La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó ayer por poco margen un proyecto para derogar y reemplazar la ley de salud conocida como Obamacare. Es una importante victoria para el presidente Donald Trump, que ahora está a un paso de cumplir una de sus principales promesas electorales.
“Ganamos”, dijo Trump en una conferencia de prensa en el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca junto a varios legisladores republicanos tras la votación. Por su parte el republicano Paul Ryan, que preside la Cámara de Representantes, comentó en la misma comparecencia que la aprobación era apenas un paso en el proceso. Después de largas semanas de negociaciones en la propia bancada republicana, donde algunos impulsaban un proyecto de ley más duro, y de dos intentos fallidos para aprobarlo, la ley salió adelante por una diferencia de cuatro votos (217 a favor y 213 en contra) y con sólo uno más de la cifra que necesitaban.
El proyecto de reemplazo de la ley sanitaria, que era el principal logro político del ex presidente demócrata Barack Obama, el antecesor de Trump, tiene que ser aprobado por el Senado, donde la probabilidad de salir adelante es menor. La mayoría republicana en la Cámara alta es más estrecha, y además los senadores conservadores más moderados se oponen al nuevo plan aprobado ayer. Por lo que ésta batalla ganada por Trump para cumplir su promesa sobre el Obamacare, como se conoce popularmente a la ley de Obama, no garantiza su éxito.
El proyecto de ley, conocido como la Ley Estadounidense de Cuidado de Salud (AHCA, en inglés), deroga disposiciones básicas del Obamacare, incluyendo sus subsidios para ayudar a las personas a obtener cobertura, la expansión de Medicaid (un programa para las personas con bajos recursos) y las obligaciones para expandir los seguros médicos. En su lugar, el proyecto de ley proporciona un nuevo crédito fiscal destinado a ayudar a las personas a comprar seguros, aunque proporcionaría menos ayuda que Obamacare a las personas de bajos ingresos. La Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), un organismo no partidista, estimó que hasta 24 millones de estadounidenses se hubieran quedado sin seguro durante la próxima década bajo la versión previa a la aprobada ayer, cuyo impacto aún no fue evaluado por la CBO.
Republicanos utraconservadores se negaron a aceptar esa primera versión causando en marzo pasado un estrepitoso fracaso para Trump, después de tener que posponer hasta en dos ocasiones un voto sobre la medida, ya que a su juicio no contenía suficientes cambios respecto a lo estipulado por la ley de Obama. Entre otras cosas, los ultraconservadores lograron retirar la obligatoriedad que bajo Obamacare tienen las aseguradoras de dotar seguros y no subir los costes a quienes hayan sufrido enfermedades preexistentes, un asunto muy discutido en el Congreso.
El anuncio fue hecho cuando el proyecto de reforma de salud ganó impulso debido a que dos influyentes representantes republicanos (Fred Upton de Michigan y Billy Long de Missouri) cambiaron de opinión el miércoles y dieron su respaldo a la iniciativa, tras una intensa presión ejercida por el propio mandatario. Trump impulsó el nuevo proyecto modificado en los últimos días y se involucró personalmente en el forcejeo, hablando por teléfono o cara a cara con algunos republicanos. “El presidente dijo ‘Billy, realmente te necesitamos. Te necesitamos, hombre’. Yo dije, ‘no me tienen’”, contó Long a los reporteros en la Casa Blanca, al describir un tira y afloja con Trump, que buscaba convencerlo de apoyar la ley.
Long dijo que cambió de opinión después de que el presidente dio su apoyo a una enmienda que añade un suplemento de ocho mil millones de dólares para ayudar a financiar las pólizas de los llamados “grupos de alto riesgo”, que absorberán los costos de personas con enfermedades caras, como el cáncer.
Upton se oponía anteriormente a la legislación, alegando que estaba en desacuerdo con la disposición que permite a los estados eliminar las garantías de cobertura a las personas con enfermedades preexistentes. Pero después de la reunión con Trump, Upton dijo que pensaba que el nuevo financiamiento bajo este proyecto podría más que cubrir a aquellos que podrían verse afectados.
Muchos expertos en políticas de salud, sin embargo, aseguran que ocho mil millones de dólares son insuficientes para proporcionar cobertura a las personas enfermas. “La nueva ley no sólo eliminará la cobertura de seguro de salud de millones de estadounidenses, sino que eliminará en muchos casos la prohibición de cobrar más por la cobertura a los que tienen condiciones médicas subyacentes”, dijo el presidente de la Asociación Médica Estadounidense, Andrew Gurman, quien se opone a la iniciativa.
Para el legislador demócrata Frank Pallone, con este nuevo proyecto de ley sobre los seguros de salud los republicanos quieren recuperar el antiguo sistema. “Volveremos a los tiempos el Viejo Oeste. Las personas no tendrán más protección”, aseguró Pallone. “Este texto cobarde va a perjudicar a muchos, muchos estadounidenses”, dijo por su lado el senador demócrata Cory Booker en Msnbc. Se espera que el proyecto de ley de la Cámara Baja se someta a cambios importantes en el Senado, donde estará sujeto a enmiendas ilimitadas antes de volver a la Cámara baja.