Los ministerios de Salud de la Nación y de la provincia de Buenos Aires empezaron a trabajar en un nuevo Plan Qunita, es decir en la elaboración de un kit integrado por un moisés, colchón, sábanas, ropa, cremas, talcos, profilácticos, libritos de instrucciones para las madres de recién nacidos, sobre todo de hogares humildes. El objetivo es evitar las muertes por colecho --bebés durmiendo en la cama de sus padres, donde pueden ahogarse-- y avanzar en otras estrategias de maternidad segura. Hay una idea para que los kits sean producidos, en parte, en distintos talleres del Servicio Penitenciario Federal (SPF) y tal vez el resto sería adjudicado a cooperativas. En el ministerio que lidera Carla Vizzotti sostienen que todavía no tienen definiciones y que la nueva iniciativa se enmarcaría dentro del Plan de los Mil Días, que no sólo apunta a los recién nacidos sino a la vida del bebé hasta los tres años. La semana pasada, el Tribunal Oral Federal 1 estableció que no hubo delito en el Plan Qunita original y eso puso en marcha la idea de esta nueva edición tras cinco años perdidos por la denuncia de la diputada Graciela Ocaña y la instrucción del juez Claudio Bonadio. Fue la fiscal Gabriela Baigún la que tuvo que bregar para que aquellos kits al menos se distribuyeran entre madres de bajos recursos.
En principio, el puntapié inicial estará en manos de Gabriela Bauer, directora de Salud Perinatal y Niñez del Ministerio de Salud de la Nación, una renombrada pediatra del Hospital Garrahan. Quienes hicieron pública la idea de este Plan Qunita 2, ni bien conocido el fallo del TOF 1, fueron el ministro de Salud bonaerense, Daniel Gollan, y el viceministro, Nicolás Kreplak, que trabajaron en el plan original y fueron sobreseídos en la causa judicial. Es posible que Vizzotti le quiera cambiar el nombre o directamente no se presente como un plan en sí mismo. Otros creen que debería reinstalarse como una forma de reivindicación de lo que se hizo en el gobierno de Cristina Kirchner y también como legado hacia quien diseñó el kit, el militante Tiago Ares, fallecido poco después.
En la cartera nacional de Salud afirman que "todavía no hay definiciones específicas sobre el relanzamiento y puesta en marcha del Plan Qunita, si bien se piensa en el marco del Plan de los Mil Días, un plan integral y más abarcativo en el que se está trabajando para acompañar, proteger y apoyar integralmente a todas las personas gestantes que no cuenten con los recursos necesarios, desde el embarazo hasta los primeros tres años de vida de las niñas y niños". Como se sabe el Plan de los Mil Días fue lanzado por Alberto Fernández al mismo tiempo que se envió al Congreso el proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo. La idea fue dejar asentado que el Estado acompañaría tanto a las mujeres que se decidieran por un aborto como a las que resolvieran seguir adelante con el embarazo.
Por supuesto que hay mucho camino por andar, pero se reflotaría el diseño --con algunos cambios-- creado por Ares. Sucede que el armado no requiere herramientas y los padres podrían llevarse el kit, una especie de bolsito, desde la maternidad, es decir que el Estado se ahorraría la logística. Ares trabajó sobre la base de un modelo escandinavo y realizó una adaptación. Incluía el moisés, un colchón, sábanas, un saco de dormir, abrigo polar, libritos con instructivos, profilácticos, talcos, cremas, un total de 42 elementos. Pero la clave estaba en el moisés que impulsaba a los recientes padres a evitar el colecho.
Habrá que ver cómo se pone en marcha el nuevo proyecto. Inicialmente está la oferta del Servicio Penitenciario Federal de asumir parte de la producción en los talleres de carpintería (el moisés es de aglomerado) y en los talleres textiles. También está la idea de asignar parte de la producción a cooperativas de trabajo. La voz cantante la tendrá el ministerio nacional y luego el bonaerense se sumará.
Una parte clave del Plan Qunita es lo que se llama el acceso a las maternidades seguras. Por lo general, las jóvenes van al lugar más cercano, que en algunos casos no tiene banco de sangre ni anestesista. La estrategia original consistió en privilegiar a las maternidades más seguras, con mejores condiciones, dándoles el kit Qunita para que lo entregaran. O sea, que la madre tenga un incentivo para acercarse a esas maternidades seguras, aunque queden a mayor distancia de sus viviendas. Como todo se va a desarrollar dentro del Plan de los Mil Días, ya está establecida la forma de realizar después los controles de salud: desde el nacimiento hasta los 6 meses con foco en la lactancia materna; a partir de los seis meses con la incorporación de la papilla hasta el año; y la alimentación complementaria desde el año hasta los dos. En realidad el Plan arranca antes del nacimiento, con la detección del embarazo, a partir de miles de tests comprados y distribuidos por el Estado. Y se continúa después con el parto seguro.
El Tribunal Oral Federal 1, integrado por Adrián Grünberg, José Michilini y Ricardo Basílico, basó su fallo del viernes pasado en el dictamen de la fiscal Baigún para sobreseer a todos los imputados. Dos peritajes que debieron hacerse durante la instrucción de la causa --hace cinco años-- terminaron demostrando que no hubo sobreprecios ni direccionamiento de la licitación. Pero lo más grave fue que el juez Bonadio amagó con quemar los kits y, casi con el mismo perjuicio, los mantuvo en depósitos que el Estado tuvo que pagar. Finalmente, por iniciativa de Baigún y ante el reclamo del sacerdote Francisco "Paco" Olveira y algunos gobernadores, se terminaron distribuyendo los kits del Qunita varios años después. El trasfondo es lo que admitió el exministro y exsecretario de Salud Adolfo Rubinstein: "Tengo que confesar que la salud pública no fue una prioridad en el gobierno anterior --le dijo a Radio Delta-- y fue simbólico que se tomara la decisión de reformular los ministerios y se pasó el ministerio que yo conducía a secretaría, decisión de la que estuve muy en contra. La prioridad fue la crisis financiera y tratar de mantener la macroecomía".
Para tapar esa política catastrófica se recurrió a la Justicia, entre otras causas con la denuncia del Plan Qunita y las increíbles maniobras posteriores. La más notoria fue que el juez Bonadio ordenó realizar un peritaje para verificar si hubo sobreprecios, pero cuando los técnicos le fueron adelantando que no había indicios, el juez anuló el peritaje que él mismo había ordenado. Después tomó como base un kit aportado por Ocaña que tenía menos elementos, muy distintos y mucho más inseguros. Como en otros expedientes, todo consistió en utilizar la Justicia para la persecución política, postergando un plan que después se adoptó en varios países. Y, obviamente, será imposible establecer si se perdieron vidas de bebés que pudieron haberse salvado durmiendo en el moisés y no en la cama de sus padres.