A 45 años de los hechos, el juez federal Ernesto Kreplak procesó a tres ex miembros de la Concentración Nacional Universitaria (CNU) de La Plata como coautores de secuestros y asesinatos cometidos entre fines de 1975 y abril de 1976. Se trata del ex jefe de esa banda, Carlos “El Indio” Castillo, su segundo Juan José “Pipi” Pomares y Antonio Agustín Jesús, recordado como “Tony Jesús”. Castillo, preso en la Unidad 34 de Campo de Mayo, es el único que cumple una condena. Pomares fue absuelto por el Tribunal Oral Federal 1 pero la Cámara Federal de Casación Penal declaró nulo ese fallo, con duros cuestionamientos a los jueces Pablo Vega, Alejandro Esmoris y Germán Castelli, y ordenó dictar una nueva sentencia. Tanto Pomares como Jesús tienen arresto domiciliario.
La CNU cometió más de 60 asesinatos entre 1974 y 1976, amparada en la impunidad que le garantizaban la policía bonaerense, las fuerzas armadas y la ocupación de puestos claves en el poder provincial. El juez recordó que sus ataques se centraron en militantes políticos, gremiales o estudiantiles, y que su marca registrada fue la violencia y el ensañamiento, la actuación en patota, el robo de las casas, los fusilamiento con armas de diferentes calibres, la exposición de los cadáveres en descampados de fácil acceso público y la actuación en zonas liberadas.
Las parejas que formaban Néstor Dinotto y Graciela Martini, Daniel Pastorino y Úrsula Barón militaban en la izquierda peronista en el barrio obrero Dumor, de Villa Elisa. Fueron secuestrados en la madrugada del 4 de abril de 1976. Antes la patota se instaló en la casa de Graciela, donde durante horas interrogaron y golpearon a su madre y a su hermano de diez años. Pastorino y Barón fueron sometidos a simulacros de fusilamiento y finalmente liberados. Dinotto y Martini fueron acribillados, con las manos atadas en la espalda y los rostros tapados. Por sus casos fue condenado Castillo, absuelto Pomares, y ahora el juez Kreplak procesó a “Tony” Jesús.
Carlos Sathicq, Leonado Miceli y Horacio Urrera fueron asesinados en la madrugada del 20 de abril. Sathicq había sido delegado en Propulsora Siderúrgica, donde trabajaba en limpieza junto con Miceli, que estudiaba en la Universidad Tecnológica. Urrera estudiaba derecho y trabajaba en el Registro de la Propiedad, donde era delegado de la Asociación de Empleados de Renta e Inmobiliaria (AERI). Allí también estaba Pomares, que hizo ingresar a Castillo, y ya en 1974 Urrera había pedido el traslado porque lo amenazaban de muerte. En los operativos participaron entre 10 y 12 personas de civil, a cara descubierta, que se movían en tres autos. Los cadáveres aparecieron flotando en el arroyo Santo Domingo, en Sarandí, con las manos atadas, la boca amordazada y múltiples impactos de bala. Ingresaron como NN a la morgue de Avellaneda, donde los reconocieron sus familiares. Por sus casos fueron procesados Castillo y Pomares.
Jorge Rosendo Ruda tenía 24 años, militaba con sus hermanos Carlos y Hugo en la Juventud Peronista, y habían fundado una unidad básica en Los Hornos, donde eran habituales los choques con la CNU. Además trabajaba en el Registro de las Personas. En 1974 sufrieron allanamientos y les dejaron un mensaje frente a la casa que compartían con su madre: “Monto hijo de puta, sos boleta. CNU”. Jorge fue secuestrado el 8 de diciembre de 1975 en su casa de calle 47 por una patota de cinco o seis personas, algunas de civil y otras con uniforme. Lo llevaron a la zona rural de Arana, donde lo ataron, lo acribillaron con más de 50 balazos e hicieron detonar explosivos sobre su cadáver.
Ricardo Arturo Rave, de 18 años, cursaba en un colegio técnico y militaba en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES). Cinco de los nueve hermanos eran militantes: tres en la Juventud Peronista (Gustavo Rave, asesinado en Rosario, y Carlos Marcelo Rave, desaparecido en Villa Adelina) y otro era delegado en Propulsora Siderúrgica. En agosto de 1975 una patota secuestró e interrogó a un hermano menor de apenas once años. Después les pusieron una bomba en la casa. Ricardo fue secuestrado en su casa de calle 8 el 24 de diciembre de 1975 por un grupo de 15 personas, algunos con uniformes del Ejército. Uno señaló a “Patulo”, como lo apodaban, y dijo “éste es uno de los que anda jodiendo con el boleto”, contó su madre. Una vecina vio por la mirilla cuando lo sacaban forcejeando y lo subían a uno de los autos. Su cadáver apareció en el puente del Camino Arana, rodeado de cápsulas de calibre 9, 45 y de escopetas Itaka.
Alcides Méndez Paz y Daniel Rayson Midon fueron secuestrados en la madrugada del 19 de febrero de 1976. Sus cuerpos aparecieron a la vera de una ruta cerca de Coronel Brandsen. Méndez Paz estudiaba ingeniería en la Universidad Tecnológica Nacional y trabajaba en Astillero Río Santiago, militarizado hacia fines de 1975 tras un atentado en la fragata Santísima Trinidad. Luego de ese hecho, policías de la Comisaría 9ª lo buscaron en su casa. Alcides se presentó y quedó detenido a disposición del Ejecutivo. Estuvo en la cárcel de La Plata hasta que en febrero de 1976 lo liberaron. Desde entonces dormía en casa de unos tíos, donde lo secuestraron. Rayson Midon era pampeano, hijo de un suboficial del Ejército, y estudiaba ingeniería en la Universidad Católica. Fue delegado de los trabajadores del Automóvil Club Argentino y luego en la Propulsora Siderúrgica. Los relatos de los testigos coinciden con lo que contó ante CONADEP en 1984 el suboficial Orestes Vaello, quien relató que “se operaba arriando el botín de guerra que luego se repartía” y que la orden de exterminio provenía del Batallón de Inteligencia 601. Méndez Paz “fue obligado a arrodillarse y se lo fusiló por la espalda”, recordó. Por sus casos, más los de Ruda y Rave, fue procesado Castillo.