Para una historia milenaria, como la que atraviesa el país asiático, 100 años de existencia pueden parecer un suspiro. Sin embargo, la magnitud que constituye al Partido Comunista Chino (hoy cuenta con más de 90 millones de afiliados y otros tanto en lista de espera) y su rol como sostén ideológico y político en el Estado, resulta ineludible a la hora de pensar el desarrollo interno del gigante asiático y el lugar que ocupa en el escenario internacional como una de las potencias económicas, militares y tecnológicas. La vertiginosa irrupción de China en la economía mundial está reconfigurando el escenario global de las próximas décadas. Un fenómeno que, junto con la dinámica del cambio tecnológico y climático, parecen definir el mundo del siglo XXI.
PCCh y el ascenso de China
Desde su creación en 1921, PCCh fue adquiriendo un creciente protagonismo, convirtiéndose en un actor decisivo en la vida social y política de China. Terminada la Guerra Civil que asoló al país, y proclamada la fundación de la República Popular de China con el liderazgo de Mao Zedong en 1949, el partido y el estado se fusionaron con el fin de unificar sus estructuras para favorecer el ordenamiento interno. Desde entonces, el PPCh tomó decisivamente un lugar central dando comienzo a una nueva etapa en la historia del país. El “ascenso irreversible” al que refirió Xi Jinping en su discurso de inauguración de los festejos por el centenario, son una clara evidencia de la historia reciente del país asiático y los desafíos que en el camino se presentaron. La erradicación total de la pobreza estructural, la estratégica inversión en tecnologías para el desarrollo y la estabilidad interna en la nación más extensa y con la mayor población mundial, muestran sin lugar a dudas el papel recto del partido en la vida política nacional.
Momento para afianzar lazos
En las últimas décadas, América Latina ocupó un lugar central en la política exterior china como una tierra fértil para establecerse como socio estratégico. En medio de la disputa que mantiene con los Estados Unidos por ampliar los vínculos con los países de la región, Beijing volvió a tocar las puertas y tender ayuda a los países latinoamericanos cuando más lo necesitan. Desde finales de 2020 cuando el coronavirus impactó con mayor fuerza en la región, aumentando la cantidad de muertos y poniendo a prueba las capacidades sanitarias y estatales para hacer frente a la pandemia, en contraposición a las medidas europeas y estadounidenses, China detectó una oportunidad y hoy casi todos los países latinoamericanos inoculan a su gente con sus vacunas. Algunos analistas hablan de la Ruta de la Seda Sanitaria.
El amplio despliegue de vacunas de China en América Latina ha elevado su perfil y sus intereses en la región. Pekín ha estado luchando por ganar influencia más allá de la esfera económica. Aunque el gobierno de Joe Biden se comprometió recientemente a exportar 80 millones de dosis a nivel mundial, y destinar la mayor cantidad a nuestra región, por ahora las vacunas provistas por los laboratorios chinos se presentan como la opción más confiable. En el momento donde la región atraviesa la tercera ola del covid, las vacunas se hacen cada día más urgentes y China parece cumplir con los acuerdos.
En nuestro país, el respaldo de Beijing para hacer frente a los embates de la pandemia, se convirtió en uno de los pilares sobre los cuales el Estado argentino estableció su estrategia para amalgamar las consecuencias sanitarias. Alberto Fernández, quien fuera el único mandatario suramericano que habló en los festejos del PCCh, durante su intervención agradeció a Xi Xinping por “las donaciones y las facilidades para la adquisición de insumos estratégicos en momentos de escasez” y por la ayuda “de modo definitivo con las vacunas". La pandemia abrió un camino de gran solidaridad entre ambos pueblos, a través de las donaciones de equipamiento médico enviados desde China y la compra a gran escala de insumos médicos por parte de la Argentina a través de un importante operativo que implicó más de 40 vuelos y en las últimas semanas un acuerdo por 24 millones de vacunas de Sinopharm.
El progresivo entendimiento en las relaciones bilaterales, dieron lugar a un vínculo de amistad estrecho entre ambos pueblos, que se consolidó con la firma de la “Asociación Estratégica Integral” en el año 2014, durante la presidencia de Cristina Kirchner y Xi Jinping. El status que China le confiere a nuestro país, nos ubica en la categoría de asociación que Beijing otorga a Estados de poder medio del sistema internacional y abre, para el país, un abanico de oportunidades en temas vinculados a la cooperación para desarrollo, inversiones, exportaciones e inserción internacional. En este sentido, la vinculación entre el Partido Justicialista y el Partido Comunista Chino ha sido cada vez más fluida.
Hoy Argentina necesita reforzar sus políticas de crecimiento, más aún luego de la pandemia. Reactivar la economía, crear puestos de trabajo, generar divisas genuinas, proteger el medio ambiente, recuperar nuestro aparato productivo y mejorar la infraestructura, se vislumbran como los próximos desafíos. En esa dirección, la complementariedad con China cumple un rol predominante y auspicia un horizonte interesante para la cooperación. En este sentido, el presidente Alberto Fernández, manifestó su interés en comenzar las negociaciones tendientes a la adhesión de Argentina a la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI), que significa una plataforma para más obras de infraestructura y mejores condiciones para el desarrollo de proyectos.
El próximo gran objetivo del PCCh se estima para el 2049, cuando sea la República Popular China quien celebre el centenario. Para ese entonces China seguramente tenga la primera posición de la economía mundial y un PBI per cápita similar al de los países desarrollados, cumpliendo de esa manera el sueño chino de un gran renacimiento y la consolidación de una “sociedad socialista moderna". En el marco de una “Asociación Estratégica Integral”, la importancia que China reviste para la Argentina parece trascender el plano simbólico y adjudicar un lugar central en la expansión de vínculos económicos, comerciales y culturales, lo que hace pensar que profundizar las relaciones entre naciones sería provechosa para el país.
No se trata pues de caer en el error de tener que tomar parte en un partido entre potencias que no nos es propio, sino de buscar como Argentina y como región las mejores oportunidades para lograr un desarrollo inclusivo, inteligente y soberano.
* Directora del Observatorio Electoral de la Conferencia Permanente de América Latina y el Caribe (COPPPAL), Profesora del INCAP y miembro de la Asociación Estudios Internacional de Argentina (AERIA).