El pasado 27 de junio fue un día histórico para el beach volley. Argentina logró clasificarse por primera vez en ambas ramas a los Juegos Olímpicos, después de un año en el que los atletas sufrieron complicaciones durante los viajes y en el que tuvieron operaciones de por medio.
Fernanda Pereyra empezó a ser parte de la Selección Argentina en 2018. Actualmente vive en Mar del Plata, donde se entrena con Ana Gallay, quien estará por tercera vez consecutiva en los Juegos Olímpicos: “Anita tiene mucha experiencia y eso nos ayudó mucho como dupla para arrancar y resolver problemas que se dan dentro del juego. Yo los primeros años no tenía herramientas. Trabajamos mucho con el psicólogo y el entrenador para poder encontrar el equilibrio”.
Julián Azaad, oriundo de Entre Ríos, fue citado a los 19 años para el seleccionado. Hoy en día vive en Rosario y juega con Nicolás Capogrosso: “La relación con Nico fue una construcción. Uno aprende y sobrelleva distintas situaciones con el objetivo de mejorar, pero la prioridad siempre es que el equipo funcione bien. Coincidimos muchísimo en las metas que nos planteamos y eso hace que logremos mejorar cualquier aspecto que sea necesario”.
La Continental Cup, que daba el pasaje a los Juegos Olímpicos para el país ganador, se desarrolló entre el 25 y 27 de junio, en Paraguay en la rama femenina y en Chile en la masculina. La instancia de clasificación fue diferente porque se jugó por equipos. ¿Qué quiere decir esto? Fueron dos parejas por país las que compitieron en una serie al mejor de cinco partidos, en los que Argentina derrotó en la final a Venezuela en ambas ramas. Azaad y Capogrosso son los atletas que viajarán a Tokio, mientras que Gallay y Pereyra son las deportistas que estarán desde el viernes 23 de julio en el Parque Shiokaze. ¿Por qué? Si bien el logro fue en conjunto gracias a la participación de las duplas número dos formadas por Leandro Aveiro y Bautista Amieva, Cecilia Peralta y Brenda Churín, los cuatro voleibolistas que serán parte de la máxima cita deportiva son los que hicieron todo el ciclo olímpico que incluyó medallas de bronce para los varones y de plata para las mujeres en los Juegos Panamericanos de Lima 2019.
Con respecto a esto, el entrerriano afirmó: “Los chicos ya sabían que si clasificábamos a Tokio viajábamos nosotros. La preparación fue como equipo y ellos asumieron un compromiso increíble. Fue admirable, lo dieron todo, jugaron un nivel impresionante”.
Al recordar el momento del último punto, Azaad sostuvo: “Fue una descarga, veníamos muy tensionados los últimos quince días porque llegábamos con la chapa de candidatos y lo teníamos que demostrar. Fue una mezcla de alegría, tranquilidad y sueño cumplido”.
El camino no fue fácil para ninguno de estos deportistas. En agosto del año pasado Gallay y Pereyra decidieron operarse del hombro el mismo día. Sabían que podían aprovechar el tiempo de recuperación gracias a que no había competencias por la pandemia. “Tenía un slap en el hombro (Ndr: lesión que puede generar debilidad y rigidez en la articulación) y lo tenía inestable. Me estaba entrenando pero sabía que en cualquier momento me podía quedar mucho tiempo sin jugar”, contó la sanjuanina.
Gallay, en cambio, sufrió una luxación en la tercera semana en la que volvieron a la actividad y también tuvo que pasar por una cirugía con el doctor Gómez González en San Nicolás.
“Nos arriesgamos. Ana tuvo dolor hace un par de meses, pero hizo una recuperación con un especialista en Rosario. Nos operamos un jueves y el lunes estábamos en el gimnasio”, comentó la deportista que compartirá la delegación argentina con su hermano Federico, jugador de vóley indoor.
Azaad y Capogrosso también sufrieron otro tipo de complicación. Desde el lunes 28 de junio se restringió la cantidad de personas que ingresa al país por vía aérea con el objetivo de contener a la variante Delta del coronavirus. Ese mismo día la dupla argentina quedó varada en Chile, donde había conseguido la clasificación y tampoco podía regresar por vía terrestre, ya que solo se realizaban excepciones por causas humanitarias. Después de tres días, entre el Ministerio de Salud y la Dirección Nacional de Migraciones autorizaron el cruce mediante el Paso Internacional Cristo Redentor, con ciertos requisitos de cumplimiento de protocolo sanitario a toda la delegación que había estado en la Continental Cup. Azaad prefirió no referirse al tema por un acuerdo con el equipo y así sólo poner la mente en los Juegos Olímpicos que se aproximan.
Durante la pandemia, la pareja femenina también tuvo problemas para viajar a la final del sudamericano. “A las 4 de la mañana nos pasaban a buscar por Ezeiza y a las 12 de la noche salió un DNU y nos dijeron que no volábamos. Tenían miedo de que no pudiéramos volver pero nos quisimos ir igual. La realidad es que sin el Enard nosotras no podríamos salir a jugar a ningún lado. Es nuestro apoyo 100 por ciento y te da una estructura que no te da nadie”, sostuvo Pereyra.
El modo de disputa en Tokio será un tanto complejo: son seis zonas de cuatro equipos en los que clasifican a octavos de final los dos primeros, los dos mejores terceros y los dos restantes salen de un repechaje entre los otros cuatro que queden en tercer lugar.
El viernes 9 de julio ambos equipos viajaron a Lorca, España, en donde hay un centro de alto rendimiento. Allí realizarán la preparación previa para alivianar la diferencia horaria y de a poco acostumbrarse al calor con el que competirán en la capital nipona desde el 23 de este mes.
Los Juegos de la Pandemia y los objetivos
La atleta sanjuanina no cree que la pandemia les haya afectado a nivel deportivo: “Como argentinos estamos acostumbrados a resolver problemas a último momento y a ver qué es lo que podés hacer con lo que tenés. Uno cuando está adentro de la cancha se olvida de todo. Tenemos que trabajar lo psicológico, tener esa tranquilidad y plasmarlo en nuestro juego. Me encantaría poder avanzar una ronda más que porque nunca se logró en mujeres. Y quién te dice dos”.
El deportista entrerriano va paso a paso, pero tiene algo muy claro: “El objetivo es pensar en el primer partido, pero nos preparamos para ganar una medalla. Entendemos que es muy difícil pero trabajamos para eso”.
En relación con el coronavirus tampoco cree que les haya afectado en lo deportivo pero sí a otro nivel: “Nos estamos cuidando muchísimo por la cantidad de hisopados previos. Esa parte es estresante, no haber podido compartir con nuestras familias la clasificación. En otro contexto hubiera sido más agradable, pero trato de no pensar mucho en eso y seguir adelante”.
Ambos vivieron un ciclo olímpico, ambos sufrieron dificultades y las sortearon como están acostumbrados los atletas argentinos en el contexto que sea. Por primera vez nuestro país tendrá una pareja por rama, entre las mejores 24 del mundo. Como confiesa Pereyra: “Con todo lo que nos esforzamos para estar ahí, sólo hay que relajarse y disfrutar”.