Rusia, Turquía e Irán, países garantes del alto el fuego que rige en Siria, acordaron ayer crear cuatro “zonas seguras” en el país árabe, en las que se prohíbe cualquier enfrentamiento armado y sobrevuelo de aviones de combate. La decisión fue impugnada por los sectores de la oposición que participaron de las negociaciones.

El enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, se congratuló por la firma del acuerdo en Astaná, capital de Kazajistán, al destacar que “la iniciativa es un importante paso en la dirección adecuada, porque impulsará la reducción de la tensión en cuatro zonas, lo que se suma al régimen del alto el fuego”. Agregó además que ahora realizará consultas con el Consejo de Seguridad de la ONU y con las partes del conflicto sirio (el gobierno de Damasco y grupos de la oposición política) para convocar otra ronda de negociaciones en Ginebra sobre la cuestión más amplia de buscar una solución política al conflicto.

El acuerdo constituye el más reciente esfuerzo por reducir la violencia en Siria luego de más de seis años de una devastadora guerra que dejó cientos de miles de muertos y millones de refugiados o desplazados y derivó en intervenciones militares de las principales potencias mundiales. La firma llegó días después de que los presidentes de Estados Unidos y Rusia, Donald Trump y Vladimir Putin (cuyos países apoyan a bandos enfrentados en Siria), hablaron por teléfono sobre la posibilidad de una mayor cooperación en la guerra, incluyendo la creación de “zonas seguras” para lograr una paz duradera.

“Como resultado (de la cuarta ronda de negociaciones sobre el alto el fuego), los países garantes aceptaron firmar el memorándum para crear zonas de rebaja de tensión en Siria”, dijo antes de la firma el canciller de Kazajistán y anfitrión del cónclave, Kayrat Abdrajmanov, en Astaná, la capital de la ex república soviética. Sin embargo, dos miembros de la delegación opositora abandonaron la reunión antes de la firma, en protesta por la presencia de la delegación iraní como país garante. “Irán no tiene derecho a firmar este documento, porque es un país agresor”, gritó en plena firma un miembro de la delegación opositora mientras abandonaba las negociaciones de Astaná en cuyo marco se forjó el acuerdo, ideado para dar cobijo a la población civil siria.

Poco después, el portavoz oficial de la delegación opositora, Osama Abu Zaid, deslegitimó el memorándum al señalar que se trata de “un acuerdo firmado entre tres y del que nosotros no formamos parte”. “Nunca reconoceremos que Irán se denomine en ese acuerdo como país garante. Es una postura de principios. En nombre del pueblo sirio, rechazamos cualquier papel de Irán y de las facciones bajo su jurisdicción, porque se trata de un país hostil al pueblo sirio”, subrayó. Por su parte, la oposición armada (que se presentó al pleno de ayer en el último momento, tras irse el miércoles de las conversaciones) también exigió la retirada de Siria de todos los combatientes respaldados por la República Islámica.

Las delegaciones de Rusia, el gran aliado político y militar de Siria, y del gobierno sirio del presidente Bashar al Assad, quitaron importancia a la actitud de la oposición, calificada de “pura charlatanería” por el jefe de la delegación gubernamental siria en Astaná, Bashar Al Jafaari. 

El acuerdo entrará en vigor hoy y tendrá una vigencia de seis meses, prorrogable automáticamente siempre que exista consenso entre los países firmantes.