Que el lenguaje se está distorsionando ya lo sabemos, y como muestra vale cualquier mensaje intercambiado entre teléfonos inteligentes: la interpretación que el teclado predictivo del aparato hizo de lo que quisimos decir muchas veces genera una forma de comunicación nueva. Atenta a estos cambios que a veces nos confunden y otras nos sorprenden, Violeta Castillo decidió ponerle a su nuevo disco Errorws de tipeo, y lanzarlo con edición física. En la tapa, una Violeta más pequeña pone cara como de enojada y abre la boca con dientes metalizados: después de 4 EPs virtuales (Horizonte, Uno, Otro, y Hasta abajo), acá está su primer LP listo para que pongamos play a los ocho temas y disfrutemos un rato más largo de su música: un pop bailable, melódico, amistoso, pegadizo -y en español-.
La trayectoria de alguien tan joven como ella tiene ya algunos puntos de inflexión, y uno es sin dudas este disco, en el que se dejó llevar sin tantos planes desde la producción, y en el que además se codeó con el sello Geiser. Hay un proceso más largo de composición detrás –que compartió con Nico Pedrero–, también hay baterías programadas, sintetizadores y temas con varias partes bastante diferentes entre sí. Hay incluso una canción en la que se anima a rapear, con Dedalú como invitada: “Le tengo mucho respeto al género, es difícil”, dice Violeta. Las letras están llenas de matices y de preguntas curiosas o existenciales. Una especie de replanteo lírico que viene de la mano de la búsqueda de un sonido nuevo que la identifique sin perder su autenticidad.
El otro punto de inflexión es sin dudas la actuación, experiencia que empezó a enriquecer a su música, y viceversa. Casi como un juego, participó primero como protagonista de la película Las plantas, ópera prima del director chileno Roberto Doveris, y sorprendió con su interpretación y versatilidad. Además de ganar un premio en Berlín, la película cosechó muchísimos elogios, aunque no fue estrenada para el público local. Donde sí se la pudo ver en Buenos Aires fue en la obra de teatro Futuro, de Mariano Tenconi, en la que sin distanciarse del todo de la música interpretaba a una de las integrantes de una banda de chicas que tocaban varios temas en escena. Gracias a la obra, conoció a la actriz María Canale, y de la ficción pasaron a la realidad: ahora comparten grupo. “Tengo muchas ganas de actuar, me estoy actuando encima, te diría. La actuación es un terreno muy virgen todavía para mí, en cambio la música ya es mi oficio, a eso me dedico. Definitivamente todo se retroalimenta y se enriquece con la mezcla” dice Violeta entusiasmada. Pero además del entusiasmo y la energía, hay compromiso y reflexión. Porque a Violeta le preguntaron muchas veces por la escena femenina de la música, y recién ahora siente que tiene algo específico para compartir desde su lugar: “Muchas veces me preguntaron qué se siente ser mujer y música dentro de la industria, y siempre me pareció una pregunta re densa, porque antes yo no sentía diferencias. Pero lo cierto es que siempre hay destratos, cuando no maltratos. Lo digo sin vergüenza porque por suerte me di cuenta y ahora estoy mucho más atenta a esos machismos recalcitrantes. Desde un sonidista que, porque sos mujer, ya te empieza a ningunear o a creer que no sabés ni cómo conectar un plug, hasta las invitaciones a ciclos ‘girl power’ donde lo único que tenés en común con las demás artistas es que son minas... Pero en mi lugar de artista mujer también siento que creció mi mirada del feminismo, porque ahora soy muy feliz trabajando con mujeres. Se fue dando naturalmente, y de golpe me vi rodeada de mujeres, tocando con mujeres, teniendo proyectos con amigas. Indefectiblemente eso obliga a mirar hacia adentro: somos distintas pero nos entendemos mejor que nadie. Nos acompañamos mejor. Y aprendemos más rápido”. Y
Errorws de tipeo (Geiser Discos). En vivo el 12 de mayo a las 21 en La Tangente, Honduras 5317, CABA.