Desde Aña Cuá
Con el gobierno a punto de declarar la emergencia hídrica por la bajante histórica del río Paraná, crece la expectativa sobre el avance de la obra de la Entidad Binacional Yacyretá (EBY) para construir una segunda represa hidroeléctrica aprovechando el vertedero Aña Cuá, que permitirá ampliar entre un 9 y un 20 por ciento, dependiendo el nivel de agua del Paraná, la producción de la principal firma proveedora de energía hidroeléctrica del país. Está prevista para que termine en 2025.
La mecanización de Aña Cuá se realizará instalando tres turbinas tipo Kaplan, un modelo similar pero más pequeño que el de las 20 que hay en la represa principal, al brazo del río Paraná que lleva ese nombre.
A 15 kilómetros pasando la central, hay alrededor de 500 trabajadores argentinos, paraguayos, brasileños e italianos trabajando día y noche para cumplir con los tiempos de ejecución de una obra presupuestada en 350 millones de dólares y que permitirá aprovechar ese caudal de agua que corre por el brazo Aña Cuá, cuya traducción del guaraní significa "cueva del diablo". Para el año que viene, se prevé una inversión de 170 millones de dólares.
Aña Cuá puede verter hasta 40.000 m3/s con el embalse en una cota de agua promedio. Actualmente cuenta con 16 compuertas de acero que regulan el caudal del río. Es que por acuerdos ambientales, el vertedero debe mantener un nivel de agua "ecológico" permanente de entre 1000 y 1500 m3/s que preserve la fauna ictícola. Por este motivo y a diferencia de Yacyretá, las bajantes del río Paraná no terminan impactando en la producción de energía en este sector, que generará como mínimo 6 millones de dolares de facturación por mes, pudiendo llegar a 7,5 millones de dólares con un cauce normal. Con un cálculo conservador, la inversión se recuperaría en cinco años.
A poco más de un año del comienzo de la obra de construcción de la represa hidroeléctrica Añá Cuá, el avance está en alrededor del 10 por ciento. Si bien estaba previsto comenzar en marzo de 2020, las restricciones de circulación a causa de la covid-19 pospuso el comienzo a junio. Los directivos reconocen que hubo momentos complicados por la mera complejidad de que había trabajadores de muchos países en una isla, pero hoy en día es una etapa superada: los trabajadores argentinos ya se encuentran vacunados con las dos dosis, y los paraguayos comenzarán con la primera en las próximas semanas.
La licitación se dividió en seis proyectos: la obra civil representa el contrato más importante en montos y está a cargo de un consorcio integrado por la italiana Astaldi, la argentina Rovella Carranza y la paraguaya Tecnoedil. También está la electromecánica que incluye la compra de las turbinas que fabricarán en China; la consultoría de ingeniería; la provisión de los transformadores por parte de Siemens; la inspección y seguridad de servicios de obra que ganó una compañía brasilera. Aún falta licitar la última parte que se encargará de la interconexión de 500 Kv para conectar con Yacyretá.
Las obras
Las obras que se llevarán adelante son la embocadura y el canal aductor a la central, la casa de máquinas, el canal de fuga y se complementan con una instalacion para la transferencia de peces que no bloquee la migración natural de los mismos. Finalmente, se construirá la linea de transmisión de energía para vincular la central hidroeléctrica Brazo Aña Cuá con la Central Yacyretá.
La embocadura y el canal aductor se construirá mediante la remoción de la presa Isla Yacyretá. La casa de máquinas contará con tres turbinas tipo Kaplan que se ubicarán en una estructura de hormigón armado dividida por cada unidad generadora. La descarga de agua de las turbinas y los tubos de aspiración se conducirá hacia el curso natural del brazo Aña Cuá a través del canal de fuga excavado en suelo y roca. La instalación de la transferencia de peces ya se encuentra en la represa central y se trata de un carro elevador que permita conducir a los peces a través de un canal de descarga hacia el embalse.
Para financiarlo, la empresa cuenta con caja propia y con un saldo a cobrar de energía proporcionada a los gobiernos de Argentina y Paraguay. Se trata de una suma de 3.900 millones de dólares por parte del gobierno argentino, que consume más energía que Paraguay, Estado con el que la empresa generadora de energía cuenta con un saldo de 450 millones de dólares.
Como ente binacional, construido a la vera de la localidad de Ituzaingó en Corrientes, Argentina y su vecino Ayolas en Paraguay; la energía generada por la empresa corresponde 50 por ciento al Sistema Argentino de Interconexión (SADI), y el 50 restante al Sistema Eléctrico Paraguayo (SEP). Como Paraguay cuenta con menor demanda de energía, le cede gran parte de este porcentaje a Argentina, que termina comprando el 90 por ciento de la energía producida por la central hidroeléctrica.
"Hasta ahora venimos cobrando de acuerdo a lo estipulado. La necesidad de financiamiento para este año y el próximo está planteada en el presupuesto y el Estado argentino está al tanto y apoya el proyecto", asegura el director ejecutivo de la empresa Ignacio Barros Arrechea.