Vilma Piedade, es licenciada en letras por la Universidad Federal de Río de Janeiro, profesora, escritora, activista antiracista, “Soy una Mujer Prieta, Feminista, de Axé y del área de letras”, así se define Piedade en su libro Doloridad desde donde propone conservar, cuidar y destacar la potencia de términos que utilizan las comunidades afrolatinoamericanas como “prieta” en lugar de “negra”. La palabra “Axé” de origen africano representa la energía y fuerza vital, muy usado en las casas de Candomblé y que en su libro lo define como una marca de pertenencia a la religión africana.

Cuando Piedade se propuso crear un nuevo concepto feminista notó que también había creado un nuevo vocablo. Desde su histórico activismo antiracista y un feminismo sumamente crítico, pero siempre con perspectiva de diálogo, la escritora nos trae más que un nuevo concepto, una innovadora forma de entender, reflexionar, pero también de sentir y vincularnos, para profundizar esos diálogos que buscan cambios, que nos vuelvan mejores y entender la realidad de las mujeres Prietas.

Piedade habla de la necesidad de un feminismo interseccional y de una jerarquía de género entre las mujeres cis y trans prietas y las blancas, asegura: “Si el feminicidio avanza de forma generalizada, la Prietas son las que más mueren. Eso es un hecho.” La investigación Atlas de la Violencia, en su última edición de 2017 arrojó en sus resultados diferencias significativas si se comparan las muertes de “mujeres negras y no negras”. Piedade explica: “En diez años (de 2005 a 2015), el índice de homicidios de no prietas cayó un 7,4 por ciento. En cambio, entre las Prietas creció 22 por ciento.” Otro número alarmante de la misma investigación indica que el 65.3 por ciento de las mujeres asesinadas en Brasil, en 2015, eran Prietas.

En su obra habla del dolor que generan esas cifras que no son solo números y estadísticas, un dolor que es histórico, sistemático, producido por todas las formas de violencia machista, racista y clasista, ese mismo sistema que inventó que las mujeres prietas son más sensuales, dice Piedade y agrega: “morimos más en las garras de este machismo que las mujeres blancas. La mujer Prieta es pobre. La mujer pobre es Prieta, al menos la gran mayoría”.

Partiendo de la idea de que el feminismo promueve la sororidad, Piedade se pregunta si ese concepto da cuenta de las mujeres Prietas ¿Qué sucede con todos esos momentos en los que las mujeres negras fueron negadas, no tenían lugar de enunciación, fueron condenadas a la ausencia y el feminismo era solo un lugar hecho a la medida de mujeres blancas, occidentales, de clase media, educadas? Piedade también habla desde el lugar de sus ancestras que estuvo marcado por esa ausencia que le designó el racismo y responde con “No” a su pregunta. “La Sororidad une, hermana, pero no basta para nosotras mujeres Prietas. (…) hablo por el silencio histórico”, afirma.

Es necesario poder nombrar esa realidad que describe a partir de un nuevo concepto que dé cuenta de ese dolor histórico “que solo se puede sentir dependiendo del color de la piel”: Piedade nos propone el concepto Doloridad, es el dolor que provoca el machismo en todas las mujeres, sin embargo, asegura, cuando se trata de las mujeres Prietas, ese dolor se agrava. “La piel Prieta nos marca en la escala inferior de la sociedad. La sororidad parece no contemplar nuestra pretitud. Cuanto más prieta, más racismo, más dolor.” El dolor de la esclavitud, la colonización que destruyó su cultura, su idioma, sus vidas, la negación de derechos, el dolor de ser quienes más pierden a sus seres queridxs.

Piedade se pregunta ¿Será que el dolor nos une a todas? sean mujeres prietas, blancas, lesbianas, trans, ribereñas, faveladas, indígenas. “Nos une, pero también, se instaura como potencia de cambio, de transformación”, la doloridad representa una trayectoria que todas experimentamos, sin embargo, en las mujeres Prietas ese dolor cala más hondo. La doloridad habla de la exclusión, de la construcción ideológica del concepto Raza creado por el sistema capitalista blanco occidental, que produce acumulación, dominación, privilegios y que se perpetúa bajo la dinámica del racismo. Piedade propone reconocer y evitar prácticas racistas, lograr una conciencia crítica en el feminismo blanco, renunciar a los privilegios de la blanquitud.

Doloridad fue traducido por Lucía Tennina, Bruna Stamato y Rafaela Vasconcellos, con prefacio a cargo de la filósofa y escritora brasileña Marcia Tiburi. Esta obra conforma una de las primeras publicaciones de Mandacaru, una editorial colectiva, feminista, autogestionada por activistas y académicas de Brasil y Argentina cuyo principal objetivo es llenar el gran vacío editorial que existe de publicaciones de escritoras cis y trans, afrodescendientes, originarias y también blancas de habla portuguesa.

Piedade reflexiona además sobre el lugar, el significado y el valor que ocupa la mujer y su cuerpo en la diversidad de tradiciones africanas en Brasil, un cuerpo-territorio libre del pecado y la culpa de la tradición judeo-cristiana, un cuerpo saludable y portador de un saber ancestral que se fortalece a través de las danzas rituales aun cuando es violentado por el racismo. Habla también del racismo religioso que agrede sus templos, el racismo lingüístico que aún se expresa en frases tales como: “trabajo en negro”, “la cosa está negra”, “jueves negro”, “magia negra”, “quilombo” como sinónimo de desorden, en lugar de espacios de resistencia y emancipación de la esclavitud.

La primera vez que Piedade habló de Doloridad fue en 2017 en Río de Janeiro durante un curso junto a María Schumaher, pedagoga, militante feminista de Brasil que aseguró: “no bastaba con la incomodidad para liberarme del privilegio de ser blanca ¿Cómo ser solidaria con el dolor del otro/a? ¿Cómo describir, intensificar, medir aquello que la/el otra/o siente?. Y Piedade responde “el feminismo necesita cambiar todavía más su color, volverse más prieto. Entender por qué razón determinados grupos están más expuestos a los trabajos más pesados, a las enfermedades, viven en barrios periféricos, acceden a menos servicios, reciben sueldos más bajos, poseen baja escolaridad o, a veces, ninguna” y concluye afirmando que el feminismo será interseccional solo si se consideran todos los tonos de Prietas y se comprende cabalmente el significado de Doloridad.

“El racismo mata. Maltrata. Excluye. Sataniza”, alerta Piedade y por eso no hay que darle tregua.