De cara a la segunda mitad del año, y cuando 19 jurisdicciones ya iniciaron el receso escolar, el debate sobre cómo será la promoción y los modos de acreditación de los contenidos, en otro año cruzado por la virtualidad, se impone por calendario. Mientras los equipos técnicos acercan posiciones y se define la fecha para la próxima reunión del Consejo Federal de Educación (será entre esta semana y la próxima), la Ciudad de Buenos Aires "se corta sola" y sale a anunciar por los medios que planea "retomar el esquema habitual" y "no extender el concepto de unidad pedagógica", con lo cual los estudiantes de secundaria que no alcancen a incorporar los contenidos para pasar de nivel, repetirán el año. "No vamos a discutir estos temas tan sensibles por los medios, para eso estamos trabajando para construir consenso. Desde ya, no va haber promoción escolar automática, como no la hubo el año pasado. Pero tenemos que garantizar a realidades diversas, soluciones diversas", dice el ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta, a Página/12.
"No puede haber una solución única para aprendizajes tan diversos y presencialidad tan dispar", plantea Trotta. Y adelanta que, entre otras posibilidades que están analizando los equipos técnicos de Consejo Federal de Educación, está la de la extensión del ciclo lectivo para las y los estudiantes de los últimos años de primaria y secundaria, "como una manera de fortalecer la trayectoria educativa tras la alternancia entre presencialidad y no presencialidad".
"Pensamos en una experiencia como la de Santa Fe, donde quienes terminaban primaria o secundaria cursaron durante el mes de febrero. O de jurisdicciones donde el último año del secundaria se extendió hasta el 30 de abril", ejemplifica el ministro. Y visualiza un panorama diferente para 2022, "cuando, siempre de acuerdo a las condiciones sanitarias, podamos recuperar la presencialidad absoluta, y hayamos avanzado sobre la vacunación ya no solo en docentes, también en estudiantes".
La Ciudad, contra la promoción acompañada en secundaria
La subsecretaria de Coordinación Pedagógica y Equidad Educativa del Ministerio de Educación porteño, Lucía Feced, fue quien salió a anunciar ayer que más allá de que la situación es excepcional y que "se considerarán los recorridos pedagógicos de cada estudiante", "la idea es volver al régimen habitual de la secundaria, sin promoción acompañada". "Por eso es importante la asistencia de los chicos a la escuela", subrayó.
"Las distintas instancias de evaluación confirman que estamos en una situación de aprendizajes mucho más heterogéneos; siempre lo han sido, pero se agudizó a partir de la pandemia, por múltiples variables, no solo socioeconómica. Hay niños, niñas y adolescentes que van a poder promocionar casi sin impacto de la pandemia, mientras que otros han tenido más debilitado el vínculo con la escuela, que son los que hoy están en el actividades de acompañamiento. Entre toda la excepcionalidad que trajo la pandemia, está esta que no podemos dejar de considerar. Por eso digo que una solución uniforme no es viable", analiza el ministro.
A pesar del antecedente de la judicialización de la presencialidad en la Ciudad, de que otros distritos como Mendoza y Córdoba también tomaron decisiones en contrario de lo resuelto por el Consejo Federal de Educación, y del reciente anuncio desde Ciudad como decisión tomada, Trotta describe un trabajo previo en el que, asegura, será posible llegar a consensos. "Quienes defendemos la educación tenemos que ser muy responsables. Para nosotros el ámbito institucional es el Consejo Federal de Educación, y a pesar de estas políticas que no compartimos vamos a seguir apostando a una mirada común".
El doloroso agujero de la deserción
Con un 80 por ciento del país con presencialidad hasta la semana pasada, según las cifras que manejan en la cartera de Educación, y un inicio de ciclo lectivo previo a la segunda ola que definen como "el más robusto de América Latina en cuanto a presencialidad", el gran y doloroso agujero que deja la experiencia de pandemia es el de los pibes y pibas que quedaron sin vínculo alguno con la escuela, con el aumento en la deserción escolar como problema concreto.
"El año pasado fuimos de los primeros que llevamos adelante una evaluación de la continuidad pedagógica, así pudimos saber que casi un diez por ciento de los estudiantes tuvieron bajo o nulo vínculo con la escuela. Y actuamos sobre eso, con distintas incitativas como el programa Acompañar, o el ATR en la provincia de Buenos Aires, donde se fue a buscar casa por casa a esos estudiantes", repasa Trotta. "Y eso rindió sus frutos: Unicef está presentando datos que reflejan un regreso masivo de esos estudiantes a la presencialidad en 2021, eso habla de un compromiso enorme del sistema educativo de los docentes. Y de la posibilidad de encontrar soluciones diversas y consensuadas, que es lo que vamos a seguir haciendo".