En la inminente entrega de los premios Gardel, que se celebrarán el próximo viernes 23 de julio, Sol Bassa se encuentra nominada en la categoría “Mejor álbum rock”. La terna la comparte con Fito Paéz y su laureado disco La conquista del espacio, al igual que con Ciro y los Persas, quienes a fines del año pasado dieron rienda suelta a una trilogía con Guerra (Un viaje en el tiempo). Por más que se aferre a la sempiterna máxima deportiva acuñada por Pierre de Coubertin de que “lo importante no es ganar sino competir”, la cantautora originaria del barrio porteño de Coghlan no pierde las esperanzas de poder dar el batacazo. “A pesar de que mi estructura de trabajo es más pequeña que la de ellos, al final estamos ahí los tres juntos. Desde que me enteré de mi nominación, defiendo y difundo aún más lo que construí”, subraya la frontwoman. “Estamos hablando de dos artistas con mucha trayectoria. En lo personal, Fito me marcó mucho a partir de El amor después del amor. La terna es interesante porque es plurigeneracional, lo que demuestra que la industria se está transformando”.

Bassa se refiere a sí misma como “una artista que recién arranca”, por más que viene construyendo una trayectoria desde hace varios años. Y Errores coleccionables es el título del trabajo por el que aspira a convertirse en la primera mujer en ganar ese rubro en los Gardel. También es su tercer disco en solitario. Sin embargo, a diferencia de sus producciones anteriores, e incluso de las de Fito y Ciro, se trata de un EP. Al menos en su extensión, porque en su hechura fue labrado igual que un álbum. “Me refiero al resultado: rabajé un montón para eso”, explica Bassa. “Cuando se estrenó en abril de 2020, Spotify lo subió a la plataforma como un EP por su duración (sus cinco canciones suman 18 minutos). Junto a los músicos que me acompañaron, hicimos el mismo trabajo o más preproducción que la que llevó Calles de tierra (su disco anterior, lanzado en 2018). Al describir y comparar este material, siempre destaco la manera en que se fue afianzando el formato canción, sin dejar de lado la guitarra y el sonido orgánico de una banda de rock”.

Otra característica de Errores coleccionables es su eclecticismo. “Me llaman la atención todo tipo de géneros dentro de la música rock: el blues, el pop y el folk. Eso lo demuestra un tema como ‘Morir con vos’ o el boogie ‘Pieza inundada’”, describe la artista. “Algo más que distingue a este disco del anterior es que este repertorio lo produjo otra persona, lo que me dio más posibilidades de llevar al frente el rol de solista. Me concentré en la voz y en la preproducción de las guitarras”. Gonzalo Gamallo, violero del trío que respaldó a la cantautora a lo largo de la grabación, contribuyó en buena medida en esto último. Y además se encargó de la producción de un disco que tuvo en calidad de invitados a Santiago Moraes (ex Los Espíritus), Juan Ravioli y al tecladista Ciro Fogliatta, pionero del rock argentino. “Paralelamente a mi proyecto en solitario, soy parte de Transeúntes, la banda de Santi, mientras que a Juan lo conocí en 2019, a raíz de Aquí, allá y en todas partes (proyecto que recrea canciones de Tanguito, Moris y Los Seasons)”, aclara Bassa.

-¿Fue casual o casual invitar a músicos de tres generaciones diferentes del rock argentino?

-Como son tres artistas que escuchan lo mismo que yo, pensé que se ajustaban bien a la propuesta del disco. Podían llevar su color a la obra y también la conexión de amistad en el campo laboral. Se fue dando naturalmente. Soy muy partidaria de lo multigeneracional en un equipo de trabajo.

-¿No hubo ninguna música dando vueltas al momento de pensar en los invitados?

-Si bien en el futuro incorporaré a más chicas en mi obra (la tapa fue realizada por la ilustradora y diseñadora Sofía Quirós), también está bueno tocar con Ciro, que es una eminencia del rock argentino (Bassa integró su banda, al igual que la de Botafogo y la del desaparecido Pajarito Zaguri). Lo bueno de invitarlo es que quizás hay un montón de jóvenes que no saben quién es. Me parece importante compartir eso. Dentro de la camada que consumió discos físicos, creo que soy de la última a la que le interesó saber quién los grababa.

-Cuando se habla de rockeras en la Argentina, se invoca a iconos del tamaño de Celeste Carballo, Fabiana Cantilo, María Gabriela Epumer o Andrea Alvarez. ¿Te sentís atada a esas referencias?

-Etiquetar o citar para saber por cuál nicho rondo no sé si es la mejor forma de conocerme. Me pasó que me asociaran con ellas, pero supongo que le debe suceder a cualquier artista: tienen que ponerte en una especie de molde para poder describirte.

-Tras hurgar en tu obra, surge una duda: ¿sos más reivindicadora del rock o de las raíces del rock?

-Me gusta el sonido blanco del rock y eso se asemeja al rock and roll. En la Argentina hay varios ejemplos que siento afines a lo que hago. Las Sombras, Knei y Lucy Patané van por ahí. Incluso Rosario Bléfari tenía un aura muy del punk rock. Quizá no tenga tanta masividad en esta época, pero el rock no se murió.

-¿Entonces por qué últimamente lo matan tanto?

-Es el género de música que escucho todo el día, donde está mi ADN. Mi punto de partida es la música de raíz, por más que no me considere blusera. Juego con semillas del género. Lo estudio, es el campo en el que me hallo. Hay cosas que me quedan por aprender. No vivo la muerte del rock por más que haya géneros nuevos.

“Sólo estaba perfeccionando el tipo de canciones que sabía componer y eso ya era suficiente logro”, reveló Jeff Tweedy en su libro de memorias Vámonos (para poder volver), sobre A.M. (1995), el álbum debut de Wilco. El grupo que comanda, emblema del indie y del alt country estadounidense, es una de las referencias a las que suele acudir Bassa cuando necesita ideas que iluminen a sus temas. Eso quedó certificado en Errores coleccionables. “Wilco es una banda para aprender”, reconoce la música. “De las canciones, me llama la atención la escritura creativa. Busco darles protagonismo e identidad a las letras”. Su nuevo single, “Furia”, publicado a comienzos de este mes, exalta aún más ese rasgo: “Es un puente hacia otro recorrido, en la que mantengo mi crudeza sonora de los dos últimos años. Pronto sacaré un nuevo álbum, que tiene como referencia a Wilco y en el que me dedicaré más a construir canciones. Se llamará Océano rojo. Un poco surgió por este parate de no salir a tocar. Me gustaría hacer un disco por año. Tengo ganas de dejar obra”.

-Otro de los discos que firmaste este año es Otro lado.

-Es una colaboración que hice para El Extra & Los Imposibles, una banda nueva de la zona sur del Conurbano. En ese EP abordé parte de la autoría de los temas. Su frontman, Guille, es tan fan de Wilco como yo.