Varias ONG y organizaciones de la comunidad LGBTIQ+ hicieron una intervención afuera del Parlamento de Hungría en contra de la nueva ley homoodiante que rige en el país: inflaron un globo gigante de diez metros de alto en forma de corazón con los colores del Orgullo y manifestaron que no respetarán la normativa. El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, había respaldado la ley y se defendió diciendo que él es un “defensor” de los derechos de los homosexuales.
El presidente de Amnistía Internacional (AI) Hungría, Dávid Víg, prometió que su organización "no cambiará ni una letra" ni de sus programas educativos ni de sus campañas "justamente para que todos, los jóvenes y mayores, puedan vivir en Hungría de una manera digna, libre y siendo ellos mismos".
La ley húngara estipula que “la pornografía y los contenidos que representen la sexualidad o promuevan la desviación de la identidad de género, el cambio de sexo o la homosexualidad no deben ser accesibles a menores de 18 años".
En la práctica, esto supondrá la prohibición de programas educativos o contenidos audiovisuales que hagan referencia a la diversidad sexual. Incluso algunos medios advirtieron que una lectura estricta de la ley supone que películas juveniles como la saga de Harry Potter no sean emitidas en horario de protección al menor.
Orban, por su parte, afirmó que la ley da "la exclusividad a los padres en la decisión de si quieren que sus hijos reciban educación sexual" y que quienes critican la norma es porque “no la han leído”.
El primer ministro sostuvo que "Hungría no permitirá que, en vez de los padres, sean los autoproclamados apóstoles de la democracia liberal" quienes se encarguen de brindar educación sexual a las infancias.
La normativa ha sido duramente criticada por la comunidad europea y Úrsula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, advirtió que Bruselas "tomará medidas" contra Hungría si el Gobierno no "corrige" la ley.
Áron Demeter, jefe de prensa de Amnistía Internacional de Hungría, explicó que aún no se sabe qué consecuencias reales tendrá la ley y que todo depende de cómo actúen los medios de comunicación y cómo reaccione el Consejo de Medios, el órgano controlado por Orbán y responsable de imponer sanciones.
"Teóricamente, la ley ya se puede aplicar y las autoridades pueden iniciar procedimientos", afirmó Demeter.
Les integrantes de Amnistía Internacional denuncian que "el objetivo de la ley es obligar a los medios a aplicar una autocensura", aprovechándose justamente de que la legislación es "imposible de interpretar".
Las políticas homoodiantes del Gobierno húngaro son rechazadas por buena parte de la sociedad. "En las últimas semanas hemos visto que la comunidad LGTB+ ha recibido un apoyo como nunca hasta ahora -afirmó Luca Dudits, integrante de la asociación Háttér.- Es bueno sentir que no estamos solos"
Dudits recordó que, según una encuesta de este año, la aceptación hacia la comunidad LGTB+ ha subido en Hungría en los últimos años y que, por ejemplo, el 46 por ciento de la población apoya el matrimonio homosexual, 16 puntos más que en 2013.
En esos ocho años subió del 42 al 59 por ciento el porcentaje de húngaros que aprueba que las parejas del mismo sexo puedan adoptar niños, a pesar de que Orban sancionó una ley que lo prohíbe.
Además, según una encuesta de la Unión Europea publicada hace un año el 11 por ciento de las personas homosexuales en Hungría asegura haber sido objeto de agresiones físicas y el 40 por ciento de acoso verbal.
Sin embargo, algunos especialistas a nivel local aseguraron que el objetivo de Orban es polarizar a la población y desviar la atención de su mala gestión de la pandemia o de acusaciones de corrupción.