Ir al trabajo, marcar tarjeta, ser productivo y volver a casa. En Monsters at Work la implacable rutina laboral se recibe con una enorme carcajada. La flamante serie de Disney + (ya están disponibles los primeros dos episodios, cada miércoles un nuevo capítulo) retoma el hilo de los acontecimientos con los que culminaba Monsters, Inc. Sulley (John Goodman) y Mike Wazowsky (Billy Crystal) -los descubridores del poder energético de las risas infantiles- fueron promovidos en la compañía que le da nombre a la franquicia y deben rastrear tipos graciosos. Según el productor ejecutivo Bobs Gannaway, una de las claves de la comedia radica en seguir la historia de inmediato. “Por eso suceden muchas historias geniales. Y hacer esto como una serie es fenomenal porque nos permite reencontrarnos sin apuro con viejos amigos y presentar a un nuevo grupo”, dijo el creador de la ficción en una conferencia de prensa virtual con medios internacionales de la que participó Página/12. La misma contó con la presencia de gran parte del elenco original como de los nuevos integrantes (Ben Feldman, Mindy Kaling y Henry Winkler).
Nuevos jefes, viejos conocidos
Si algo ha enseñado esta fábula animada es que las apariencias también engañan en el mundo de los monstruos. Los niños provocaban miedo en seres terroríficos. Detrás de un campeón de sustos habitaba un gigante de buen corazón. Junto a él se adosaba el ciclópeo y minúsculo compañero con sueños de grandeza. La lógica laboral, más allá de los nuevos vientos, se mantenía –y mantiene- implacable. “Salen los asustadores, entran los graciosos”, dice un bicharraco ansioso por mantener la operatividad a tope. Y ahí entra en juego el viejo dúo que, según Crystal, ahora tiene nuevas responsabilidades. Sulley, más pragmático y querendón, debe a controlar el entusiasmo de su amigo y cumplir con las nuevas tareas como CEO de la corporación. “Definitivamente es más divertido reír en lugar de asustar. El corazón de Sulley estaba en eso, quería ser un gran asustador, pero creo que ahora realmente encontró su ritmo”, define el actor que le puso su vozarrón de barítono al “gatito” de pelo celeste y cuerpo de armario. Algunos de los mejores momentos suceden al final de los episodios en los que Mike explica la raíz de la comedia a sus alumnos. “La pasamos genial tratando de ser cómicos cuando, si te ponés a pensar, Mike realmente no es tan gracioso como cree”, asegura Crystal.
Entre los grandes méritos de la saga estuvo el de presentar una pareja con la chispa, fricción y garbo de Bud Abbott y Lou Costello, Dean Martin y Jerry Lewis, Jack Lemmon y Walter Matthau. Sulley y Mike pertenecen a esa clase y Monsters at Work los presenta apenas renovados. “Lo que cambia ahora es que están cosechando risas en el piso de la risa. Ya no es el suelo del susto. Y ahora están a cargo. Solía decirse sobre Laurel y Hardy que eran dos mentes sin un solo pensamiento. Sulley es siempre el más inteligente. Y Mike cree que está a cargo. Y creo que eso es genial”, explica Crystal que no duda en calificar a Wazowsky como el personaje favorito de su largo portfolio. “Cuando salió la primera película, mis nietos realmente no sabían lo que hacía y, francamente, yo también estaba un poco confundido. Y luego, un día, estábamos entrando en un centro comercial y los paparazzi salieron y me tomaron fotos, los chicos se asustaron y tuve que explicarles a qué me dedicaba. La primera película que pudieron ver fue Monsters Inc, porque, ya saben, si les hacía ver Cuando Harry conoció a Sally debía explicarles porqué ella estaba gritando en la tienda de delicatessen. Así que preferí quedarme con Mike. Por esos días los chicos no querían hablar conmigo, llamaban a casa y preguntaban por Mike Wazowsky. “Oh, espera, lo atraparé”. Y tenía que hacer la voz de esta criatura, que esencialmente es la misma que la mía”, se explaya el comediante. La tónica familiar, según ambos protagonistas, es otro de los fuertes del producto “Es un gran lugar para escapar. Es simplemente este maravilloso otro mundo muy imaginativo que existe y, sí, es un gran lugar para escaparse. Como para tomarse unas pequeñas vacaciones”, suma Goodman.
Otros personajes
La nueva trama, sin embargo, no gira en torno a la dupla, se aleja del código del bromance de la original y de la tónica estudiantil de Monsters University. Esta derivación de diez episodios, más bien, parece una versión amable y tontorrona de Tiempos modernos y tiene como protagonista a Tylor Tuskmon (Ben Feldman). Un monstruo joven entusiasta que se graduó con grandes calificaciones –rompió los records de Sulley- cuyo primer día de trabajo es el mismo en el que cambian de prácticas. Tenía todo para convertirse en un temible asustador y acaba termina en el depósito dedicado a las reparaciones. “Las dos películas de Monsters son un ícono para mí, las había visto un millón de veces y nunca esperé estar en algo como esto solo porque no me veo como una voz. Soy un poco... no sé, hago esto, tartamudeo, soy incómodo…un poco neurótico. Y tuve mucha suerte porque aparentemente eso era lo que estaba buscando”, expone el intérprete que pasara por Mad Men y Superstore. Su personaje resulta intimidante y bastante catrasca. Ahí está el final del episodio inicial, cuando la empresa se vuelve un pandemonio por su incapacidad de hacer reír a un niño. Secuencia clave en la que Tuskmon conocerá a los Sulley y Mike en plan de jefes comprensivos. La confección visual de personaje también tuvo sus cambios. En principio era una figura esbelta y muy colorida hasta culminar en un Slenderman violáceo y torpe. “La voz de Ben es atractiva. Cuando hicimos el casting hubo que hacerle cambios a su personaje. Debía ser más grande y lento. El concepto básico era el de comenzar con un graduado temible que fuera alguien con todo el potencial para ser el mejor monstruo de todos los tiempos. Pero si ponemos una voz que da miedo en un monstruo temible no iba a funcionar”, explica Gannaway.
Quienes reciben al personaje con los brazos abiertos son Val Little (Mindy Kaling) y el jefe de la Brigada técnica llamado Fritz (Henry Winkler). La primera es una cosa con flecos a la que se le suma una personalidad “entusiasta, seria y pura”, apunta la actriz y guionista de The Office. “Amo a Val. Normalmente interpreto a sociópatas, así que esto es realmente agradable. Y me encanta visualmente lo linda que es. Creo que su paleta de colores es genial. Estupenda. Me encantan los rosas y los naranjas y va con su naturaleza que es muy optimista”, explica Kaling. El segundo es un molusco narigón festivo y dispuesto a bailar una conga en cualquier momento. “Me encanta ser parte del ensamble. Y además me dejaron cantar e improvisar canciones. Creo que no lo hacía desde que leí la Haftará a mis 13 años”, dice el actor de Barry. En Fritz, vale decir, no está el sello del su personaje más recordado: Fonzie, de Happy Days. ¿O sí? “Bueno, sé que Fonz vigila a Fritz. Es un amigo muy leal y por eso está emocionado. Tiene su televisor listo para meterse en la saga de Monsters, Inc cuando sea necesario. Creo que soy un combo de ambos”, asegura el actor catalogado como hombre más querible del showbizz estadounidense. Gannaway asegura que con los personajes trabajan a ciegas. Desarrollan un boceto y luego lo acoplan a quien les da la voz, como sucedió con Tylor. En el caso de Fritz fue justamente lo contrario. “Se sintió real y acorde al diseño desde el momento que Henry dijo la primera palabra. 'Listo', nos dijimos. Fritz es el corazón y la calidez del team de mantenimiento. Es el centro en ese lugar”.
Materia prima infantil
La continuación seriada de Monsters, Inc. no tendrá la magia, visceralidad y frescura de su hermana mayor. Emotiva antes que sensiblera, disruptiva sin fórceps, con observaciones perspicaces sobre la crianza y el mundo profesional, todo eso fue la película que este año cumple dos décadas. Gannaway y el resto de los responsables, no obstante, tuvieron el buen tino de no continuar con el boceto de lo que hubiera sido “Lost in Scaradise”. En la idea de la secuela, Mike y Sulley quedaban atrapados en el mundo de los humanos tras visitar a Boo durante su cumpleaños. El pecado hubiera sido el de romper el esquema, el pacto y, por sobre todo, la gracia de la propuesta original. El gran chiste de aquel largometraje radicaba en su reflejo desvirtuado de nuestro hábitat. “No vamos al mundo humano más allá de las habitaciones de los niños y lo divertido del mundo de los monstruos es que realmente profundizamos en las reglas. Todos los monstruos creen conocer el mundo humano. Pero solo han aprendido de las habitaciones de los niños y del punto de vista de un niño. Eso es algo que debes tener en cuenta. No son tan conscientes del mundo humano y cómo funciona. Así que cuando nuestros personajes intentan interpretar algo del mundo humano, lo ven desde un punto de vista casi infantil”, dice Gannaway.
La que brilla por su ausencia es la pequeña que ablandaba a Sulley. “Escuché que era contractual”, bromeó Henry Winkler durante el encuentro con la prensa. Bobs Gannaway contó que hubo una buena discusión de lo que significaba dejarla fuera de la serie. “Finalmente estuvimos de acuerdo en que la relación entre Boo y Sulley es tan preciosa y tan maravillosa que decidimos dejar que cada uno hiciera su lectura de cómo continuó esa relación en vez de definirla. Y eso fue muy importante. No es que no amemos a Boo y no queramos volver a verla, pero esa relación fue tan preciosa que queremos dejarlo tal como fue”. Queda el consuelo del encuentro real entre quien le puso la voz a la pequeña de las colitas y John Goodman en medio del proceso de producción.
Al fin de cuentas, sea aquí o en Monstrópolis, los usos y costumbres de las corporaciones, las paranoias sociales, los mitos (“¡los niños son tóxicos!”) y miedos individuales están apenas desfigurados. Ahí está el arribismo de un monstruo que quiere serrucharle el piso a Fritz, la queja burocrática de Roz, los sobreturnos, la competitividad, el destajo y los cursos para sacarle productividad a la comedia. La fábrica, pues, necesita volver a operar. Con Sulley a cargo, Mike como capo cómico, y asustadores muy asustados de quedar desempleados. “Es justo al día siguiente de cuando se detuvo Monsters, Inc., así que no se siente como una secuela ni nada de eso. Simplemente la historia continúa", dice Crystal. "Y creo que eso fue lo que más me gustó de él cuando me reuní con Bobs Gannaway y todo el mundo. ¿A dónde vamos con esto? ¿Qué estamos haciendo? ¡Oh, genial! Podemos hacer esto, esto y esto. Y luego, cuando lo ves en la pantalla, te quedás impresionado. Es genial volver a formar parte de todo esto”, concluye el actor.