Un grupo de sacerdotes y monjas expresaron públicamente ayer su preocupación por los efectos de la violencia altamente lesiva en los barrios de la ciudad y la crisis en las redes de contención, agravada por la pandemia, que pone al borde del abismo, a jóvenes y adolescentes en situación de vulnerabilidad. "Nos duele profundamente ver que niños, adolescentes y jóvenes pierden la vida en los barrios a causa de la violencia. Hasta bebés han perdido la vida y las familias quedan devastadas", expresó Fabián Belay, sacerdote de la iglesia Buen Pastor, ubicada en Laprida al 2700, en el marco de una ceremonia contra la violencia, convocada por movimientos religiosos y sociales, y realizada en el cementerio La Piedad. 

El acto estuvo precedido de un duro documento sobre el crecimiento de la violencia y el narcotráfico. El padre Claudio Castricone, sacerdote de la parroquia “Nuestra Señora de Fátima” en Tablada, afirmó que “registramos un aumento de la violencia en los barrios de la ciudad. La pandemia hizo que las instituciones del Estado como las escuelas y los clubes dejaran de estar presentes, el narcotráfico muchas veces es la única salida laboral que tienen los jóvenes expulsados del sistema educativo”. 

Además señaló durante el acto multirreligioso que tuvo lugaar durante el mediodía, en el cementerio La Piedad, explico que “elegimos este sitio porque es el lugar donde los pobres que no tienen obra social ni dinero para la cremación de los cuerpos cuando fallecen, vienen a parar ”.

“La violencia de las balaceras que provoca muertes en nuestros barrios es la que más nos duele. La pandemia hizo que las instituciones del Estado, los clubes, las escuelas, dejaran de estar presentes; nos preocupa que el narcotráfico sea la respuesta a la situaciones de los barrios, muchas veces es la únca salida laboral que tienen los jóvenes expulsados del sistema educativo”, aseguró Castricone,

Al mismo tiempo, el sacerdote destacó que “La presencia del Estado en brindar educación y la posibilidad de trabajo es fundamental, no hay otra salida para competir con el crecimiento del narcotráfico, porque las disputas por el territorio se terminan arreglando a los balazos. La mejor manera de desarticular el narcotráfico es la educación y el trabajo, que los pibes se sientan contenidos, queridos, multiplicar los lugares de contención es una manera también de desarticular el avance del narcotráfico”.

En igual  sentido se expresó Fabián Belay, al opinar que el gran problema es que "cada vez más se naturaliza la muerte" e hizo un llamado a toda la sociedad para tomar conciencia y trabajar en eso. "No le hablamos solamente al Estado, sino a todos, para que nos cuidemos entre nosotros. Así como en la pandemia hizo falta que todos tomáramos conciencia de que había que cuidarnos para cuidar al otro, hoy, el gran desafío que vemos los curas y las monjas es hacer lo mismo en lo que viene, cuidarnos a nosotros en lo que viene".

En ese sentido, Belay subrayó que "hay presencias que no se fueron de los barrios durante la pandemia, las bandas delictivas y el narcomenudeo siguieron allí. El Papa lo dijo hace poco, cuando se debilita la presencia del Estado aparecen otros actores. que vienen a reemplazar al Estado y estamos preocupados por eso. Los niños y adolescentes están siendo captados por esas bandas". Y reiteró: "Es un planteo para todos, no solo al Estado, sino a la sociedad, y a nosotros mismos como Iglesia. Estamos intentando decir: 'bueno que hacemos nosotros hoy ante este desafío que se nos plantea'".