El análisis de la recuperación de los puestos de trabajo perdidos durante la crisis económica en 2020 abre un nuevo desafío para el Ejecutivo. Es que, a pesar de que en el primer trimestre de 2021 se alcanzó el nivel de empleo prepandemia, la recuperación fue heterogénea: muchas actividades ya superaron niveles previos a la pandemia, y muchas otras no. El sector más afectado es el trabajo doméstico, que recuperó apenas el 18 por ciento de los más de 500 mil puestos de trabajo perdidos.
El dato preocupa porque trabajo doméstico es sinónimo de población vulnerable y mayormente femenina (el 17 por ciento de las mujeres que tenía un empleo era trabajadora de casas particulares antes de la pandemia). La sanción del Régimen Especial de Contrato de Trabajo para el Personal de Casas Particulares en 2013 representó un avance en el mejoramiento de las condiciones laborales en el sector. Pero estos resultados que analizó la Universidad de San Martín (Unsam) en el informe "Una recuperación con los varones adentro" dan lugar a repensar una segunda generación de políticas para afrontar las urgencias que sobrevinieron con la pandemia y las dificultades estructurales que el trabajo en casas particulares no había logrado resolver incluso previo a la emergencia sanitaria.
La recuperación
El primer semestre de 2020 se caracterizó por un proceso intenso de destrucción de empleo, con caídas del 20 por ciento en la cantidad de ocupados de actividades primarias, la construcción, el comercio, el sector de hoteles y restaurantes, el trabajo doméstico y los servicios comunitarios. Durante la segunda mitad de 2020 y a la par de la recuperación económica, la mayoría de las actividades fueron recuperando los niveles de empleo llegando al primer trimestre de 2021 con la misma cantidad de trabajadores ocupados que se registraban al inicio de la pandemia, 19 millones.
Sin embargo, algunos sectores como salud, industria y actividad financiera superaron los niveles previos a la pandemia, otros como el comercio se encuentran relativamente cerca de hacerlo y, un tercer grupo se encuentra muy rezagado. El trabajo doméstico recuperó tan solo el 18 por ciento de los más de 500 mil puestos de trabajo perdidos y luego el de hoteles y restaurantes, que recuperó el 30 por ciento de los más de 300 mil perdidos.
El trabajo doméstico se constituyó como la actividad que muestra la mayor destrucción de empleo. Durante el primer trimestre de 2021 se registraron 433 mil ocupadas menos que durante el mismo período del año previo. El valor está cerca de duplicar al del sector de hoteles y restaurantes, segunda actividad más afectada, en donde se registraron 241 mil ocupados menos que en 2020.
De acuerdo al informe elaborado por Idaes-Undam, la magnitud de la destrucción de empleo en el sector doméstico puede explicarse a partir de la combinación de dos factores. El primero tiene que ver con el alto nivel de vulnerabilidad, sobre todo por los niveles de informalidad de la actividad que facilitan el despido en tanto los empleadores no deben pagar indemnización ni cumplir los requisitos fijados por la ley. La tasa de empleo no registrado de dicha actividad era del 75 por ciento, muy por encima del 35 por ciento que promedia el conjunto de los sectores.
Sobre este déficit estructural se montan los efectos de la crisis económica y sanitaria: "En el contexto de pandemia, la profunda caída del empleo en el sector doméstico puede explicarse a partir de las mayores dificultades que tuvieron los empleadores para sostener el pago de salarios debido al deterioro de sus ingresos. A su vez, el trabajo en casas particulares es una actividad con cierta exposición al riesgo de contagio, lo cual pudo haber incentivado a muchos empleadores a prescindir de las trabajadoras. Y la posibilidad de trabajar. Desde sus casas vía teletrabajo también pudo haber convencido a ciertos empleadores de que en esas circunstancias no precisaban contratar servicio doméstico", explica el informe de la Unsam.
"Shecession"
Esta situación que agranda la brecha de desigualdad entre hombres y mujeres no es particular de Argentina. El año pasado en Estados Unidos bautizaron a la crisis laboral como una “shecession” por la combinación de las palabras “she” y “recession”. Allí también la pandemia afectó con mayor intensidad la situación laboral de las mujeres porque, por un lado, una parte importante de las actividades más golpeadas tiene una alta participación femenina. Y a su vez, las mujeres fueron quienes se hicieron cargo de satisfacer la mayor necesidad de tareas de cuidado que se originó por el cierre de escuelas y centros de cuidado durante el confinamiento, lo cual les dificultó la posibilidad de trabajar.
La pérdida de empleo en el trabajo doméstico tuvo un impacto negativo en todo el mundo y particularmente en Latinoamérica, sobre todo por los altos niveles de informalidad que caracterizan a la actividad. La Unsam resaltó algunos datos publicados por la OIT: entre el último trimestre de 2019 y el segundo de 2020, en plena crisis, en Perú hubo 72 por ciento menos de ocupadas en el sector. En Ecuador y Colombia la cifra fue de alrededor del 50 por ciento, en Estados Unidos del 38 y en Argentina del 37 por ciento.