"Obra abandonada por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires", dice en aerosol, sobre una chapa improvisada, el cartel que destaca en el frente de lo que debería ser la nueva sede de la Escuela de Danzas N°2 de Villa Luro, ubicada en la esquina de Marature y Lope de Vega. Al cartel lo pintaron miembros de la comunidad educativa de la institución, que desde hace más de once años reclaman que el Ejecutivo porteño cumpla la ley: en 2009 la Legislatura aprobó la privatización de terrenos de Catalinas Norte y en esa misma norma se dejó sentado que el dinero de la venta debía ser destinado a la construcción de edificios escolares, entre los que se encontraba la nueva sede del Danzas 2, que al día de hoy comparte provisoriamente edificio en la sede de la Escuela de Cerámica Fernando Arranz, a una cuadra de la obra inconclusa. En 2019, tras una acción judicial impulsada por padres y madres de los estudiantes, la Justicia porteña ordenó terminar la obra, tras constatar en la sede compartida el “inminente estado de riesgo debido a la deficiencia de la infraestructura edilicia". Pero el Gobierno frenó la construcción ese mismo año y legisladores del Frente de Todos (FdT) presentaron un pedido de informe sobre el estado de las obras.
"Tomando en consideración el resultado de la última inspección ocular realizada por el Juzgado, se aprecia el cumplimiento parcial y extemporáneo de lo dispuesto por la Ley N° 3232, correspondiendo ordenar al GCBA que arbitre las medidas necesarias para la finalización de las obras", sentenciaba en mayo de 2019 Elena Liberatori, jueza en lo Contencioso, Administrativo y Tributario de la Ciudad. Hasta ese momento, el Ejecutivo había certificado un avance del 30 por ciento en las obras iniciadas en junio de 2017, es decir, casi ocho años después de la aprobación de la Ley 3232, norma que autorizó la venta de tres predios de Catalinas Norte por un total de 386 millones de pesos.
Una enorme estructura abandonada
En el fallo también se lee que la fecha de finalización prevista por el Gobierno era el 14 de junio de 2019, pero a mediados de ese mismo año el Ejecutivo rescindió el contrato con COVCA S.A., empresa que había sido adjudicada para realizar las obras, por "incumplimientos contractuales". Al día de hoy, en la esquina de Murature y Lope de Vega no se observa más que una enorme estructura abandonada: el mismo año del fallo judicial, la obra dejó de avanzar.
"En 2015 éramos parte de la cooperadora del colegio con otros padres y recuerdo que un día se inundó todo el subsuelo del colegio. Antes el Gobierno había terminado una obra eléctrica y los ventiladores chocaban contra los tubos de luz. Además habíamos constatado que había ratas en el edificio. Fue una sumatoria de cosas que nos hizo dar cuenta que algo teníamos que hacer e iniciamos el amparo", recordó en diálogo con Página/12 Sandra Lizza, quien junto a Héctor Ponce, otro padre del colegio secundario, comenzó en el año 2015 el largo litigio judicial que derivó en la sentencia de Liberatori. Según el fallo de 2019, los alumnos y alumnas de la Escuela, que lleva el nombre del bailarín Jorge Donn, estaban "en inminente estado de riesgo" en la sede compatrida, por, entre otras cosas, "cuestiones eléctricas, filtraciones y falta de medidas de seguridad y fiscalización".
Hornos a más de mil grados
"Estaban los hornos de cerámica a más de mil grados con la escuela de danzas en el mismo lugar, sin la estructura técnica para que eso funcione", detalló a este diario Juan López, integrante del Centro de Estudiantes del Profesorado de Danzas que también funciona allí. Además de ordenar la finalización de las obras de la nueva sede, Liberatori dictaminó entonces que el GCBA debía mejorar las condiciones del edificio actual hasta que terminara la obra de Murature y Lope de Vega. "Mediante el amparo empezaron a arreglar todo un poco, pero de una manera bastante floja", indicó López al respecto.
Temis Saccomanno, secretario de Educación Artística de UTE - Ctera, que acompaña a la comunidad educativa en los reclamos, explicó: "Esto es una escuela de danzas, los pisos tienen que ser especiales, tiene que haber espejos, barras para colocar los pies, todo lo necesario para las tareas propias de la disciplina, estas cosas no están contempladas en la edificación misma. Hay desconocimiento, desinterés y falta de ocupación". "En 2018 inauguraron tres aulas de danzas. Se les advirtió que estaban mal concebidas, las hicieron igual y hoy las barras no tienen consistencia para sostener una pierna", añadió Lizza.
Otra vez la obra fue abandonada
En enero de este año, la comunidad educativa del Jorge Donn se enteró a través de una resolución firmada por la ministra de Educación, Soledad Acuña, que el Ministerio había resuelto dar de baja una nueva licitación para finalizar la obra. Detenida al 30 por ciento, la estructura quedó abandonada con los obradores intactos, a tal punto que durante una tormenta de abril se deprendieron elementos de trabajo que cayeron sobre la calle.
"El viernes 23 de abril hubo fuertes lluvias y se desplomaron varias maderas que cayeron sobre la vereda, las autoridades de la escuela se hicieron cargo de señalizar el lugar", contó a este diario María Bielli, legisladora porteña del FdT, que entonces se acercó al lugar para luego presentar, junto a otro legisladores de su bloque, un pedido de informes en la Legislatura sobre la situación de las obras.
"Todo esto se inscribe en un modelo educativo del GCBA en el que se entiende a la educación como una variable de ajuste, que no es, ni fue, ni será prioridad. Hemos tenido un recorte sistemático del presupuesto educativo en los últimos años. Este año tenemos una cifra histórica: el porcentaje más bajo destinado a educación con el 17 por ciento", subrayó la legisladora, quien agregó que, en términos de presupuesto para infraestructura educativa, "este año hay un recorte nominal del 63 por ciento, sin considerar la inflación".
Tras los reclamos de la comunidad del colegio, que organizó diversas jornadas de protesta en los últimos meses, finalmente el GCBA presentó una nueva propuesta de obras que iniciaría a mediados de 2022, pero aún no se ha publicado ninguna licitación al respecto. Según contó Lizza, en comparación con el proyecto original, la nueva propuesta elimina un piso entero -- 10 aulas --, y deja para una segunda etapa sin fecha definida la construcción del auditorio premeditado para 240 personas. "Tampoco hay elementos básicos para la disciplina: ni pisos de madera, tapetes, espejos, ni barras debajo de los ventanales", detalló.