El primer paso fue en 2007. En ese año Quentin Tarantino compró el New Beverly Cinema de Los Angeles, que está en funcionamiento. El segundo paso es ahora: el realizador de Pulp Fiction anunció la adquisición del legendario cine Vista de la misma ciudad. “Voy a anunciar algo que la gente todavía no sabe: compré Vista”, dijo Tarantino en un podcast emitido días atrás. El realizador, que participa en forma personal de la programación de la primera de esas salas -algo que, se supone, también sucederá en el Vista- aseguró: “Mientras esté vivo y mientras sea rico, ambos cines proyectarán, siempre que sea posible, sólo películas en celuloide”. Según Tarantino, la fecha para la reinauguración del Vista es “alrededor de navidad”.
Mientras que en el New Beverly el nativo de Knoxville programa sólo ciclos de revisión, con copias en 35 y a veces en 16 mm, el Vista repartirá su cartelera entre films de revisión y estrenos. “No será como el New Beverly”, aclaró Quentin. “El Beverly tiene su propia vibra, el Vista será la joya de la corona”. El New Beverly es una sala pequeña, que funciona desde fines de los '70 como cine de arte y ensayo. En 2004 Tarantino se constituyó en “benefactor” (sponsor) de la sala y terminó comprándola tres años más tarde, cuando el cine corría riesgo de demolición. En 2014 tomó definitivamente la programación en sus manos.
A diferencia del pequeño y marginal New Beverly, el Vista, ubicado en Sunset Drive 4473, en la zona de Los Feliz, es uno de los últimos “palacios” de los años '20. Conserva su estructura original y su única gran pantalla. La capacidad original de 838 espectadores se redujo más tarde a 400, al mejorar las condiciones de confortabilidad. El Vista y el Beverly tienen algo en común: en distintos momentos ambas se reconvirtieron en cines porno. El Beverly en los '70 y el Vista desde los '80 hasta comienzos de este siglo. Tarantino había incluido al Vista en el guion de Escape salvaje: es allí donde los personajes de Christian Slater y Patricia Arquette se conocen.
Ambas salas debieron cerrar en marzo de 2020, como parte de las medidas de prevención anti-Covid. Una vez que se levantaron las medidas, el Vista ya no reabrió, y permanece cerrado. Otra fue la historia del New Beverly. Como escrita de propia mano por el realizador de Los 8 más odiados, en mayo pasado su marquesina anunciaba con orgullo: "Reapertura el 1º de junio de 2021, porque nos encanta pasar películas". Ese día agotaron todas las entradas. Ubicado en un edificio erigido en 1920, lo que a larga sería el Beverly funcionó sucesivamente como dulcería, cervecería, centro comunitario judío y club nocturno. Tuvo también su período de espectáculos de varieté. Allí se presentó, a fines de los '40, el dúo integrado por Dean Martin y Jerry Lewis.
Programación de autor
El Beverly se reconvirtió como sala de cine en los años '50. Primero se llamó New Yorker Theatre, luego Europa, más tarde Eros y finalmente adoptó su nombre actual, funcionando como sala de arte y ensayo. Inauguró sus funciones en 1978, con un doble programa integrado por Un tranvía llamado deseo y Último tango en París. El formato de programas dobles continúa hasta el día de hoy. Lo del Beverly no es moco de pavo: se trata de la única sala de cine de su tipo que sobrevive en Los Ángeles. Lo cual acentúa la importancia histórica de que Tarantino la haya mantenido en pie. A partir de 2014 el cineasta de Tennessee programó cine de terror los viernes a la madrugada con el nombre de “Freaky Fridays”, los lunes las “Monday Matinées”, matinées infantiles los fines de semana y todos los días los “Clásicos de la tarde”. Todo ello manteniendo el perfil indie que siempre tuvo la sala.
Tarantino sostuvo en cartel durante dos meses una retrospectiva de Shaw Bros, la compañía que estuvo detrás del cine de acción hongkonés desde los años '60 hasta los '80, y puso en pantalla ciclos con su sello como el dedicado a la “Ozploitation” (cine de explotación australiana), la “Meeker Mania” (una celebración de las películas protagonizadas por el duro hollywoodense Ralph Meeker) y homenajes a Glenn Ford, John Cassavettes (¡sólo como actor!) y el realizador Richard Fleischer. Además, Tarantino dispuso de copias de sus películas para exhibir en el New Beverly, prometiendo que “si querés ver una de ellas en 35mm, cualquier semana del año, hay un lugar al que podés ir”.
Quentin también continuó y amplió los popularísimos martes de Grindhouse, dobles programas de acción a los que había homenajeado en la película homónima, filmada en 2007 junto a su compadre Robert Rodríguez. En ocasión del estreno de Érase una vez en… Hollywood acompañó su presentación colgando en esa sala los afiches de películas que aparecen en la película, accesorios utilizados allí, un corte extendido y las colas de películas antiguas que pueden verse en su último film hasta la fecha. La clase de valores diferenciales que bien podrían pensarse para una sala equivalente en la Argentina.
Muchas de las copias que se proyectan en el Beverly pertenecen a la colección privada del realizador de Perros de la calle. De hecho, Tarantino afirmó en su momento que una de las principales razones por las que quería dirigir el New Beverly era compartir esa colección con el público. “Tengo una enorme cantidad de copias que he estado conservando durante casi 20 años”, dijo. “¡Quiero mostrarlas! Seguiremos pidiendo prestadas copias a los estudios y a otros coleccionistas, pero me gusta la idea de que la base de lo que estamos haciendo sea mi colección personal. Algunos de esas películas son absolutamente asombrosas y quiero que la gente las vea, que las disfrute.”
En la misma emisión en la que anunció la adquisición del cine Vista, Tarantino afirmó que algunas de las grandes cadenas cinematográficas que se vieron obligadas a cerrar debido a la pandemia merecían irse. “Le quitaron todo el carácter especial a las películas”, rabió, antes de profetizar que los cines boutique "realmente prosperarán en este momento". Los cinéfilos esperan que su predicción se cumpla. O que siga comprando salas y arme una cadena propia.