¿Qué cuerpo creamos desde la danza? La pregunta a Maica Martínez y Ariel Procajlo, integrantes de la compañía Karbala, que comenzó a trabajar en 2002 entre Rosario y Barcelona, para consolidarse desde 2003 en Europa, siempre con una gran parte de su vida afectiva en la Argentina. Bailaban, estudiaban y tenían hijos juntes: Sasha, Yago y Zoe nacieron entre 2005 y 2010. Meses antes del parto de la más chica, decidieron dejar la capital catalana para radicarse en Menorca, una isla que es a la vez paraíso y páramo. El espacio para la danza había que inventarlo. En 2011 hicieron la primera edición de Experimenta Butoh, jornadas de danza, pensamiento e investigación corporal. Y lo pensaron como Encuentro bienal que concentre lo que hoy definen como Butoh iberoamericano. Al principio querían hacerlo todos los años y rápidamente vieron que les iba a llevar la vida: organizar la llegada de bailarines desde Latinoamérica y otras partes de Europa, ofrecerles alojamiento, planear y garantizar las ponencias, los espectáculos, la alimentación, los traslados. Y todo desde una filosofía -que llaman Ecología Corporal- donde el cuidado del planeta implica -entre otras cosas- el uso de materiales durables. Una rareza para la Europa hiperconsumista. Este año, del 29 de julio al 2 de agosto, se hará la Sexta Edición de Experimenta Soma Butoh Menorca y por primera vez sumará actividad virtual, en una cohabitación con lo presencial. La pandemia les trajo el desafío, ya que la presencia argentina fue siempre muy fuerte y este año, los viajes eran inciertos, o imposibles.
La inclusión de la palabra Soma dentro del nombre del encuentro fue una decisión ética y política, en 2019. “La danza provee un efecto de reparación individual y colectiva, es una forma de ser, de habitar el tiempo. Creemos imprescindible hoy más que nunca fomentarla y producirla”, se lee en el dossier de prensa.
Maica es la directora ejecutiva del Encuentro. Se detiene en los detalles del origen de Experimenta, para sentar las bases de la singularidad de la experiencia. “Como compañía habíamos sido convocados muchas veces a muchos festivales y encuentros de danzas en distintos lugares del mundo, y nos encontrábamos -ya con hijos a partir de 2005-, con que no solamente no tenían en cuenta que los profesionales de la danza nos podíamos reproducir, sino que además recibían a estas infancias con una especie de desprecio o al menos desinterés total y en el mejor de los casos ningún tipo de integración”.
Menorca es la menor de las islas baleares, en medio del Mediterráneo, con 695 kilómetros cuadrados de extensión y mucho menos ruido que Mallorca o Ibiza. La paz traía su desafío. “No había ninguna o muy poca actividad cultural, muy pocos espacios para la danza y entonces, bueno, pensamos: vamos a componerlo y vamos a crear algo como esto que nos hubiera gustado que nos pase. Un lugar donde puedan venir docentes y sientan que están sus hijas, sus hijos, en un espacio seguro, donde puedan sentir que hay una contemplación y respeto, que entren como campo de participación las infancias, las adolescencias. A partir de ahí, empezamos a gestar, hicimos la primera edición con mucha austeridad”, dice Maica.
Crítica del biocapitalismo y sus dispositivos, Maica instala esta mirada en el origen de Experimenta. “Desde un lugar tan chiquitito, perdido en una isla en el medio de la nada, que está lejos de todo, incluso también para nosotros “Lejos de mí”, como dice la canción de Fito Páez, una pregunta fue cómo hacer cuando la danza requiere una ciudad. Y al mismo tiempo, queríamos crear algo que ponga sobre la mesa, al menos de la gente que conocemos, de la que pueda animarse a venir, que este formato de vida, este formato de pensamiento biocapitalista que dice que vos estás vivo porque podés comprar, es mentira”. Y entonces, plantearon “hacer otras cosas, donde puedas volver a reconocerte en la convivencia saludable, teniendo respeto por la vida, respeto por el planeta, respeto por los otros. Poder encontrar en la ternura algo que vaya frenando toda la crueldad del biocapitalismo. Y esto es lo que nos salió a nosotros. Este año, como la cosa se hizo mucho más chiquitita, también al principio nos daba mucho temor, pero después fue decir… El mundo es este desastre que ya sabíamos, tiene unas perversiones nuevas, terribles, terroríficas, pero vamos a intentar ver cómo volvemos nosotros a nuestra misión. Y cómo lo hacíamos antes, pues sin nada. Vamos igual”.
Y así, también, se definen como un encuentro feminista, en la medida que desafía a los preceptos del sistema heteropatriarcal capitalista. El dossier 2021, además, está escrito en femenino. “Cada año hemos decidido que las docentes y ponentes sean mujeres, asumiendo el compromiso férreo actual de soplar hacia la construcción de una sociedad con equidad de derechos. Las mujeres en danza sabemos de las desigualdades, acosos y abusos también en este campo del arte”, se lee en la página.
¿Por qué Butoh? Maica subraya que “es una danza contemporánea, japonesa, que se ha inspirado y ha bebido mucho del expresionismo alemán, del dadaísmo, de corrientes deconstructivistas del pensamiento ortodoxo”. Una de las preguntas fue qué iban a hacer los bailarines de este lenguaje, de esta estética, no siendo japoneses. “Cómo hacer para validar nuestra investigación dentro de esta danza y para decir que lo contemporáneo lo estamos haciendo todos, todos los días, no solamente los que hicieron algo en los 60”. Así nació un encuentro que tuviera “como eje estructural la danza Butoh” y que también “se pueda hacer esta pregunta”. Maica subraya que esa indagación viene dada por el Butoh “ya que es una danza no codificada, que trabaja dejándose conmover por lo inconsciente, por lo onírico y entonces, todas esas formas de ir a acotar, o de ir a perimetrar el imaginario están demolidas, porque nadie puede discutir lo que vos soñaste, ni siquiera tu psicoanalista. Era dejar ese espacio de libertad. Y al mismo tiempo, desde nuestra formación de bailarines, poder decir que se necesita un cuerpo que esté muy entrenado. No es simplemente entrar en un plano catártico”.
Así llegaron al sexto encuentro. Y ya que este año contaban con la presencia de argentinas que no podrán viajar, será presencial, como siempre, con un plus. Habilitaron un espacio para lo virtual, que es posible gracias a Jonatan Gómez, residente en Rosario, quien se encargará de las transmisiones en el canal de YouTube Ecología Corporal. La edición 2021 estará compuesta de ponencias teóricas, ponencias físicas, Seminarios Intensivos, Dinámicas de formación y Talleres de Experimentación, Espacios de Improvisación, sesión de video, performances, conversatorios, Jams y careos: uno Teórico y otro Físico entre los ponentes invitados.
Los espectáculos los podrán disfrutar los asistentes a Líthica, un recinto de canteras de marés situado a 1 kilómetro del núcleo urbano de Ciutadella, donde viven Maica y Ariel. Pero también se verán por youtube. Toda la información se encuentra en https://www.experimentasomabutohmenorca.org/