Desde San Nicolás
Aunque la marcha opositora de los "Ciudadanos por la República" movilizados por las redes en la agrupación "Campo más Ciudad" se presentó ante todo como "cien por ciento apartidaria y apolítica", tuvo algunas presencias estelares directamente llegadas del universo de la política partidaria. La más rimbombante sin dudas fue la de la presidenta de PRO y renunciada precandidata Patricia Bullrich, quien hizo su entrada estelar a caballo, entre las filas de los emponchados "gauchos de Güemes".
La exministra de Seguridad lució para la ocasión sombrero de ala, bombacha rosada bordada y ruana tejida, y fue de las más solicitadas para la foto entre la concurrencia, sobre todo por las señoras: "¡una selfie Pato, una selfie!", fue el pedido al que accedió sin detenderse a la charla, mientras sus asistentes la apartaban de la gente pidiendo distancia social.
Tampoco con la prensa tuvo contacto entusiasta. Sin bajarse del caballo, contestó que estaba allí "por la producción, por el trabajo, por la libertad y la república, y festejando el 9 de julio". Y evitó dar mayores precisiones sobre un escándalo que la involucra directamente, el del envío de munición letal a los golpistas bolivianos durante su gestión como ministra de Seguridad.
"Yo ya lo expliqué, nosotros mandamos gendarmes para cuidar nuestra embajada, a los periodistas argentinos y a los miembros del gobierno de Evo Morales que estaban exiliados en nuestra embajada. Los gendarmes fueron a hacer una ayuda humanitaria y a defender nuestra embajada", aseguró, en línea con lo que publicó en Twitter.
“Gendarmería evacuó de un hotel a periodistas argentinos que estaban en peligro y a funcionarios del gobierno boliviano, y los acompañó hasta la frontera. Entraron a la Argentina por Salta, donde pidieron asilo”, explicó, sin hacer mención al cargamento que llevaban los gendarmes, según la denuncia del gobierno boliviano.
Además de insólita, la explicación de Bullrich va en contra de lo actuado por el gobierno de Macri alrededor del caso del periodista argentino Sergio Moro. Su muerte, ni bien iniciado el golpe en Bolivia, continúa siendo investigada y la familia sigue pidiendo justicia. El Gobierno de Macri jamás recibió el reclamo ni se pronunció sobre Moro.