Francisco Fattoruso vivió toda su vida con un pie en Uruguay y otro en los Estados Unidos. Nació en Las Vegas, pasó su niñez en Brasil y ahora hace cuatro años está afincado en Los Ángeles, un terreno fértil para la producción musical. Hijo del compositor y pianista uruguayo Hugo Fattoruso y la cantante brasilera María de Fátima Quinhoes, el multiinstrumentista se crió en un ambiente repleto de estímulos artísticos y de una clara apertura musical. No es casual, entonces, que su nuevo disco, Epocas (2021), reúna un conjunto de versiones de artistas disímiles, desde Alejandro Sanz hasta Luis Alberto Spinetta, pasando por Carlos Gardel y Tom Jobim. La particularidad es que se trata de un disco instrumental cuyas líneas melódicas están interpretadas con el bajo.
“El nombre del disco se puede ver desde muchos puntos de vista: las canciones entre sí son de diferentes épocas, todas marcaron una época y también definieron épocas para cada persona, porque cuando yo escuché a Gardel no fue lo mismo que cuando mi padre lo escuchó por primera vez”, dice Fattoruso hijo desde Los Ángeles, en alusión a la versión de “Volver”. “¡Y este disco también fue hecho en una época que es una locura!”, completa el también productor musical sobre este trabajo que incluye versiones de canciones editadas entre 1934 y 2000.
En esa lista, se destacan “Cuándo nadie me ve", de Alejandro Sanz, “Muchacha ojos de papel”, de Spinetta; “Amparo" de Jobim (con su padre Hugo de invitado); "Mother Nature´s Son", de Los Beatles, y "Break it All", de Los Shakers. Pero la única que tiene voz es la versión de “El amor después del amor”, de Fito Páez, en la que participa la cantante Julieta Rada. “Me acordé de la versión original, que entra el grito de Claudia Puyó, y ahí pensé en Julieta. Para este disco ella era perfecta”, resalta el músico.
-¿Cómo se te ocurrió la idea de hacer convivir en un disco versiones de artistas tan heterogéneos entre sí, como Alejandro Sanz, Spinetta y Lennon-McCartney?
-Se fue dando de a poco, pero lo que estaba buscando antes de saber que iba a ser exclusivamente con canciones de otros compositores era un disco más tranquilo, con un color musical más relajado y agradable. Siempre me gusta probar conceptos diferentes y todo fue a través del bajo sin trastes, que tiene un sonido muy dulce para tocar melodías. Y cuando empecé a probar cosas me di cuenta que podía ser interesante hacer esto y empecé a buscar canciones que combinaran con el bajo. Y obviamente iba a elegir canciones de la música que más me gusta. Justo en el caso de Alejandro Sanz... yo no soy muy fan de Sanz, pero ese disco (El alma al aire, 2000) cuando salió sonaba mucho en la radio y en la tele y estaba hecho como si fuera un disco de Sting, la producción, los arreglos, los músicos que grabaron eran impresionantes. Entonces, me quedó ese tema en la cabeza y un día lo puse en YouTube y empecé a tocar la melodía con el bajo y me pareció que estaba bueno tocarlo. Pero es el único tema que no es de alguien que represente influencia total y directa para mí, como Los Beatles, Spinetta, Fito Páez, Tom Jobim, Iván Lins o Gardel, que es más bien una influencia de vida. Porque nunca toqué milonga ni tango, pero crecí escuchando la música de Gardel.
-Más allá de sus diferencias o similitudes, todos estos autores o intérpretes son populares, al igual que esta selección de canciones, ¿Fue una de las premisas?
-Al principio iba a tener canciones de otros compositores y también canciones mías, iba a estar balanceado. Pero cuando agregué la canción de Los Beatles ("Mother Nature's Son") pasó algo. Me di cuenta que el disco tenía que tener temas que estén a la par de ése, o sea, que sean grandes canciones. Y sentía que era productivo que las conociera la gente, siempre que sean canciones que me gustaran mucho a mí y que tuvieran que ver con la idea del disco. Porque yo quería que cualquier persona que escuche el disco enseguida reconozca la canción. Y que le guste aunque no tenga letra y aunque la melodía esté tocada por el bajo. Entonces, no fue planeado, se fue dando. Son todos compositores que tienen que ver conmigo de alguna manera. Por ejemplo, escuché mucho a Ivan Lins, pero de los que están en la lista capaz no escuché ni cerca de lo que escuché a Jobim. En el caso de Spinetta, no había pensado un tema suyo, porque si bien lo idolatro a la máxima potencia son temas que son como medio imposibles de tocar, son muy complejos. Y mostrándole a un amigo mío argentino unos temas viejos de Spinetta en vivo de repente saltó un video de "Muchacha ojos de papel", en el show de Las Bandas Eternas, y ahí me hizo el clic. Agarré el bajo corriendo y toqué la melodía arriba y dije: "¡Ta, perfecto, este va con el disco!". No es que pensé en el "tema más famoso de Spinetta", sino que se dio así, espontáneamente.
-¿Y cómo fue el trabajo con los arreglos y el abordaje de estas canciones con el bajo?
-Cuando me di cuenta que el disco iba a ser con versiones de otros artistas, empecé a pensar y a buscar canciones. Entonces, me imaginaba si era posible trasladarlas. Una de las cosas fundamentales que descubrí es que era muy importante que la canción estuviera en el tono original, porque ya no hay letra y en vez de haber una voz hay un bajo. Entonces, hay ciertas canciones que no entran en el registro de la voz, que tenía que cambiar el tono; entonces a esas no las incluí. Después, me di cuenta que me faltaba una canción que se moviera un poco más, que no fuera una balada, y ahí apareció la de Los Shakers, “Rompan todo”. Pero no podía tener batería, porque sino a iba a quedar un rock y el disco va por otro lado. Y le encontré la vuelta ahí con el candombe.