Ángela “Lita” Paolin de Boitano, la presidenta de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, cumplió 90 años. La pandemia le imprimió algunas particularidades a los festejos. Una serenata en plena calle, vecinos cantando desde los balcones, un almuerzo con referentes de derechos humanos, una merienda con la familia y los deseos de un futuro siempre mejor. “Voy a pedir que nos vacunemos en el mundo todo. Con muchas esperanza y con mucho amor, y muchas ganas de luchar para que las cosas sean cada vez mejor”, contó la mamá de Miguel Ángel y Adriana, desaparecidos durante la última dictadura.
A Lita le cuesta despertarse temprano. Prefiere quedarse en la cama escuchando la radio. Su día de cumpleaños arrancó con alegría cuando recibió el llamado de Víctor Hugo Morales para saludarla por sus 90 años. Con él, habló de sus años felices de la infancia, cuando vivía en el pasaje Bernasconi de Caballito y cuando los sábados escuchaba la transmisión de la ópera del Teatro Colón con sus padres, su casamiento con Miguel Boitano en 1951 y la llegada de los hijos. “Los cuatro éramos muy compinches”, relató.
La tragedia golpeó muchas veces a su puerta, pero nunca pudo con su energía y su alegría. Su marido murió en 1968. A Migue lo secuestraron en 1976 y a Adriana, un año después. “Me quedé solita. Mi mamá, mi papá. No me alcanzaban, debo decirlo, porque me habían quitado lo más cercano que tenía. Y después está mi organismo, Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, que fue mi segunda familia. Desde enero de 1977 hasta hoy, la lucha por los derechos humanos, por la Memoria, la Verdad y la Justicia sigue siendo mi segunda familia”, dijo en la AM 750.
A las 11, llegaron compañeres de su organismo y de la lucha por los derechos humanos a regalarle una serenata en la puerta de su casa, en la calle Mansilla. Es la misma casa a la que se mudó en 1955 con su marido, con Adriana y sin saber que estaba embarazada de Migue. Le tocaron el timbre. Lita, que esperaba un desayuno, se cerró la campera azul, se puso una bufanda roja y se calzó el barbijo. Bajó desde el primer piso y se encontró con el cantante Leonardo Pastore que la estaba esperando para entonar unos tangos. Los vecinos y las vecinas se sumaron desde los balcones. No había nadie que quisiera perderse el cumpleaños de Lita en esa calle.
Lita, que tuvo que pasar por una operación de cadera en plena pandemia, se aferró a un poste de la calle y cantó. Con barbijo, pero cantó. Primero fue "Melodía de Arrabal", un tango de Carlos Gardel y Alfredo Le Pera que casi tiene la misma edad que Lita. Después, Graciela Lois, su compañera de Familiares, se acercó al cantante Pastore para pedirle que entonara "O’ sole mío". Lita se emocionó mientras levantaba los brazos hacia el cielo. Cuando terminó le preguntó si no iba a cantar "Bella Ciao".
Boca Juniors, el equipo del que Lita es hincha, le mandó un pasacalles. “Feliz cumple, Lita”. Una de las personas que llevó el cartel le agradeció por todo lo que hacía por el país. Ella respondió con el correspondiente “Viva Boca, carajo”. El presidente del club de la ribera, Jorge Amor Ameal, le grabó un video, que sus compañeros le mostraron porque Lita se opone militantemente al uso de celular. “Mujeres como vos cumplen años, cumplen historia, cumplen con la vida”, le dijo el dirigente.
El feliz cumpleaños fue en tono de la marcha peronista. A Lita le llevaron globos en forma de corazón y con un tono metalizado. Cuando terminó el festejo en la calle, subió para prepararse para el almuerzo que iba a tener al mediodía con otros compañeres de los organismos. “Todo cuidado; con distancia y con barbijo”, aclaró en la charla con Víctor Hugo. Compartió la mesa con Taty Almeida, de Madres--Línea Fundadora, con Charly Pisoni y otres integrantes de HIJOS. "Cada uno de ustedes son como pedacitos de mis hijos", les dijo antes de soplar las velitas de la torta de chocolate. Después, se fue a tomar el té con sus sobrinos.
“Nos emocionó a todos la alegría que desplegó. Vive con tanta intensidad que contagia”, dijo Graciela Lois, que organizó los festejos callejeros que arrancaron incluso bocinazos de los autos que pasaban. “Cuando nos vieron que estábamos en la puerta se fueron acercando algunos vecinos a saludarla y lo más emocionante fueron las palabras de un portero de la cuadra que decía que las personas como Lita nunca están solas, que su querer a la gente se nota en esto: que lo rodeamos de tanto cariño”, completó su compañera del organismo.
“Yo soy creyente”, dijo, por su parte, Lita. “No soy una creyente chupacirios. Creo en la gente”.