El Centro Integral de Familia (CIFF) de la localidad de Fiambalá, la última ciudad de Catamarca antes de la frontera con Chile, comenzó a funcionar hace dos años. Se trata de uno de los primeros centros con un equipo interdisciplinario para prevenir y acompañar a sobrevivientes de violencia de género, que comenzó a funcionar en el interior de la provincia. Desde entonces, contuvo a más de 30 mujeres y 70 niños, niñas y adolescentes en situación de abuso, violencias y vulnerabilidad.

Fernanda Villacorta es psicóloga y una de las tres integrantes del equipo que, junto a la abogada Romina Carrizo y la asistente social María de los Ángeles Rodríguez, fueron convocadas por la intendenta Roxana Paulón cuando se inauguró el CIFF.

”Lo que hacemos con el equipo es acompañamiento, seguimiento y contención de los sectores vulnerados", señaló la profesional en diálogo con Catamarca/12. “La salud mental está en detrimento, es por esa razón que destaco la iniciativa de contar con este Centro que tuvo la intendenta Paulón. Que haya una mujer gobernando es algo que ha cambiado mucho la mirada de las mujeres del pueblo. Ellas saben ahora que se puede llegar a esos lugares que no son exclusivos de varones”, señaló.

“La violencia es uno de los problemas más grandes que tiene la sociedad. Nos dimos cuenta en estos años que habíamos puesto la mirada mucho en la niñez y adolescencia, pero no tanto en la violencia hacia las mujeres y entendimos que esta violencia es la que redunda muchas veces en la vulneración de las niñez. En Fiambalá la vulneración es principalmente económica, y también de salud. El panorama es bastante desalentador en cuanto a la crianza de los hijos, hay muchos casos de abuso, pero es difícil llevar ayuda porque la cultura es muy patriarcal”, explicó.

El registro de casos de violencias se inició con la creación del CIFF. “Relevamos hasta el momento 69 casos de niños, niñas y adolescentes por casos de abusos sexuales, violencia o intentos de suicidio. En cuanto a la violencia de género, tenemos 20 legajos de mujeres con denuncia y 15 sin denuncia", informó. La localidad tiene una población promedio de 4500 habitantes. "Descubrimos que desde que existe el CIFF, la gente se acerca más a consultar. Hemos hecho muchos acompañamientos para denunciar o trabajo coordinado con la Secretaría de Desarrollo Social para contener”, contó Villacorta.

La geografía de la localidad y las distancias entre los pueblos que integran la comuna vuelve más difícil el trabajo. “Esto se agravó con la pandemia porque al estar las instituciones cerradas, los chicos o mujeres tienen menos oportunidades de concurrir a estos lugares que formaban parte de las redes de contención”, señaló.

El CIFF es uno de los pocos edificios dependientes de la comuna que tiene espacio propio. Está ubicado en el centro de la ciudad y, además de espacio para dar talleres, tiene lugar para alojar temporalmente a víctimas de violencias.

“Es a través de los talleres que muchas veces logramos detectar algunos casos. Las mujeres, en confianza, se animan a contar y visibilizar lo que les sucede”, señaló la psicóloga.

Dentro de los proyectos del CIFF, adherir por convenio al programa Acompañar fue una de las últimas iniciativas. El programa nacional consiste en otorgarle el equivalente del Salario Mínimo, Vital y Móvil por 6 meses consecutivos a mujeres y personas del colectivo LGBTI+ que se encuentran en situación de violencia de género. Además, les da el acceso a dispositivos de fortalecimiento psicosocial para las personas incluidas en el programa.

Villacorta es la única psicóloga que tiene la localidad de Fiambalá. Sin embargo, y como sucede con las otras dos profesionales del equipo, no vive en el lugar, sino en la ciudad de Tinogasta. Esto significa que para poder trabajar recorren 100 kilómetros totales de ida y vuelta de un pueblo a otro.