Si una persona no se reconoce como masculina o femenina podrá acceder a un DNI que diga X. Esto puede leerse como una simple letra o como cruz para tachar al binomio, una X demasiado amplia que puede resultar un gesto vago -que no menciona las cosas con todas las letras- aunque en la escalera de conquistas políticas los activismos saben que muchas veces se llega a destino escalón por escalón, paso a paso. El decreto 476/2021 que adapta la ley del Registro Nacional de las Personas fue presentado en sociedad por el presidente Alberto Fernández, que hizo entrega de tres nuevos DNI. De esta manera, Argentina se convirtió en el primer país de América Latina en incluir una opción para registrarse que trasciende las categorías binarias.
Tachar el binomio que figura bajo la palabra “sexo” en los DNI admite que para la identidad de género hay un más allá de la biología. Así la modificación comprende a las personas que se identifican como no binaries, pero también aquellas identidades lesbianas, trans, travestis, maricas, intersex, queer, transbianas, fluídxs y + (sabiendo que en ese “+” hay una nomenclatura quizá tan grande como personas existan) que no se nombran ni varón ni mujer. Frente a esto muchas personas comparten que no es una llegada, sino un camino. Así lo hizo ver Valentine Machado, quien recibió el DNI de la mano de Fernández y al abrirse su chaqueta mostró una remera que decía “no somos X”, mientras una voz entre el reducido público que asistió al Museo del Bicentenario captó la atención: “No somos una X, mi sentimiento interno no es una X”, dijo poniendo sobre la mesa el deseo de muchxs de una Ley más de avanzada, así como cuando se promulgó la Ley de Identidad de Género hubo quienes reclamaron la T de travesti/trans.
“Preferiría que se respete la identidad con la cual nos nombramos y estaría buenísimo que también pueda existir género fluído, agénero, no binario y etcétera, etcétera; pero como un primer paso la X me parece excelente”, dice Zack Castiel, que se identifica como no binarie y con la Ley de Identidad de Género modificó sus documentos, pero ahora volverá a modificarlos con el derecho que le da el nuevo decreto. “Hay que tener en cuenta que el DNI tiene que servir para transitar por otros países que no tienen este tipo de legislación.
Por eso considero que de momento está bien, pero lo importante es que se siga avanzando y no nos quedemos acá”.
El género en disputa
Una decena de personas que no se identifican como M o F ya habían conseguido, mediante laberintos administrativos o judiciales, que se les otorgue partidas de nacimiento acordes con su identidad. Es el caso de Lisandro Lombardi, que a principios de 2020 logró que el Registro Civil de Misiones le entregue una partida que dice “no binario”, aunque dentro del DNI siguió en uno de los dos casilleros existentes. El anuncio de la X lo puso contento, y espera recuperarse pronto del Covid-19 que lo tiene en reposo para ir a modificar su documento. “Creo que es un camino estratégico para estar a derecho con las convenciones internacionales. Es cierto que la X sintetiza, pero de ninguna manera deja escondida o anula otra identidad. El gesto me emociona muchísimo porque somos muchas las personas que lo estábamos esperando”, cuenta a SOY.
Hay quienes entienden que el género es un devenir en permanente cambio, por ello nombrarlo es escurridizo. “Hay un montón de formas de ser no binarie, este marco normativo es un puntapié pero somos identidades distintas y no hay una ley que sea suficiente: desde los activismos y militancias siempre vamos a apuntar a un objetivo más amplio”, dice Manu Mireles, activista no binarie cuir y secretaria académica del Bachillerato Travesti Trans Mocha Celis. “Estuvimos muchos años trabajando para que esto pase y es un logro colectivo muy importante. Es un paso para garantizar una justicia social posta y por eso me pone muy feliz, pero mientras haya personas a las que se les imponga un género tenemos mucho trabajo por delante”.
Para Manu nombrarse no binarie fue emancipatorio y la X es una posibilidad de politizar su identidad una vez más: “Recuerdo no sentirme cómodo con la identidad varón ni mujer desde toda la vida, cuando pude expresarlo fue un acto de libertad y autonomía, algo que puede construir colectivamente. El binarismo genera violencia y soy de las personas que apuntan a que el Estado no tenga que dar cuenta de mi género, pero creo que la X amplía el debate para seguir discutiendo la sociedad que queremos”.
La utopía queer
Después de la irrupción en el acto, Fernández compartió su deseo de que la identidad de género, el sexo y la orientación sexual desparezcan de los documentos (errando en ponerlo como sinónimos). Aclaró que Wado de Pedro, Ministro del Interior, y Elizabeth Gómez Alcorta, Ministra de Géneros, Mujeres y Diversidades, lo asesoraron con que la X responde a los estándares y convenios internacionales a los que Argentina avala, lo que también está dicho entre los considerandos del decreto. “Es un paso que estamos dando que espero que termine el día en el que en el DNI a nadie le pregunten si es hombre, mujer o lo que sea”, dijo Fernández y de fondo estalló el canto de “Alberta presidenta”.
Para dar el salto hacia una utopía queer donde el Estado borre por completo las identidades de género hay que pensar en la diferencia entre igualdad y equidad. No tener ninguna categoría pondría en igualdad de condiciones frente a la nomenclatura, pero quitaría la chance al Estado de hacer políticas de equidad que trabajan con estadísticas equilibrando brechas estructurales. Un documento sin categorías, partiendo de una base tan desigual como es la historia de la humanidad -que es la historia escrita por el patriarcado-, podría hacerle juego a violencias de toda clase: algunas de las legislaciones actuales quedarían obsoletas, otras directamente beneficiarían a varones cisgénero. La utopía queer de un mundo donde no importen en absoluto las categorías es un lindo objetivo, pero en palabras del mismo Fernández, “entre lo ideal y lo posible vayamos por lo posible, porque estamos cada día más cerca de lo ideal”.