El cura Rubén Agustin Rosa Torino declaró ayer, pero se negó a contestar preguntas. El religioso dijo que las denuncias por abuso sexual fueron un complot armado desde Buenos Aires y aseguró que es inocente. Por otro lado, el Tribunal de Juicio, presidido por el juez Maximiliano Troyano, anunció que los alegatos comenzarán hoy a las 9.
Rosa Torino aclaró que sigue siendo sacerdote y que no se le inició en la Iglesia un juicio canónico, sino un sumario administrativo. Contó que celebra misa con sus allegados pero no puede hacerlo en público. Aclaró también que llegó al juicio en libertad y que no estaba con prisión domiciliaria, como habían informado sus propios abogados y como creían las víctimas.
Recordó que antes estuvo 9 meses en prisión preventiva porque la denunciante V.Z. informó a la Justicia que él se había ido de viaje a Israel, lo que efectivamente hizo, pero el cura dijo que tenía permiso del arzobispo Luis Stockler, comisario pontificio e interventor del Vaticano en su orden, que es su superior en la institución religiosa, pero que no tiene potestad para tomar medidas judiciales. Esa vez, con el argumento del peligro de fuga, planteado por la fiscala María Luján Sodero, la jueza de Garantías Ada Zunino ordenó su detención.
Rosa Torino relató que cuando fundó el Instituto Hermanos Discípulos de Jesús de San Juan Bautista empezó a recibir a jóvenes con la intención de ayudarles a que estudiaran.También sostuvo que tenían muchos benefactores y que en su comunidad, hacían funcionar un comedor para compartir la comida con personas en situación de calle. Y lamentó que las denuncias en su contra destrozaran todo eso. "Esta situación no me molesta, me duele", sostuvo.
"Los diarios, los periodistas, han hecho de mí lo que han querido", siguió. También dijo que no justifica abusos, que está de acuerdo en que sean castigados, pero negó haberlos cometido. "Me acusan de hechos en que no he participado", afirmó.
El cura acusó a sus denunciantes de mentir y de haberse complotado en su contra, también dijo que se lo habían anticipado. Sobre la exmonja V.Z. sostuvo que "renunció a ser católica para ponerse el pañuelo verde (símbolo de la lucha feminista por el aborto legal, seguro y gratuito)".
El religioso aclaró que su congregación tenía 19 diócesis en Argentina, también abrió sedes en Chile, España, Israel y México. Contó que habían llegado a ser más de 500 los miembros y que antes de la intervención del Vaticano habían tenido tres visitas canónicas que no habían encontrado ninguna irregularidad. "No tenemos ni una sola deuda", añadió.
Agregó que tenían prohibido confesar a "los súbditos" y que la única posibilidad era que se lo pidieran por favor ante situaciones de excepción, y que la guía espiritual "tiene más o menos el mismo trato". Lxs denunciantes y testigos lo acusaron de haber usado los secretos de confesión para manipular y que incluso les prohibía confesarse con otros sacerdotes fuera de la congregación.
El cura aseguró que quien lo ataca, no lo ataca a él, sino a la Iglesia Católica. Sostuvo que obedecerá la decisión del Tribunal y queda en sus manos: "quieren que esté preso, estaré", desafió. Tras esto, el imputado bendijo a los jueces y volvió a declararse inocente.
Invitación a una siesta
Durante la novena jornada también declaró un testigo, exnovicio de la congregación de Rosa Torino. El hombre dijo que antes de que comenzara el juicio recibió un mensaje a través de una cuenta de Facebook con el nombre de “Israel”, en el que le escribieron “El Padre conoce tus secretos”. Consideró que ésta era una forma de manipulación que ejercía Rosa Torino con los jóvenes de la comunidad y que se valía de lo que le contaban en las confesiones, y recordó que cuando él ingresó el único con el que se podían confesar era con Rosa Torino.
El testigo relató que una vez ayudó a Rosa Torino a quitarse los hábitos, algo que era normal que se hiciera incluso en la sacristía después de misa. Dijo que la particularidad de esa vez fue que el cura quedó en ropa interior y remera y que luego lo invitó a dormir la siesta. Esto pasó en la habitación del cura y el testigo dijo que rechazó la invitación excusándose en que debía continuar con sus ocupaciones en la congregación. Asimismo, dijo que otro novicio contó, a él y a otros miembros, que había pasado la noche con el cura.
Contó que se confesó con Rosa Torino, a quien le dijo que quería abandonar la comunidad y que el sacerdote desvió la charla, que pasó a tener carácter sexual.
Finalmente, se escapó en Palermo Oeste, Cachi, luego de que se le negara la salida. Pero llegó hasta un domicilio y fue nuevamente captado por el sacerdote Sergio "Josué" Salas, que le prometió que iba a devolverle sus documentos y lo tuvo hasta la madrugada intentando persuadirlo para que se quedara en el Instituto mientras conversaba por teléfono con Rosa Torino, que estaba fuera de la ciudad de Salta.
El testigo relató que en estas condiciones entró en una crisis de nervios y Salas le dio un vaso con agua con un medicamento que lo hizo dormir y perder la noción del tiempo, y, aunque no recuerda bien, sabe que pasaron días. Sí recordó que cuando despertó, cansado de insistir con Salas, llegó a decirle que, si se quedaba, volvería a escapar y denunciaría a las autoridades del Instituto por retener su documentación. Recién entonces Salas le devolvió sus papeles personales y le dio $10, el costo del pasaje hasta su ciudad.
También declaró un sacerdote citado por la defensa. El testigo, oriundo de Cafayate y que reside en Chubut, contó que ingresó en 2005 a la congregación. Sostuvo que si hubiera sido testigo de los hechos denunciados, hubiera sido el primero en dar un paso al costado.
Un tercer testigo declaró desde la Fiscalía Penal de General Güemes e indicó que convivió en Puerto Santa Cruz con los dos exnovicios víctimas y ratificó sus denuncias. Contó incluso que en Salta, uno de los exnovicios ingresaba a la casa personal del acusado, que permanecía cerrada con cerradura eléctrica. También dijo que conoció a la exmonja víctima, y confirmó que ella también tenía acceso a la casa privada del acusado.
Trata de personas
La Multisectorial de Mujeres de Salta sostuvo ayer en un comunicado que las víctimas que denunciaron al cura Rosa Torino, además de sufrir abusos sexuales y maltrato, fueron objeto de trata de personas, "en tanto se lxs despojaba de su documentación para ser enviada a oficinas en la provincia de Buenos Aires, se lxs redujo a la servidumbre, se lxs desplazaba permanentemente y se les privaba de la libertad, cuestiones todas, que configurarían el delito prescripto en las Leyes 26364 y sus modificaciones en la Ley 26842".
La organización manifestó que coinciden con la Red de Sobrevivientes de Abusos Eclesiásticos de Argentina en que las jerarquías de la Iglesia "han obstaculizado, históricamente, el avance de las causas de abusos sexuales, por protección y encubrimiento corporativo".
La Multisectorial sostuvo que levantar el secreto pontificio en caso de abusos sexuales contra menores de edad, perpetrados por representantes de la Iglesia, para que las víctimas puedan tener acceso a los procesos eclesiásticos, es insuficiente, cuando la Santa Sede se niega a denunciar en la justicia ordinaria delitos como el abuso sexual y violaciones en perjuicio de menores de edad y subalternxs de todas las edades.
De este modo, la organización expresó su solidaridad con todas las víctimas de abusos sexuales y otros delitos, de parte de integrantes de la Iglesia Católica y las demás iglesias. Asimismo, repudió a "los curas, pastores, abusadores y a quienes, desde el poder religioso, encubren y protegen a todos los que, desde la impunidad de sus investiduras, han causado y continúan causando, tanto daño en el mundo".
"Acosar, abusar, violar, no son pecados, son delitos que deben ventilarse y juzgarse en los estrados de la justicia del Estado. El Derecho Canónico solo ha servido para generar impunidad y permitir que los abusos eclesiásticos se multiplicaran", sostuvo la Multisectorial.