A brindar se ha dicho
Los números redondos deben ser festejados. Así lo entiende Aldo's, el restaurante nacido en San Telmo, que hoy –más allá de las vicisitudes del último año– celebra su primera década de vida en su precioso local de Palermo. Y lo hace de la mejor manera posible, aprovechando la fantástica terraza pandemia friendly, cálida incluso en pleno invierno.
En este tiempo Aldo's fue modificando su espíritu culinario pero manteniendo una filosofía intacta: muy buenos vinos a precio amigable (elegidos por Aldo Graziani, propietario de la casa) y una cocina respetuosa de la calidad de las materias primas. Con Leo Azulay (Sudestada, Picsa, Tora) tomando las riendas de los fuegos, el menú adoptó una mirada italiana sin ortodoxias. De entrada, el carpaccio de cuadril, con queso duro, alcaparras fritas, aceite de oliva, limón y pistachos es una maravilla ($820). Se suman opciones como la caponata de berenjenas con stracciatella de búfala ($940) o la Panzerotti, una pizza frita rellena con mortadela con pistachos, tomates cherry, ricota cremosa y albahaca ($520). Entre los principales, la polenta blanca con salchicha italiana y pomodoro ($1160) es sinónimo de invierno; también hay la pasta seca con polpete de cerdo terminados con pesto ($1100), bisteca alla Florentina (bife de chorizo con hueso, $1770), milanesa parmigiana ($1550), risotto de hongos con queso duro de oveja ($1300) o los conocidos raviolis de zucca con polvo di amaretti ($1000), entre otros.
A tono con el cumpleaños, hasta fin de mes ofrecen un menú all inclusive con burrata, hummus de arvejas, panceta tibia y kale; malfatti de papa y borraja trufada con caldo de hongos y pecorino; un garrón de cordero braseado y panacotta de pistacho con quinotos de postre, todo acompañado de vinos de Finca Bandini, a $3200. El otro local de Aldo's, el winebar de República Árabe Siria, festeja con una gran picada y copas de vino a $4000 para dos personas.
Una década de vida para celebrar, entrechocando las copas y soñando por un futuro siempre mejor.
Aldo's queda en Arévalo 2032. Teléfono: 4773-3739. Horario de atención: lunes de 18 a 23, martes a domingos de 12 a 23. El wine bar está en República Árabe Siria 3037.
40 años de argentinidad
Más allá de algunos gestos modernos (el tomahawk –un tremendo bife con asado incluido– o las american ribs de cerdo), el fuerte de La Vaca es su apego a la tradición argentina. Cumpliendo sus 40 años de vida, y con cambio de socios en la última década, este lugar es un bastión de San Isidro, con una carta de platos que tiene todo lo que debe tener. Ahí dicen presentes best sellers como las empanadas fritas de carne o jamón y queso ($150), los buñuelos de acelga ($330) y una serie de provoletas (desde $490). De la cocina salen tortillas de papa, lomo al champignon con papas a la crema ($1250), revuelto gramajo, ravioles y sorrentinos, milanesas y supremas. Pero lo mejor de La Vaca proviene de las brasas, especialidad de la casa. No falta nada: chorizo y morcilla ($220 cada uno), chinchulín y mollejas ($450 y $1300 respectivamente), vacío y matambre tiernizado ($1200 y $795), entre varios más. Lo más buscado es el asado de corte banderita, de generosos 750 gramos de muy buena carne, poca grasa y mordida tierna ($1600), así como el bife de chorizo y el ojo de bife (ambos de 500 gramos, $1100). Muchos de estos cortes y achuras salen en media porción, si bien por precio conviene pedir la porción entera.
A lo largo de las décadas La Vaca fue creciendo de un pequeño local hasta ocupar toda la esquina y más, logrando diversos espacios compartimentados, semipisos y salones varios, con una capacidad de unos 200 cubiertos. Cuenta además con una vereda amplia y cómoda, protegida del viento y con buen sol diurno. No extraña que entre los clientes haya muchas familias que fueron, van y seguirán yendo, traspasando la pasión por esta parrilla de generación en generación.
Como parte de los festejos, La Vaca suma novedades: en pandemia abrió su Mercado de Carnes, donde venden al vacío los mismos cortes de novillo del frigorífico Canavesi que que usan en la parrilla. Y están presentando además su vermutería, una propuesta de cócteles para acompañar el asado diseñados por dos grandes bartenders.
Lejos de quedarse quieta, La Vaca sigue adelante.
La Vaca queda en Roque Sáenz Peña 1017, San Isidro. Reservas: 4747-0571. Horario de atención: martes a sábados de 12 a 18 y de 20 a 1; domingos de 12 a 18.
El gran bodegón del Microcentro
Allá lejos, un 15 de noviembre de 1961, abrió La Pipeta, un local subterráneo ubicado en ese centro porteño rebalsado de cines y teatros. “Todo el mundo venía a comer acá, los intelectuales de La Richmond y del Florida Garden, Aristoteles Onassis y Yuyú Da Silva, entre muchos más”, asegura Jorge Ferrari, quien desde 2013 está a cargo de este lugar emblemático de la ciudad de Buenos Aires.
Ubicado en un subsuelo a metros de la peatonal Lavalle, La Pipeta es un reservorio del ADN gastronómico porteño. La casa arrancó en su momento especializándose en pizza a la piedra, con 60 variedades distintas. Luego fue sumando platos y carnes hasta convertirse en paradigma de bodegón con un menú interminable y platos aptos todos los gustos. Desde hace unos años, y mucho más en medio de una pandemia que afectó a toda la gastronomía, la carta se redujo para asegurar frescura en cada ingrediente, pero logró igualmente mantener su espíritu intacto, con recetas imprescindibles, porciones generosas y precios sin competencia.
Hay buñuelos de acelga ($360) y tortilla de papa ($360), arroz con pollo ($390) y pollo al ajillo ($490). La súper milanesa napolitana con fritas alcanza y sobra para dos personas ($1220) y de la parrilla sale una entraña entera de más de un kilo de peso ($1480, con papas fritas). Hay omelettes, rabas, bife de chorizo, jamón crudo con rusa, ricos vinos como Flor de Pulenta State ($740) y postres memorables, incluyendo flan con dulce de leche o almendrado ($230 y $260). Aunque el mejor final es pedir la famosa Tarantela de la casa, con la receta de Farfán, cocinero con más de 50 años ahí dentro. “Es uno de nuestros Rolling Stones”, dice Jorge sobre Farfán. “Fue sparring de Monzón y según relata siempre le ganaba jugando al billar. Su tarantela se convirtió en un ícono: hubo años donde la gente venía solo para comer eso”.
Luchando por sobrevivir en un Microcentro irreconocible, y por ahora abriendo solo de mediodía entresemana, La Pipeta merece ser visitada y festejada: 60 años de pura cocina porteña.
La Pipeta queda en San Martín 498. Reservas y pedidos: 4322-5564. Horario de atención: lunes a viernes de 11 a 16.