Como una obsesión recurrente, una manía que lo obliga a caminar en círculos para volver al punto de partida, a tres décadas del estreno de JFK, una de sus películas más exitosas y polémicas, el cineasta Oliver Stone presentó este lunes en el Festival de Cannes un nuevo trabajo en el que vuelve a abordar el asesinato de John Fitzgerald Kennedy. Pero esta vez lo hace afirmándose en el género documental puro y duro, bien lejos de la recreación ficcionalizada que en 1991 le valió la obtención de dos premios Oscar, de un total de ocho nominaciones. Se trata de JFK Revisited: Through the Looking Glass ("JFK revisado: A través del espejo"), en cuyas casi dos horas de duración Stone se mete de cabeza en el abismo de los documentos oficiales desclasificados en 2013, 50 años después de la traumática muerte del presidente de los Estados Unidos.
Ya desde el título, una cita directa a la obra del escritor británico Lewis Carroll Alicia a través del espejo (o Through the Looking-Glass, en el original), Stone busca dar cuenta de la duplicidad y el absurdo que rodean al emblemático magnicidio. Presentado en la sección Cannes Première, JFK Revisited es para él un obligado ejercicio de memoria. Una tarea auto impuesta tras constatar que, medio siglo después, los medios de comunicación seguían aferrándose a la historia oficial, eludiendo con su llamativo silencio la evidencia contradictoria que, como mínimo, debería dejar espacio para más de una duda. Cansados de escuchar las citas recurrentes al voluminoso y cuestionado informe de la Comisión Warren, Stone y su productor Rob Wilson decidieron encarar un examen minucioso de los documentos desclasificados y volvieron a contactar con muchas de las personas involucradas en el caso de forma directa.
El documental, narrado por Whoopi Goldberg y Donald Sutherland y cuya duración original duplicaba las dos horas del corte final, no hace revelaciones acerca de quién mató a Kennedy. Por el contrario, su intención parece ser la de volver a exponer el laberinto de ocultamiento y burocracia construido en torno al crimen para evitar su definitivo esclarecimiento. En ese sentido y a pesar de los nuevos aportes, la tesis de su trabajo más reciente no se aparta de lo que ya había dejado planteado con contundencia en su película de 1991. JFK Revisited profundiza en las inconsistencias surgidas en torno a la autopsia del presidente asesinado y en los supuestos vínculos de la CIA con Lee Harvey Oswald, sospechoso principal del caso.
Ante el estreno de JFK Revisited, en su país medios como la revista Hollywood Reporter, órgano emblemático de la industria cinematográfica estadounidense, se preguntan si en la actualidad alguien se puede tomar en serio a un director de izquierda como Stone. Ante eso, el propio director parece responder desde una entrevista publicada por Deadline, otro sitio dedicado a cubrir la actualidad hollywoodense. Consultado acerca de qué pasará con el caso Kennedy más allá del estreno de su segunda película sobre el tema, Stone se escuda en el valor de los documentos “Lo único que te queda, además de la memoria de la gente, son los documentos finales”, dice. “Trump prometió publicarlos a todos”, pero “a las pocas horas cambió de opinión”, sigue. “Este documental es el mejor resumen de este caso y todavía no tenemos todos los documentos”.
El director admite también que JFK Revisited viene a afirmar algunos argumentos que mucha gente cuestionó cuando estrenó su ficción en 1991. “Es fácil atacar una dramatización”, dice Stone, porque en ellas “es necesario tomarse alguna licencia dramática”. En cambio, tener la posibilidad de revalidar y ampliar lo dicho a través de los recursos del documental le resulta tranquilizador. “Mi conciencia se siente mejor”, admitió a Deadline el controvertido y cuestionado cineasta. También confesó que desde la muerte de Kennedy siente que su país “no ha sido el mismo”. “Las agencias de inteligencia y los militares se hicieron cargo de la dirección del gobierno en las cuestiones de gran dinero, como la seguridad nacional y la estrategia. Desde entonces, todos los presidentes vieron limitada su capacidad de realizar cambios significativos”, concluyó.