Nada en Cuba puede explicarse hoy sin el recrudecimiento del bloqueo a que es sometida por Estados Unidos. Esa medida unilateral, derrotada en 29 votaciones sucesivas en Naciones Unidas, que cruza dos siglos y se acerca a las seis décadas, revela el contexto que hoy se respira en sus calles. Un muerto (Diubis Laurencio Tejeda, de 36 años), una cantidad imprecisa de detenidos según quién la cuente, heridos entre manifestantes y también entre defensores de la Revolución, marchas y contramarchas, se produjeron sobre todo en La Habana y en otros puntos del país. El gobierno en la voz de su canciller Bruno Rodríguez Parrilla negó que el domingo 11 hubiera comenzado “un estallido social”. Pero opositores en la isla y fuera de ella creen estar ante el umbral de una Contrarrevolución. El mundo dejó de repente de mirar lo que sucede en otros países para posicionarse sobre la realidad cubana. Con todo lo que eso implica: las usinas mediáticas en funcionamiento que piden la “caída del régimen” y la apuesta a producir sentido en las redes sociales como si se tratara de una “primavera” caribeña.
De Trump a Biden
Mientras Joe Biden denunció el martes 13 una campaña del Partido Republicano para restringir el voto de las minorías hispana y afroamericana en EE.UU, el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, pidió que Cuba “libere a cualquier detenido por protestar pacíficamente”. El presidente de la principal potencia mundial admitió restricciones a los derechos civiles en su propio país, pero Cuba nunca deja de ser un monotema de la política exterior estadounidense. En el mundo real y virtual no cambió casi nada la injerencia de la casa Blanca si se compara a la administración demócrata con el gobierno de Donald Trump. Apenas falta el estilo ampuloso y confrontativo del magnate.
Pero esta vez fue como si los detractores de Cuba hubieran esperado el instante preciso para proclamar un cambio de época. Acaso porque creyeron que había madurado la situación de apremio que vive el pueblo cubano. Esa que pareció siempre la estrategia del bloqueo. A mayor asfixia, más chances de injerencismo. En medio de las habituales hostilidades que soporta la isla, también pensaron que había menguado el apoyo mayoritario que tiene la Revolución. Y se lanzaron a las calles, con el costo que – con ciertas imprecisiones informativas - ya se sabe: el asesinato del joven Tejeda en el barrio habanero de La Güinera, más una cantidad de heridos y detenidos sin confirmación oficial.
Por cierto, demasiado lejos todavía del escenario que vimos en Chile, Bolivia y Colombia hace no mucho tiempo. Pero en medio de la pandemia que aumentó las estadísticas de contagios y muertes en la isla y sin insumos claves como respiradores. Ni así, la prestigiosa medicina cubana podría detener una tercera ola por la cepa Delta.
SOS Cuba
Es difícil encontrar ecuanimidad informativa cuando se trata de Cuba. Están las agencias internacionales que nunca mencionan la política de intromisión en los asuntos internos de la isla. Una mirada que se concentra en los medios dominantes de Estados Unidos, Europa y Latinoamérica. Los políticos de derecha gozan de esa tribuna de doctrina. Desde Mauricio Macri – ayer volvió a involucrarse con un tuit: “#SOSCuba, estamos con ustedes”- a Isabel Díaz Ayuso, la presidenta de la Comunidad de Madrid y referente del PP que también se pronunció contra Cuba.
Pero no aparecen en esos medios las voces de respaldo al gobierno y pueblo cubanos. Con menos recursos, los medios oficiales Granma y Prensa Latina citaron los apoyos recibidos: del ministro de Relaciones Exteriores chino, Zhao Lijian, el vicecanciller ruso Serguéi Riabkov y las voces de presidentes o líderes de Latinoamérica. Alberto Fernández, Andrés López Obrador, Nicolás Maduro, Lula y Evo Morales, fueron los más expresivos en su crítica al bloqueo impuesto formalmente desde el 7 de febrero de 1962, cuando lo declaró John F. Kennedy. El expresidente brasileño comentó: “Biden debería aprovechar este momento para ir a la televisión y anunciar que adoptará la recomendación de los países en la ONU para poner fin a este bloqueo”. EE.UU. parece muy lejos de acercarse a esa postura de reparación para Cuba, que ya perdió 147.853 millones de dólares.
La invisibilización de estos datos sería como si se ocultara la muerte de un solo cubano. La de Tejeda o cualquier otro ciudadano de a pie en un suburbio habanero, como las que se perdieron en el mar por la agresiva política de EE.UU para incentivar a los balseros y las de los deportistas que viajaban en el avión de Cubana cuando voló por los aires en un ataque con bombas planeado por el anticastrista Luis Posada Carriles. El próximo 6 de octubre se cumplirán 45 años de ese atentado. Su ideólogo murió libre en Miami, la ciudad desde la que partió la conspiración tuitera que fogoneó el levantamiento negado por el canciller Rodríguez Parrilla.
Iglesia cubana
El muerto y las detenciones que el gobierno admitió, y que se ven en varios videos, motivaron también un pronunciamiento de la Iglesia cubana. Ésta, según AFP, dijo que el gobierno “ha tratado de tomar medidas para paliar las referidas dificultades”, pero “defendió que el pueblo tiene derecho a manifestar sus necesidades, anhelos y esperanzas”. También se expresó un sector de la iglesia en EE.UU. El arzobispo de Filadelfia, Nelson Perez, y otros tres obispos cubano-estadounidenses, firmaron un documento que dice: “Como cubanos y como obispos de la Iglesia Católica en Estados Unidos, somos siempre conscientes de los sufrimientos constantes y la frustración de nuestros hermanos y hermanas en la isla”.
Entre los heridos por los incidentes también hay víctimas entre quienes defienden a la Revolución. El profesor Reinaldo Rosado Roselló, de la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI), recibió un par de piedrazos en la cabeza que casi le hacen perder un ojo. Sus fotos se publicaron en el sitio Cubadebate. Sus declaraciones también: “Nunca pensé que en Cuba fuéramos a llegar a lo que se vivió. Muchos compañeros recibieron golpes en los pies, las costillas, en la cara… A una profesora de la UCI le partieron la cabeza y tuvieron que darle cuatro puntos de sutura”.