San Lorenzo consiguió una gran victoria por 3-0 ante Atlético Paranaense, en Curitiba, y reverdeció sus chances de clasificar a los octavos de final de la Copa Libertadores. El Ciclón ahora depende de sí mismo, y pasará de ronda si logra vencer a Flamengo, el próximo miércoles 17, en el Nuevo Gasómetro.

El conjunto de Diego Aguirre sabía que no tenía margen. Sólo le servía el triunfo. Y esa urgencia hizo que dejara en el vestuario todo tipo de especulaciones y saliera a protagonizar el partido. Esa postura contribuyó a que el trámite ganara atractivo, pues el local también se adelantaba y ambos abrían espacios para los contraataques profundos. Por esa vía llegó dos veces el conjunto argentino, pero primero Cerutti y después Merlini desviaron sus disparos. Y en la acción siguiente, la visita se puso 1-0, con una jugada preparada, a la salida de un corner, que terminó con un centro de Rojas al segundo palo donde el chileno Díaz cabeceó solo para batir a Weverton.

En desventaja, Paranaense se volcó masivamente al ataque, obligando a San Lorenzo a retroceder y aguantar los embates de los brasileños, que tenían en las pelotas paradas y en los remates de larga distancia los recursos preferidos para inquietar a Navarro. Cuando salía del asedio, el equipo argentino trataba de tener la pelota en campo contrario y buscaba profundidad a través de los toques precisos de Belluschi para habilitar las corridas de Cerutti y el buen cambio de ritmo de Merlini. Con el correr de los minutos fue decayendo la intensidad del local y en la misma medida creció la confianza de la visita.

Para el complemento, el técnico de Paranaense buscó mejorar lo hecho en el primer tiempo, reprobado con silbidos por el público brasileño, con dos cambios que hicieron más ofensivo el esquema. Así en diez minutos tuvo dos chances claras de igualar. La primera en los pies de Sidcley. Después con Nikao, que probó desde lejos. Mientras, San Lorenzo siguió siendo un equipo ordenado, corto, concentrado, firme en defensa, que cada vez que progresaba en campo contrario acercaba peligro al área brasileña, tanto que al promediar la etapa final parecía más cercano el segundo del Ciclón que el empate de Paranaense. Y así sucedió. Belluschi recibió en la derecha, levantó la vista y mandó el centro medido al segundo palo, donde Blandi saltó más alto que el defensor y la cabeceó a la red para señalar el 2-0.

Sin ideas, con un Lucho González que estuvo muy lejos del nivel que mostró en el partido jugado en el Nuevo Gasómetro, Paranaense buscó abusando de los centros frontales, fáciles para los defensores o para el arquero cuando éstos eran superados. Encima, dejaba espacios para que la visita generara peligro. Esa fragilidad hizo posible que San Lorenzo llegara a la goleada, cuando el encuentro terminaba, con una buena jugada de Botta que definió dentro del área para marcar el 3-0, y se llevara tres puntos vitales, en un grupo que definirá recién en la última fecha qué equipos disputan los octavos de final.