Ruili, una pequeña ciudad china, fronteriza con Birmania, instaló un polémico sistema de vigilancia con cámaras de reconocimiento facial para controlar los movimientos de los residentes y así controlar su cuarto brote de Covid-19.
“Instalamos elementos de seguridad digital como cámaras de reconocimiento facial, cerraduras de puertas y barreras en las carreteras en áreas clave que incluyen centros de transporte, complejos residenciales, mercados de productos agrícolas y supermercados. Todos los que entran y salen deben tener su código y su rostro escaneado para aprobar”, anunciaron en un comunicado de prensa.
El uso de esta tecnología y la omnipresencia de la vigilancia en China genera críticas por parte de grupos de derechos humanos que consideran que invade la vida privada de los ciudadanos.
Si bien las nuevas tecnologías son útiles en la lucha contra el coronavirus, como la puesta en marcha -desde principios de 2020- de las aplicaciones móviles de seguimiento, las autoridades nunca habían informado oficialmente del uso de las cámaras de reconocimiento facial, que según afirmaron se usan para controlar movimientos y el estado de salud de la gente, cuando entran o salen de ciertas zonas de una ciudad.
¿Cómo funciona?
Con el nuevo dispositivo, cualquier persona que quiera entrar o salir de un área residencial, supermercado o de cualquier otra zona muy frecuentada de Ruili tendrá que dejar que su rostro sea escaneado por una cámara, indicaron las autoridades.
Los datos están asociados a un código QR único que permitirá vigilar de manera automática los desplazamientos de una persona. Los dispositivos de reconocimiento facial, que gestionan las autoridades locales, también son capaces de tomar la temperatura de las personas.
China notificó este martes 29 nuevos casos por Covid, incluidos 27 de los llamados "importados", es decir, debido a personas que vienen del extranjero y se encuentran en cuarentena en un hospital.