El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, se negó a ir a responder las denuncias recibidas por la Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) acerca de presuntas irregularidades en la negociación de vacunas contra la covid-19 por parte de su gobierno. El presidente de extrema derecha no se anduvo con pelos en la lengua,
"¿Saben cuál es mi respuesta? Me cago, me cago en la CPI. No voy a responder nada", dijo Bolsonaro durante su transmisión semanal a través de redes sociales. La CPI hizo un pedido para que el mandatario vaya a responder a las denuncias sobre un intento de comprar a precios elevados la vacuna Covaxin, de origen indio.
"No voy a responder a ese tipo de gente en hipótesis alguna, ellos no están preocupados por la verdad y sí por desgastar al gobierno", añadió Bolsonaro.
Covaxin se convirtió en el centro de atención en el mundo político brasileño, luego de la denuncia que el diputado Luis Miranda y su hermano, Luis Ricardo Miranda, hicieron ante la CPI de Covid-19 sobre las negociaciones para la compra de la vacuna india. A esto se suma la cuestión de que si Bolsonaro ignoró las alertas sobre las presuntas irregularidades en la negociación.
A esto se suma otra denuncia. A fines de junio el empresario Luis Paulo Dominguetti, representante de Davati Medical Supply, contó que en febrero había recibido un pedido de un dólar por dosis para concretar un contrato por 400 millones de dosis de AstraZeneca. "Quien quiera vender vacunas al Ministerio, lo tiene que hacer de esta manera", habría sido las palabras de su interlocutor, el director de Logística del Ministerio de Salud, Roberto Ferreira Dias.
El funcionario habría argumentado que la coima era para pagarle a un grupo "dentro del Gobierno". Ferreira Dias fue cesanteado de su cargo, pero el escándalo no hace más que crecer y se acrecientan los pedidos para que Bolsonaro sea sometido a juicio político.