En el libro Espejo Rojo (2021, Edhasa), el periodista italiano especializado en China Simone Pieranni cuenta cómo es un día normal en ese país: revisa la noticias del día en el WeChat de su celular, reserva un taxi con la misma aplicación, publica un estado en "WeChat moments", reserva mesa en un restaurante, mira el menú mientras hace la cola, paga lo que consume, comparte bonos de descuento con amigos, descarga un catálogo de robots, busca destinos en el mapa, compra entradas del cine y más.
Antes de irse a dormir, encarga por WeChat el bidón de agua potable del día siguiente. También podría haber iniciado los trámites para divorciarse. No usó, en todo el día, otra herramienta del celular.
Como explica Pieranni, la aplicación WeChat, creada en 2011 como sistema de mensajería, es hoy un sinónimo de Internet para los cerca de 1200 millones de usuarios activos mensuales. El gran salto se dio cuando fue posible conectarla con la cuenta bancaria. Desde ese momento no hizo falta salir de la plataforma para nada: hasta los mendigos ofrecen su QR para recibir ayuda. El efectivo es una rareza que ya casi nadie acepta.
La contracara de esta enorme practicidad es que la app de Tencent puede rastrear los movimientos de los usuarios, sus compras, intereses, ofrecerles descuentos, saber a dónde planean ir, con quién comen, qué tipo de agua toman y todo lo demás también. Pese a su omnipresencia, WeChat es solo una parte de la digitalización de la vida en China.
El ranking
Son varias las provincias y ciudades chinas que están experimentando con el funcionamiento de un "ranking social" que registra el comportamiento de los ciudadanos.
No se trata solo de lo que hacen con el celular, que no es poco, sino también en el mundo material. Por ejemplo, si separan la basura de acuerdo a las normativas vigentes o cómo hacen para cruzar la calle.
Las cámaras de reconocimiento facial registran a quien no utiliza la cebra o toca bocina. Las grabaciones se exhiben en pantallas gigantes en la calle, conllevan multas y quita de puntos. Quien cae demasiado en el ranking puede tener problemas para alquilar, acceder a espectáculos o pasajes de avión.
Existe la posibilidad de recuperar puntos con trabajo voluntario como el cuidado de ancianos o discapacitados del barrio, algo que alegrará a los amigos ya que el puntaje de las personas cercanas afecta al propio. También las empresas tienen su propio sistema de evaluación estatal.
Efecto 5G
La llegada del 5G que permitirá conectar millones de dispositivos adicionales cerrará aún más el círculo de actividades registradas: ya no solo serán todas las compras, intercambios con otras personas, consumo de noticias, comportamiento en la calle o en la red, sino que, si lo desea, el Estado podrá registrar el uso de cepillos de dientes, cafeteras, autos o cualquier otro dispositivo conectado.
El sistema está aún en experimentación, pero el objetivo es unificar todo en una base de datos y disuadir a los ciudadanos de cualquier conducta reprochable. Algunos resultados, como la erradicación del delito en ciudades antes consideradas peligrosas, avalan el desarrollo del sistema.
La población, además, cree que el individuo tiene que estar sometido al bien común y que hasta los poderosos como Jack Ma, el hombre más rico de China, debe alinearse con el proyecto del Estado.
Cuenta Pieranni que muchos chinos no ven su sistema tan distinto del de Occidente, donde solo se disimula un poco mejor, como demostró en 2013 el exespía Edward Snowden. Allí quedó claro que la relación entre las grandes empresas de Internet y el aparato de inteligencia estadounidense no es tan distinta a la de China.
Las redes sociales
Evidentemente, el gobierno de Estados Unidos entiende el poder de las redes sociales, algo que explica los esfuerzos de Donald Trump por prohibir las aplicaciones TikTok y WeChat en los EE.UU. por cuestiones de seguridad nacional.
Joe Biden congeló la medida pero solicitó al Departamento de Comercio que revisara las apps vinculadas a China en busca de "riesgos inaceptables". ¿Tal vez deberían todos los países del mundo adoptar esta política sobre el uso de plataformas y redes sociales extranjeras?
Mark Zukerberg ha hecho pública su admiración por WeChat y es lo que él sueña para Facebook: una aplicación total que permita resolver todo desde su interior. Para dar el salto necesita conectarse al sistema financiero, un plan que encuentra resistencia en los bancos: en cada ámbito económico en el que se metieron las corporaciones tecno, los viejos jugadores quedaron malheridos o desaparecieron.
Por eso Facebook insiste, aunque con idas y vueltas, en desarrollar una criptomoneda para realizar transacciones en la plataforma. Si el sistema de vigilancia chino asusta en Occidente, se debería leer con atención La era del capitalismo de vigilancia, de Shoshana Zuboff. La naturalidad con que se implementan cámaras de reconocimiento facial en CABA y otras ciudades por "razones de seguridad" son un pequeño ejemplo de cuestiones que se van convirtiendo en normales y deseables.
La creciente digitalización de la vida parece un fenómeno global que solo aumentará con el 5G y que se procesará con eficiencia creciente gracias a la inteligencia artificial y las computadoras cuánticas. Todo indica que parte de la disputa geopolítica se juega también en la reducción del conflicto social con un amplio sistema de control.