El 30 de junio de 2018 la Selección Argentina fue eliminada del Mundial de Rusia tras perder 4-3 con Francia. Era el fin formal del ciclo de Jorge Sampaoli. Porque hacía varios partidos que había perdido el control de ese plantel lleno de estrellas. Lionel Scaloni, que formaba parte de aquel equipo de trabajo de la AFA, aceptó ser el nuevo entrenador. Sin experiencia, se creía que iba a durar un suspiro. Pero en este lapso con miras al Mundial de Qatar hizo un trabajo positivo, más allá del título en la Copa América.
Hay varios puntos a resaltar en favor de Scaloni. Uno de ellos es la renovación del plantel. Carece de históricos inamovibles, a excepción de Lionel Messi, Angel Di María y Sergio Agüero. Messi no puede faltar, Di María la rompe en el PSG y también cada vez que entra en la Selección, y el Kun a esta altura se supone que está más como compañero de Messi en el día a día. Franco Armani terminó como arquero del período de Sampaoli a instancias del cuestionado rendimiento de Wilfredo Caballero. Los otros dos titulares de entonces y ahora son Nicolás Tagliafico y Nicolás Otamendi. Nunca desentonaron. Tagliafico es el marcador de punta que hace la diferencia. Tiene clase, personalidad y experiencia. Otamendi, es ícono desde que lo fogueó Diego Maradona en su etapa de técnico.
Gabriel Mercado, Marcos Rojo, Enzo Pérez, Eber Banega y Javier Mascherano fueron cuestionados en la experiencia rusa. Ahora hay jugadores de nivel europeo pero con bajo perfil. Nahuel Molina (Udinese), Germán Pezzella (Fiorentina), Rodrigo De Paul (Atlético Madrid), Guido Rodríguez (Betis), Marcos Acuña (Sevilla) Giovani Lo Celso (Tottenham), Lautaro Martínez (Inter), Nicolás González (Fiorentina), Lucas Martínez Qarta (Fiorentina), Gonzalo Montiel (River), Leandro Paredes (París Saint Germain), Angel Correa (Atlético Madrid), Exequiel Palacios (Bayer 04 Leverkusen) y Lisandro Martínez (Ajax), entre otros. Además está Alejandro Gómez (Sevilla), con tradición en el equipo nacional y siempre de buen rendimiento.
Entre otros cambios, Scaloni y su equipo de trabajo lograron bajar el promedio de edad. En Rusia llegaba casi a los 30 años. Ahora, es de 27.
Este plantel renovado bajó las expectativas. Con los jugadores anteriores los argentinos sentíamos que éramos los mejores, y por eso estábamos obligados a ganar cada competencia. Entonces perder finales, como la de Brasil en 2014 o las dos de Copa América (2015 y 2016), sonaron a fracaso aunque no lo fueron. Nunca fuimos los mejores pero eso creímos. Ahora tampoco somos los mejores pero al menos lo sabemos. Este plantel silencioso nos puso de cara a la realidad.
El otro punto destacado es lo enchufado que está Messi en estos momentos. Se lo vió con unas ganas enormes. Las imágenes de sus festejos por el triunfo ante Brasil, que le significó sacarse la espina de no ganar títulos con la Selección, son elocuentes. Al mismo tiempo, se le nota una sintonía mejor con sus compañeros del seleccionado en comparación con etapas anteriores.
Cada vez que agarró la pelota parecía imposible que se la quiten. Y si se la sacaban, la recuperaba y volvía a empezar. Los pases que hizo fueron magníficos: dejó a sus compañeros a punto de convertir o de iniciar un ataque. En menos de un segundo definió el juego. No es nada nuevo tratándose de Messi, pero nunca fue tan demostrativo con la Selección como ahora. No es lo mismo que hablar de compromiso, que siempre lo tuvo. Sólo le faltó convertir en esa jugada brillante del segundo tiempo ante Brasil.
Quedará para mejorar el equilibrio colectivo entre defender y atacar. Sobre todo mantener regularidad: los arranques de partidos suelen ser muy buenos, ofensivos, organizados, pero se diluyen con el correr de los minutos. La consecuencia supo convertirse en empates, como pasó con Colombia tanto en las Eliminatorias como en esta Copa, lo que obliga a volver a empezar. Será tarea de Scaloni trabajar en ese aspecto.
Por lo demás, el técnico consiguió bajarle el perfil al seleccionado y reorganizarlo después del caos que terminó en Rusia. Ganar la Copa América fue la frutilla del postre.