa. Eso es bueno para esta Secretaría, dado que si él cuestionara la investigación traería consecuencias legales a nuestra institución, teniendo en cuenta desprolijidades que constan en la causa”. Traducido a la realidad de los hechos del caso AMIA, la SIDE dice en el texto que lo bueno de lo que propone Cúneo es que se continúa con la misma línea de involucramiento de la Bonaerense en el atentado. Sólo cambia el acusado: saldría Ribelli, entraría Alí. De esa manera –dice la central de espías– no habría un cuestionamiento a la investigación, lo que evita que se ponga un ojo sobre lo realizado por la SIDE. El texto admite que hubo irregularidades (como el pago a Telleldín, que ya se había hecho) y que éstas aparecen en el expediente.
El informe está escrito en el momento en que se estaban haciendo esas gestiones y no habla de los resultados de la negociación. Todo indica que no hubo acuerdo, porque poco después Cúneo, ya abogado de Ribelli, fue a ver al juez con un video, filmado por la SIDE y robado por otro sector de la central de espías, en que se veía al magistrado negociando con Telleldín para que declare contra los policías a cambio de dinero, 400.000 pesos/dólares. El defensor terminó preso por ese hecho, ya que se consideró que extorsionó a Galeano amenazándolo con difundir el video. Lo que se ve en texto de la SIDE es que antes de encarar al juez, Cúneo intentó el canje de acusados.