Las cantidades vendidas por los comercios minoristas cayeron 3,8 por ciento en abril frente a igual mes de 2016, con lo que acumulan en el primer cuatrimestre una merma del 3,7 por ciento en la comparación anual, informó ayer CAME. Los mayores retrocesos se verificaron en el rubro de electrodomésticos y artículos electrónicos, joyerías y relojerías y marroquinería. “A pesar de la extensión del Ahora 12 y el regreso de las cuotas sin interés en muchos comercios, el consumo no alcanzó a reactivarse”, dijo la entidad. En tanto, desde el sector textil advirtieron que la importación de productos textiles está en niveles record a pesar del contexto negativo del mercado interno, lo que profundiza la crisis.
“Aunque sobre fin de mes comenzó a notarse algo más de movimiento en el mercado, el consumo se mantuvo tranquilo. Por momentos se notaba más entusiasmo en un público que amagaba con activar su demanda, pero al momento de concretar compras siguieron algunas incertidumbres que lo frenaron. Tampoco ayudó el financiamiento, porque si bien hubo más disponibilidad de cuotas sin interés, muchos clientes quedaron con las tarjetas cargadas tras haber realizado operaciones importantes en un pago en febrero y marzo”. Con esa benevolencia, CAME describió lo que sucedió en el mundo del consumo durante abril, que sumó 16 meses consecutivos de caída. La entidad registró un recambio de autoridades recientemente. Asumió su presidencia Fabián Tarrío, de buena llegada al macrismo.
En abril, todos los minoristas redujeron sus ventas en relación al mismo mes de 2016, cuando ya había caído 6,6 por ciento. La baja de las ventas del segmento de electrodomésticos y artículos electrónicos fue del 4,3 por ciento. “El mayor desplome se produjo en las provincias de fronteras, como Misiones, Formosa, San Juan, Mendoza o zonas de la Patagonia, donde los países vecinos captaron muchas ventas aprovechando los precios más competitivos”, señala el informe de CAME. En el caso de indumentaria, la merma fue del 4,4 por ciento. “Hubo poco público mirando y menos aún comprando. Las ofertas se llevaron toda la atención y la competencia del comercio ilegal restó consumo al formal. Además, las familias evitaron endeudarse con tarjetas para cuidar sus cuentas y eso limitó la adquisición de esos productos”, describe CAME. La baja en el rubro de deportes y artículos recreativos fue del 2,5 por ciento anual, mientras que en el caso de joyerías y relojerías la caída llegó a un 6,2 por ciento y en marroquinería, al 6,1 por ciento.
También se registraron bajas de las ventas en alimentos y bebidas, del 0,5 por ciento. “Las segundas y terceras marcas fueron muy buscadas, y comestibles como pastas secas y arroz, tuvieron mejor demanda que productos frescos como la carne. Donde más se notó la retracción fue en bebidas”, indica el informe. Bazar y regalos cayó 3,5 por ciento; farmacia, un 3,1; ferretería, 4,5; golosinas, 4,9; juguetería y librerías, 3,5; muebles, 5,2, y neumáticos, 4,1 por ciento. El desagregado provincial muestra que en Misiones las ventas minoristas cayeron un 8,3 por ciento; en Entre Ríos, un 5,3, y en Mendoza, un 5,1 por ciento. En Buenos Aires, la caída fue del 2,9 por ciento y en la ciudad de Córdoba, del 3,4 por ciento.
El efecto negativo de la reducción del mercado local por la caída del consumo se profundiza ante la suba de las importaciones de bienes de consumo. En conjunto, determinan buena parte de la crisis de las pymes industriales. En el caso textil, la federación que nuclea a las empresas del rubro advirtió que las importaciones registraron en el primer trimestre un aumento interanual del 81 por ciento en prendas de vestir y del 29 en confecciones.