El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) notificó este lunes a los querellantes de la investigación del Pozo de Vargas la identificación de los restos del catamarqueño José Edgardo Córdoba, desaparecido el 17 de diciembre de 1975, en el marco del terrorismo de Estado.
La noticia la dio a conocer la querellante en la investigación Josefina Molina. Los estudios genéticos fueron realizados por el EAAF sobre los restos óseos recuperados por el Colectivo de Arqueología, Memoria e Identidad de Tucumán.
En tanto, la presidenta de la Casa de la Memoria de Catamarca, Noemí Toledo, dijo a Catamarca/12, que el viernes darán a conocer el comunicado oficial. Toledo explicó que desde la organización aún no se han podido comunicar con los familiares de Córdoba, y que como la identificación es reciente, están esperando a tener mayor información. Por este motivo, el viernes a las 16 horas, en el marco del Taller sobre Lesa Humanidad que dictan en la Casa, emitirán un comunicado oficial y hablarán sobre la investigación del Pozo de Vargas.
La diputada provincial Adriana Díaz recordó en sus redes que es el segundo caso de un catamarqueño identificado en el Pozo de Vargas, “ya se habían encontrado también los restos del estudiante belicho Juan Carreras, desaparecido en 1976 en Tucumán. Sus familiares pudieron traer sus restos que descansan ya en Belén”, posteó en su muro.
Un recuerdo en las redes
A partir del posteo de Díaz, algunos parientes de Córdoba compartieron recuerdos conmovedores, como el de su prima Adriana Nieto.
“El Morocho, así lo llamaban en la familia, yo era pequeña cuando en la comunión de mi hermana él oficiaba de monaguillo, en mi casa paterna hay una foto de ese día. Su papá murió tácitamente de tristeza, el tío Aurelio, el Coya, le decía mi papá. Su mamá creo aún vive en un geriátrico de esta ciudad. Recuerdo que una vez andaba un jeep del Ejército buscándolo como un desertor, la hipocresía de sus captores. Fue una noticia que marcó a mi familia, ya que el tío Aurelio iba todos los días a mi casa y a partir de la desaparición de su hijo nunca más volvió a sus salidas habituales. Murió esperándolo, sentado en una silla colocada al revés donde apoyaba sus brazos. Lo recuerdo sentado ahí en la vereda a las siete de la mañana, cuando yo bajaba en el Colectivo Bosio para ir a dar clases en el colegio del pueblo. Siempre amable y con una sonrisa pero con una mirada triste. Ahora después de tanta búsqueda podés descansar en paz tío. ¡Presente ahora y siempre!".
José Edgardo Córdoba
Nació el 18 de marzo de 1951 en San Fernando del Valle de Catamarca. El 3 de noviembre de 1975 fue secuestrado de su domicilio en la ciudad de Tucumán, alrededor de las 6.30 ingresó un grupo de personas de civil, encapuchadas y portando armas. Fue trasladado a la Jefatura de Policía de Tucumán, al día siguiente alrededor de las 23.30 fue liberado por gestiones de su hermano.
Córdoba retomó su vida cotidiana, continuó con sus estudios de abogacía; hasta que el 17 de diciembre del mismo año cuando salía de trabajar en el colegio donde se desempeñaba como preceptor, fue interceptado por un grupo de sujetos en tres vehículos particulares y se lo llevaron a los 24 años de edad. Su madre recurrió al arzobispo Blas Victorio Conrero, quien la derivó con el cura Liborio Luis Randisi.
Las averiguacionesque realizó este sacerdote tuvieron resultados contradictorios; finalmente, por testimonios del capellán del Ejército de Catamarca, supo que permaneció cautivo en el ex ingenio Nueva Baviera y fue visto en el centro clandestino de detención y torturas Escuelita de Famaillá, en Tucumán.