Desde San Nicolás
"El campo somos todos", es la idea de sentido común que circula cuando se enuncia al "Campo" como un todo abarcativo sin dueño ni patrón, que representa algo de la argentinidad. El sentido común siempre termina anclando por derecha. Aquí se completa con una frase que se lee en el escenario principal de la Sociedad Rural: "Cultivar el suelo es servir a la Patria". Y con otra idea fuerza sobre la que descansa la oligarquía terrateniente desde la conformación misma de este país: que el trabajo de esa tierra sostiene a todo el resto de la economía productiva, que así planteada sería algo así como el anexo más bien parasitario de ese inicio divino que es de todos, aunque las ganancias sean ajenas. "Pero no todo el campo es lo mismo", advierten los pequeños productores rurales con los que dialogó Página/12. Dicen que son los primeros perjudicados por este mito convenientemente instalado: "no son iguales los intereses de los grandes terratenientes y de los pequeños productores, de los dueños de la tierra y los arrendatarios. Y por eso no pueden ser iguales las políticas que se les destinan", sintetizan.
Algo de esto quedó plasmado en la "protesta del Campo" el 9 de julio en San Nicolás. Fue presentada como "apolítica y apartidaria", fogoneada por el exministro de Agroindustria y latifundista Luis Migue Etchevehere, y coronada con la aparición de Patricia Bullrich a caballo, cual gaucha rosa para la ocasión. Fue organizada por las patronales agropecuarias, con los representantes de la Mesa de Enlace en los discursos de cierre. Fue escenario para las proclamas del ala más ultra de la oposición ("no queremos ser Venezuela", "basta de infektadura", "se robaron las vacunas", "Cristina chorra"). Pero allí se dijo y se simbolizó que el Campo somos todos, "cien por ciento apolíticos y apartidarios".
Cristian Tato Roca vive en el cercano Empalme Villa Constitución y es dirigente de la Federación Agraria filial regional Sur de Santa Fe. Dice que no se sintió representado en un acto que equipara a los pequeños propietarios con los grandes latifundistas. "Fue un acto político donde no hubo ninguna bandera que represente los intereses de los productores de nuestra zona: una ley de arrendamiento, el pago de las compensaciones, la segmentación de productores, créditos para los pequeños productores que no están contenidos por los bancos, tampoco por el Nación, porque después de dos años de sequía, ninguno puede abrir una carpeta", enumera. Según su análisis "el Gobierno se la sirve en bandeja a los sectores concentrados que están sacando las chatas y las banderas en la protesta". Asegura que faltan políticas más firmes para los pequeños productores, que "hay una agenda real que no se está entendiendo".
"Siento que la producción agrícola ganadera tiene que expresar que la cosa va mal para los más chicos, los más débiles del sector, pero no me parece que nos tengamos que juntar como sapos y ranas", sintetiza Fernando Príncipe, productor de Aceval, otra localidad cercana. "Nicolás Pino (el presidente de la Sociedad Rural) a mí no me prepresenta, la Mesa de Enlace no me representa, ¿por qué tengo que escuchar que ahí estuvo 'el campo', si el campo también soy yo y no tengo nada que ver con esa gente?", plantea.
Cuenta que en 2008 estuvo cortando la ruta porque, según su visión, "para el pequeño productor era un atropello la retención a ese nivel", sin hacer mención a la segmentación que se introdujo en la discusión parlamentaria. Para el presente, pide por una ley de arrendamiento que corrija "la escandalosa renta parasitaria que hoy tenemos". También critica el atraso en el mecanismo de devoluciones: "Los chacareros chicos hoy pagamos las mismas retenciones que Etchevehere", asegura. "Hay que cuidar más al productor chico, que es el que hoy tiende a desaparecer", insiste.
Alejandro Masague es un ingeniero agrónomo de Pergamino que dice que no quiso ni ver imágenes por la tele de la protesta "porque me genera dolor de estómago, pero además porque sabía que no iba a ver nada nuevo". "Ahí no hay reclamos por las condiciones que pueda estar atravesando la producción agrícola, eso fue una tribuna política contra este gobierno y contra cualquiera que pueda tener un corte similar", observa.
"Hace mal el autodenominado campo metiéndonos a todos en su misma bolsa y diciendo 'el campo está acá', y hace mal quien piense que se lo puede abordar de una manera homogénea", analiza. "Sería momento de ir hacia adelante con otras producciones, porque para el productor de esta zona hoy es todo trigo, maíz y soja", propone. "Pero cuesta mucho sentarse a discutir, pedir incentivos para ese cambio, cuando lo único que se escucha desde un sector es 'que se vayan estos que están en el Gobierno'".
Oscar Rodríguez también es ingeniero agrónomo y alquila un campo de 200 hectáreas; aclara que fue funcionario del gobierno de Cristina Kirchner --en el Renatea--, participó en la agrupación Canpo (Corriente Agraria Nacional y Popular), ahora en Agrocorriente, y se presenta como "la oveja negra acá en Pergamino". "Da bronca escuchar que piden 'libertad para trabajar', sin siquiera mencionar que hay una pandemia. Pero lo más triste es que esta fue la única actividad productiva que no se cortó en todo el aislamiento. Nunca dejamos de de sembrar, de cosechar, ni de comercializar. Y otras actividades sí cortaron, pero hubo una decisión de que esto sea prioritario", repasa el último año y medio.