"Mendoza está vaciando los parques". La denuncia de los guardaparques provinciales tomó forma de marcha en los últimos días. El martes una numerosa caravana de trabajadores de la provincia partió en una "Caminata por la conservación" a la que se fueron sumando pobladores. Salieron desde el turístico parque Aconcagua, y luego de hacer noche en Uspallata planean completar 200 kilómetros hasta llevar el reclamo el viernes frente a la Casa de Gobierno. El motivo: aseguran que ya hay tres de los quince parques de la provincia (Caverna de las Brujas, Ñacuñán y Divisadero Largo) que están cerrados por falta de personal e insumos como comida, combustible y gas. Sospechan de maniobras para pasar estos parques a los municipios, y de este modo habilitar su concesión. Dicen que el resto de las áreas protegidas de Mendoza también evidencian desde hace años un vaciamiento que hoy muestra graves consecuencias. Incluso seccionales del Aconcagua, como Punta de Vaca y Matienzo --con todo su turismo internacional-- sufrieron el recorte hasta el cierre.
"Caverna de las Brujas lleva un año y cuatro meses cerrada, hoy está abandonada, vandalizada. Nadie lo dice por la enorme cobertura mediática que tiene en la provincia el gobierno de Suárez", lamenta Lucas Aros, guardaparques del parque provincial Aconcagua, uno de los que en la noche del miércoles acampaba en la plaza de Potrerillos, para seguir luego camino por la ruta 82 hasta Cacheuta, donde se unirán más personas a la caravana, muchas ya organizadas en las asambleas por la defensa del agua que sacudieron a la provincia a fines de 2019 y lograron frenar la modificación de la ley minera.
"Estamos cansados, porque ya hemos caminado más de cien kilómetros, pero felices porque cada vez se suma más gente, nos aplauden por donde pasamos", relata el guardaparques Andrés Castro. Liga este momento al hito de 2019, cuando protegieron "la ley 7722, la ley guardiana del agua que Suárez, a tres días de asumido, quiso modificar para imponer la megaminería contaminante. Este ataque a las áreas naturales protegidas tiene que ver con ese modelo extractivista que quiere llevar adelante el gobierno de Cambiemos", relaciona.
Los guardaparques describen la situación: "el cuerpo de guardaparques tiene hoy en terreno unas 70 personas, y en 2015 eramos 100. Hay guardaparques que tienen hasta diez años de trabajo con contratos de locación de servicios, por los que ganan 23.000 pesos".
Formado como diseñador gráfico, Humberto Mingorance es el secretario de Ambiente de la provincia; mientras que Sebastián Melchor (proveniente del Partido Socialista mendocino, parte de la alianza del oficialista Frente Cambia Mendoza) es el director de Recursos Naturales Renovables. Con una mesa paritaria frenada desde hace más de un año, desde estas áreas no recibieron a los guardaparques que ahora marchan hasta la capital provincial.
El cordobés Jorge Otamendi ya escaló 16 montañas en distintas quebradas de Mendoza desde fines del año pasado, en un proyecto de 50 cumbres. Trabajó tres años en el parque provicial Aconcagua de "porteador" (llevando la mochila a los turistas). "En todos estos años pude ir viendo el abandono del Estado", asegura. "Hoy el peligro concreto es que la provincia de Mendoza empiece a provatizar, de maneras más o menos encubritas, sus parques", evalúa.
Araceli Pelegrina, pobladora de alta montaña en Penitentes y trabajadora social, lleva adelante el hostel Mundo Perdido "en el medio de la nada", según ubica. Describe un panorama social que amplía la base del reclamo: "Las áreas naturales protegidas para la provincia de Mendoza son cada vez menos importantes, cada vez se les destina menos presupuesto. A las poblaciones pequeñas de la zona de alta montaña nos están dando la espalda. Los pobladores tenemos el parque al lado y lo vemos pasar", denuncia.
Relata que vive a diez kilómetros de Aconcagua, pero que sin embargo ni ella ni quienes viven al pie del parque provincial, van allí. "Vamos a otras montañas, la entrada al parque es carísima, y aunque quisiéramos sacarla, no podríamos: solo se hace por internet y muchas veces no tenemos señal". La anécdota resulta muy ilustrativa de la situación que Pelegrina describe: "Aconcagua recibe un montón de dinero y actúa como una empresa extractivista. Se accede a los ascensos en dólares, hay cuatro empresas que monopolizan todos los servicios. Termina siendo algo muy lejano, extraño para nosotros". Para Pelegrina "la idea de un parque nacional sería un avance, buscando que se de trabajo a la gente de las comunidades, que se garantice el trabajo de los guardaparques. Tenemos que dejar de hablar solo de la conservación del medio, y empezar a pensar cómo hacemos para que estas áreas sean de todos".