Donald Trump anunció que visitará Israel, Arabia Saudita y el Vaticano este mes. La primera gira internacional del presidente de Estados Unidos también incluirá una cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Bélgica y otra del G7 en Italia, y estará dominada por la discusión sobre la lucha contra el terrorismo, adelantó el mandatario. La Casa Blanca no publicó el cronograma de la gira, pero adelantó que el presidente primero aterrizará en Arabia Saudita, luego en Israel y, finalmente, viajará a Europa. El Vaticano confirmó ayer que Trump tendrá una audiencia privada con el papa Francisco el 24 de mayo en el Palacio Apostólico.
Además, la Casa Blanca anunció que en algún momento de su gira por Medio Oriente, Trump también se reunirá con el presidente palestino, Mahmud Abbas, aunque no especificó si viajará al territorio ocupado de Cisjordania. La cumbre de la OTAN en Bruselas será al día siguiente y la del G7, en Sicilia, el 26 y 27 de mayo. “La tolerancia es la piedra angular de la paz”, aseguró ayer el magnate neoyorkino al firmar un decreto para permitir que líderes religiosos puedan apoyar candidatos frente a sus congregaciones y ampliar la actividad política de grupos religiosos en general. En esa misma ceremonia anunció que visitará el Vaticano.
En varias ocasiones, Trump manifestó su deseo de reunirse con Jorge Bergoglio, pese a que los dos chocaron abiertamente sobre temas sensibles como migración, cambio climático, importancia de las políticas sociales e intervenciones militares en países en crisis, en guerra o con importantes conflictos armados. El mandatario estadounidense intentó crear un hilo conductor entre la defensa de la paz mundial, que prometió defender ante el Papa, y la necesidad de afianzar sus alianzas en Medio Oriente en su llamada lucha contra el terrorismo.
“En Arabia Saudita tendrá lugar una reunión verdaderamente histórica, en la que comenzaremos a construir una nueva base de cooperación y apoyo con nuestros aliados musulmanes para combatir el extremismo, el terrorismo y la violencia”, adelantó Trump. “Nuestra tarea no es dictar a otros cómo vivir, sino construir una coalición de amigos y socios que comparten la meta de combatir el terrorismo y llevar seguridad, oportunidad y estabilidad a un Medio Oriente devastado por la guerra”, agregó.
El secretario de Estado, Rex Tillerson, adelantó en el mismo sentido que cuando sea necesario, el gobierno de Trump separará su política exterior de la defensa de los derechos humanos en otros países aliados. En las últimas semanas, el mandatario estadounidense se reunió con el presidente egipcio y ex general golpista, Abdel Fatah al Sisi; invitó a la Casa Blanca a su par de Filipinas, Rodrigo Duterte; y destacó las capacidades de liderazgo del mandatario de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, y el máximo líder de Corea del Norte, Kim Jong-un. Todos criticados por opositores o disidentes, según el caso, y organizaciones de derechos humanos, que señalan en sus países abusos como acoso, persecución, represión y detención de sus detractores.
La visita al rey Salman de Arabia Saudita, mandatario de un país donde las mujeres casi no tienen libertades individuales y donde es reprimida toda disidencia, será otro ejemplo de esta política de laxitud ética, que no es propia de Trump, sino que ha sido, en mayor o menor medida, defendida por la mayoría de sus antecesores.