No se discute el peso en la historia que tuvo la esclavitud, el genocidio a lxs judíxs, el exterminio a los pueblos originarios o las persecuciones políticas durante las dictaduras. Sin embargo, al día de hoy no se pone en el mismo rango a la caza de homosexuales. Tal vez porque no es solo parte de la historia, forma parte del presente: en Chechenia existe un sistema de hostigamiento y tortura al colectivo LGBTIQ. La República de Chechenia se fundó el 11 de enero de 1991 y está ubicada en el centro del Cáucaso Norte; tiene una población de 1.370.686 habitantes que son, en su mayoría, musulmanes. Los ríos más importantes que dibujan postales turísticas son el Térek, el Sunzha y el Argún, pero ningún mapa marca las prisiones donde gays, lesbianas y personas trans son mutiladas, y a veces incluso asesinadas. Bienvenidos a Chechenia (Welcome to Chechnya), el documental dirigido por el cineasta y periodista de investigación estadounidense gay David France (The Death and Life of Marsha P. Johnson y How to Survive a Plague), se ocupa de hacer ese trabajo: revela la sádica ejecución del plan que lleva adelante desde hace cinco años Ramzan Kadýrov; nombrado Presidente de Chechenia por Putín en 2007.
Kadýrov se muestra en Instagram entrenando junto a otros luchadores en el gimnasio, levantando enormes pesas, exhibiendo su fortaleza física. Esa fortaleza y supuesta hombría que deben tener los chechenos. Él y su gente dicen abiertamente que están limpiando la República. El diario ruso Nóvaya Gazet publicó testimonios de víctimas que denuncian la existencia de campos de concentración para homosexuales en Chechenia. El Presidente de la región negó dicha información explicando que es imposible que en Chechenia haya campos de concentración para gays debido a que no existen gays en Chechenia.
En el invierno de 2017 hubo una redada por drogas y cuando un policía tomó el celular de un detenido encontró fotografías “homosexuales explícitas”. Ese fue el comienzo del horror. Luego de golpearlo por horas lo obligaron a entregar a diez personas, y cada una de esas nuevas personas detenidas debieron entregar diez más. Tras ser torturadas fueron devueltas a sus respectivas familias a quienes se les aconsejó que las mataran. “Es una desgracia ser homosexual en Chechenia. Como familia enterarse que un integrante es gay es una vergüenza tan grande que solo puede perdonarse con sangre”, cuenta a cámara David Isteev: coordinador de respuestas de The Russian LGBT Network. Una organización que se encarga de rescatar a gays, lesbianas y personas trans del peligro que supone vivir en Chechenia.
“¿Podría algo habernos preparado para lo sucedido en Chechenia en 2017? ¿Y para lo que sucedió después?”, se pregunta David. Su número de teléfono circula de boca en boca, y tras la tormenta de mensajes desesperados que le rogaban ayuda creó junto a una red de activistas un refugio secreto en Moscú. Olga Baranova es la directora de ese centro comunitario que recibe alrededor de 25 personas por mes. Quienes llegan viven una o dos semanas hasta que sus visas son aprobadas y logran salir de Rusia. “Cuando todo esto comenzó entendimos que era una catástrofe donde no se trataba de salvar a dos o tres sino a cientos de personas. Teníamos que esconderlos porque los estaban cazando”, relata Olga en el documental. En estos años realizaron protocolos estrictos de seguridad, encontraron reubicaciones de emergencia y consiguieron unir a todas las organizaciones LGBT existentes en el mundo con el fin de evacuar gente del país. La red se completa con esxs socixs extranjerxs que ayudan logística y económicamente.
La vida de quienes integran The Russian LGBT Network eran muy distintas antes de 2017: David era periodista y dirigía programas para personas transgénero. En la organización trabajan desde fotógrafos hasta músicos; un profesor de ruso se convirtió en el coordinador de evacuación. “Ningunx de ellxs tenía experiencia en buscar formas secretas de sacar gente del país, darles refugio y tramitar visas”, explica David. En los 107 minutos de película conocemos distintas historias de las personas rescatadas: las víctimas hablan a cámara pidiendo que distorsionen su voz y no se vean las caras por miedo a ser descubiertos. El documental utiliza un sutil filtro sobre algunos rostros para impedir que la búsqueda biométrica pueda reconocerlos. Cuando las personas LGBTIQ llegan al refugio en Moscú eligen un nombre distinto al que informa sus documentos para estar más segurxs. Un chico de 30 años que fue torturado con descargas eléctricas escoge “Grisha”. “Es como si hubiera nacido con ese nombre”, le dice a su novio emocionado al reencontrarse tras un año de no verse.
Bienvenidos a Chechenia comienza con el llamado telefónico de Anya: una chica lesbiana de 21 años, familiar de un integrante del gobierno checheno, que les pide ayuda para escapar. Su tío descubre que es homosexual y la obliga a tener sexo con él a cambio de guardar silencio. Ese caso atraviesa toda la película y funciona como ejemplo para exponer la inteligente y compleja estrategia que utiliza la red para rescatar a las personas LGBTIQ de Chechenia. Pero el caso de Anya no es uno más: es mucho más peligroso para las lesbianas huir de la región porque las mujeres no pueden trasladarse solas. Es por eso que David y Olga deben ir a buscarla, escoltadxs por la cámara del director de Bienvenidos a Chechenia. Captando y logrando transmitir cómo lxs activistas arriesgan sus vidas cada vez que salvan a alguien. Bienvenidos a Chechenia es una película urgente y devastadora que expone los registros en video de la pesadilla que relatan las víctimas. Una realidad que sigue sucediendo.
Bienvenidos a Chechenia está disponible en Mubi