“Cuando Lulú empezó a decirme que era niña tenía dos años. En el año 2009 no existía absolutamente nada en el país a lo que yo pudiera recurrir para acompañarla”, cuenta Gabriela Mansilla, la mamá de Luana (Lulú), la primera niña en el mundo en recibir su DNI acorde a su identidad de género sin pasar por la justicia. En ese momento, Gabriela se contactó con la CHA y unos años después estaba fundando Infancias Libres, una asociación civil pionera, la primera comunidad de acompañamiento a infancias y adolescencias travestis trans y a sus familias. “Acompañamos no sólo a las niñeces y adolescencias trans y travestis, sino a sus mamás, a sus papás, a sus hermanitos y hermanitas. Tenemos grupos de niñez, grupos de adolescentes por las distintas problemáticas que les atraviesan según la edad. Y tenemos un fuerte mensaje que incomoda e interpela constantemente”, dice.
Hoy Infancias Libres tiene un relevamiento a nivel nacional sobre 100 experiencias de niñez y adolescencia trans travesti y el trabajo que han hecho estos años las instituciones para acompañar (o no) estos tránsitos identitarios. “El 65 por ciento de las escuelas no está preparadas para acompañar a un niñe travesti trans y el 80 por ciento de los profesionales de la salud, especialmente desde la psicología y la psiquiatría, no saben cómo acompañar” dice Mansilla a SOY. “El trabajo que yo llevo adelante hace diez años, saliendo en todos los medios y en lugares de todo el país, es para exigir respeto hacia las niñeces travestis y trans. No lo hago por Luana, lo hago por todes. La niñez es lo que hay que salvar y proteger y hay una deuda, no sólo con la comunidad travesti trans adulta, sino con las infancias. Gracias a todo el recorrido que llevo haciendo en el país y gracias al trabajo que he hecho desde Infancias Libres y que hemos hecho con muchas familias, hoy existen otras agrupaciones que trabajan con niñeces trans”.
En Argentina son varias las que trabajan por y para la niñez travesti trans de manera autogestiva, sin ayuda ni financiamiento. “Y no es que no lo hemos pedido, hemos exigido que se nos ayude, pero recién ahora esto está tomando más visibilidad. El objetivo principal de Infancias Libres era que las niñas se encontraran entre sí, pudieran jugar y estar entre ellas. Lo están haciendo hace cuatro años y medio, y hemos llegado a ser, en una jornada de Infancias Libres, más de 120 personas, lo que nunca antes había existido. Y eso lo pudimos compartir con referentes como Susy Shock, Alma Fernández o las compañeras de la Mocha Celis. Llevamos adelante una militancia que es un ejemplo sobre amar el cuerpo, amarse a sí mismo y construirse libremente”.
Luana y su mamá exigieron su cambio registral en el año 2013 y bajo el paraguas de la ley de Identidad de Género promulgada un año antes, que militó toda la comunidad travesti trans en Argentina. En la visibilidad que tomó esa experiencia, muchísimas personas empezaron a escribirle a Gabriela. Al año siguiente, ella publicó Yo nena, yo princesa. Luana, la niña que eligió su propio nombre y la familia (tiene un hermano mellizo) viajó por todo el país dando charlas y entrevistas, haciendo presentaciones del libro. “Desde el año 2014 que no he parado de dar capacitaciones, talleres, entrevistas, en el país y en otros países. El libro llegó a Chile, a Ecuador, a México… En Latinoamérica está instalada la historia de Luana”.
¿Qué pasó cuando empezaron a escribirte familias con historias similares?
--Fundé Infancias Libres como Asociación Civil y empecé a trabajar de una manera más comprometida y creando un espacio político de resistencia, de aprendizaje, de deconstrucción para acompañar estas niñeces. En marzo van a ser cinco años de trabajo ininterrumpido, no sólo acompañando, no sólo ayudando a hacer el trámite del DNI e informando a las familias. Llevamos un trabajo adelante como asociación de militancia, de construir un discurso, de sostener. Y eso lleva también a mi segundo libro Mariposas libres, derecho a vivir una infancia trans, donde cambia el objeto de estudio: ¿Qué le pasa a la sociedad con las niñas? ¿Qué le pasa al Estado? Impulsamos políticas públicas y hemos sacado tres libros de manera totalmente autogestiva.
¿De qué se trata Infancias desobedientes, cuerpos que incomodan?
--Es un cuadernillo para anexar a la educación sexual integral en las escuelas. Las corporalidades de nuestros hijes son niñas que tienen pene, niños que tienen vulva y es desde ahí donde exigimos a las escuelas que se hable de la menstruación, de varones trans, que se hable de la gestación de los varones trans, de los estereotipos de género que atraviesan la pubertad de nuestros hijes. No existe el cuerpo equivocado, no hay un cuerpo equivocado, sino que hay categorías donde los cuerpos no entran.
¿Cómo entra el tema del abuso en todo este trabajo?
--Recién lanzamos un nuevo libro que se llama Sin alas, abuso contra niñeces y adolescencias travestis y trans y ahí es donde vamos a sentar realmente nuestro posicionamiento como asociación. Le ponemos nombre a los abusos y a las conductas abusivas que reciben les niñes, trans, travestis y adolescentes en todas las instituciones, inclusive del Estado. Lo ubicamos en una línea de tiempo, en un contexto histórico, y lo hemos hecho de manera colectiva, con personas trans y travestis que han contados sus relatos de abusos.
Hay un proyecto para que el 9 de octubre sea el día de las infancias libres...
--Sí, y avanza. Ya tiene media sanción y es para declarar ese como el día del derecho a la identidad de las niñas travestis y trans. Es la fecha en que se le dio el DNI a Luana, ese día histórico sin precedente en el mundo. Si se llega a aprobar ese proyecto de ley en senadores, no sólo va a abarcar la provincia de Buenos Aires, sino que le va a dar fuerza al mismo proyecto de la diputada nacional Mónica Macha, para que sea en todo el país. Estamos convencidos de que la educación no solo debe de hablar de las niñas trans travestis en un modo de inclusión. Nosotres no queremos que se incluyan a nuestros hijes en este modelo educativo, sino que se amplíe el modelo educativo: educar al resto de las niñas que están en el aula.
¿Cómo va la pelicula inspirada en Lulú?
--Se va a estrenar en septiembre y está protagonizada por Eleonora Wexler, Juan Palomino y Paola Barrientos. Se lleva al cine la historia de Lulú de la mano de otra niña trans, que eso también es algo histórico y no tiene precedentes. Quiero creer que es el comienzo de algo, empezar a hablar desde otro lugar. Me emociona mucho. Porque no sólo está Isabela, que es la niña trans que hace de Lulú en la película, sino que hay otra niña trans que se llama Azul, que actúa allí, y también participa Lulú siendo extra. Hoy estamos en un contexto donde la comunidad ha logrado la ley de Cupo Laboral e Inclusión Laboral travesti trans. Y la película va a llegar a muchos lugares donde no llega el libro, donde no llega nuestra militancia. La película se va a meter en el corazón de muchas personas. Es un film que está escrito y dirigido por Federico Palazzo y nos va a arrancar un montón de emociones y ojalá les cambie la cabeza a todas las personas que la vean. Empezamos a ocupar lugares que antes no se habían ocupado y esto se lo debemos a la lucha de toda la comunidad travesti trans. Esto no se logra por fuera de la historia. Esto no sale del contexto. Acá no se pierde la memoria ni se deja de reconocer que si no fuese por la lucha de toda la comunidad travesti trans, tampoco existiría Luana.