¿Qué llevará un/a salteño/a amante del fútbol a enamorarse de los colores de un equipo que tiene a miles de kilómetros de distancia? ¿Cuáles serán las razones por las que, teniendo cuadros convocantes en la ciudad, elige la pasión a distancia?

Las historias son variadas y en muchos casos, con pintorescos ribetes. Situaciones que en muchos casos rebasan lo netamente personal y se transforman en agrupamientos que convocan a los hinchas mucho más que 90 minutos una vez por semana.

Ser en la distancia

Juan Kalenczuk tiene 52 años y su pasión por Vélez Sársfield viene heredada. “Mi papá era de Vélez, no me inculcó mucho el tema, pero a mí me agarró un fanatismo terrible. Mi tata me llevó una o dos veces a conocer la cancha de Vélez y ahí me enamoré”, comenta. Y agrega: “Sin embargo, en Salta es muy raro esto, porque no hay muchos hinchas como yo que hayan tenido la herencia del padre. La mayoría se hicieron hinchas por las figuritas o por Chilavert... eso siempre me llamó la atención, que eligieron Vélez porque le gustaba la camiseta o los jugadores de ese momento. Es algo medio raro porque no los unía más nada que una radio o una imagen del diario”. Kalenczuk forma parte de la Peña Carlos Bianchi de Salta.

Desde otro ángulo de la pasión, Norberto, integrante de la Filial salteña de Racing, comenta: "En la época en que al norte no llegaba tanto la televisión, mi abuelo y mi viejo escuchaban las noticias de la academia por Radio Nacional. Era todo radio. Mi abuelo y mi viejo esperaban escuchar los partidos de Racing por ahí, algo impensado hoy. De ahí heredo la pasión”.

Norberto se emociona al recordar sus años de niño, “cuando iba al colegio siempre pintaba un escudo de Racing, realmente para mí es una pasión inexplicable. La sensación de esperar un partido no tiene comparación”.

Lucas Ramorino vive en el barrio de Tres Cerritos en la capital salteña. Es hincha de Argentinos Juniors. Nació en Bahía Blanca y llegó a Salta con solo 2 años: “El año 96 me queda grabado por el descenso de Argentinos. Recuerdo ver en la tele el llanto de los jugadores. Es algo que me quedó en la cabeza. Al año siguiente me pongo a ver los partidos del Nacional B y encuentro un partido de Argentinos. Me acuerdo un golazo de Zermatten en la cancha de Ferro. Yo no miraba mucho a Argentinos, pero esas cosas hicieron que me gustara el equipo y lo empecé a seguir. Era adolescente y hacía recortes de los diarios que ponían cosas de Argentinos en Salta. Los pegaba en un papel y así me fui metiendo de lleno en esta pasión”.

La experiencia de Lucas es llamativa por su crecimiento en el amor por la camiseta de manera individual. “En el año 2001 Argentinos viene a jugar contra Juventud al Estadio Martearena. Fui al hotel, conocí a los jugadores, fui a la cancha y terminé de hacerme fanático”.

Lucas todavía recuerda con gracia algunos eventos de su adolescencia. “Cuando Argentinos asciende a primera, juega la final con Gimnasia y Tiro. Yo todavía estaba en la secundaria y en esa fecha viajamos con el curso a Cachi. Me llevé una radio y me puse a escuchar el partido solo, alejado de mis compañeros, en el medio de la nada”.

Peñas y filiales

Las hinchas se van agrupando y en muchos casos logran formar peñas o filiales que convocan a muchos integrantes.

El fortinero Juan comenta: “En breve la Peña está por cumplir 25 años. En aquellos tiempos había muy pocos hinchas de Vélez en Salta. Pero cuando salimos campeones en el año 93, voy a la plaza 9 de Julio a festejar y veo algunos más que estaban. Nos contactamos y se creó un pequeño grupo. Después, en el año 94, cuando salimos campeones de nuevo, volvemos a ir a la plaza pero ya éramos varios. Nos pasamos teléfonos y quedamos en contacto. Y así se empezó a formar un grupo, nos empezamos a juntar en un bar y de ahí surgió la idea de formar la peña. Unos días después de haber ganado el torneo de 1996, exactamente el 20 de agosto de aquel año, se crea la Peña de Vélez en Salta”.

Norberto, el hincha de Racing, cuenta: “Esto comenzó antes de que salgamos campeones en el 2001. En aquel momento existía un café que se llamaba "Academia" en la calle Alvarado. Era un espacio épico para nosotros porque siempre nos juntábamos ahí. Después del campeonato del 2001 ya se empieza a fortalecer un poco la idea de una filial oficial del club. Era un tema que siempre daba vueltas, siempre lo pensamos pero el 6 de noviembre de 2010 la filial se hace oficial”.

No todo es la pelota

Las peñas constituidas como tal guardan un sentido tendiente a lo comunitario. Mas allá de juntarse a ver los partidos, desarrollan en diferentes ámbitos y lugares actividades solidarias para con la comunidad.

En este sentido Norberto relata que si bien la pandemia los limitó mucho, tienen acciones solidarias. "Teníamos comedores que apoyábamos, hacíamos actividades, colectas para ayudar de diferentes maneras. Siempre a pulmón, para enaltecer a Racing y ayudar a la comunidad. Todos aportamos un poquito: un paquete de arroz, de fideos y así vamos armando. Si bien nos encanta juntarnos a ver los partidos, no es solo eso, sino que vamos programando acciones sociales”.

En este mismo sentido Juan Kalenczuk comenta que en la peña "hace bastantes años que se trabaja en el tema social. Constantemente hacemos donaciones a escuelas. Es mas, Vélez apadrinó una escuela y nosotros hacíamos la gestión para que todas las donaciones lleguen hasta acá en Salta. Después donamos a escuelas del interior, a comedores, hicimos muchísima obra solidaria”.

Historias y sensaciones

Juan recuerda un sinfín de anécdotas que atesora. Sin embargo, resalta una que siempre vuelve a su memoria, "una anécdota increíble". "Yo trabajo en una librería grande. Un día llega una señora muy humilde de San Antonio de los Cobres, de la Puna, y me dice: ‘Señor, me puede vender un papel para hacer la tarjeta de difunto para mi papá que falleció el año pasado', le pregunto de qué colores la quería y me dice: ‘Yo quiero un papel de color azul y blanco’. Me llamaron la atención esos colores para un difunto, así que le pregunto por qué y me dice: 'Es que nosotros descubrimos que mi papá era muy fanático de Vélez Sársfield, en su ropero, cuando fuimos a limpiar sus cosas, tenía recortes de los campeonatos de Vélez, era muy hincha de Vélez mi papá y nosotros mismos no sabíamos que era tan fanático’. Esa historia es hermosa. Un señor que trabajaba en una mina en el medio de la Puna, guardaba los recortes que veía de Vélez… Son cosas increíbles”.

Norberto, de Racing, también recuerda algunas anécdotas que parecen de cuento. “El viejito Torres es un señor hoy ya grande, de más de 80 años. Él nos contaba, por ejemplo, que se vestía de gala cada vez que jugaba Racing. Hace tiempo, para poder ver a Racing, se subía a un cocherito, de esos de antes, y decía que iba al médico o alguna cosa así y se bajaba en el centro para ver los partidos. A veces ni siquiera uno puede entender lo que hacés por los colores. Nosotros tenemos que viajar 22 horas para poder ir a ver los partidos”.

Lucas, el fana de Argentinos, relata sus sensaciones. “Es linda la pasión a tantos kilómetros. Más cuando uno empieza a conocer a las figuras que ve solo por televisión, solo a través de una pantalla. Entonces cuando los tenés al lado, le estrechás la mano, te sacás una foto o intercambiás unas palabras, mantenés viva la pasión”, y agrega: “Hay muchas cosas que recuerdo, son muchos viajes, las lindas anécdotas. He viajado a Jujuy, a Tucumán, a Misiones, y siempre solo, muchas aventuras que son muy difíciles de explicar. Recuerdo, en 2008 trabajaba en una mina en Jujuy y ahí estaba, escuchando el partido de Argentinos como podía”.

“Cuando alguno de la filial va por primera vez al cilindro (la cancha de Racing) se emociona, llora, es algo difícil de contar. Como yo me encargo de organizar los viajes, tengo la suerte de ver esa sensación que les pasa. La gente me abraza, me agradece”, comenta Norberto.

El hincha de Vélez relata: “Nos tocó como peña descubrir muchas cosas lindas, como encontrar gente en el interior de Salta con camisetas de Vélez, o negocios del mismo interior de la provincia pintados con los colores del club, cosas que nos llamaron mucho la atención. Particularmente, nosotros recordamos los famosos viajes a Jujuy cuando venía Vélez. Hemos ido por lo menos 5 veces, y llegamos a sacar 4 colectivos solo de gente de Salta. Cada viaje una anécdota diferente, algo muy lindo para el grupo”.

Si un factor común atraviesa estos relatos, es lo inexplicable que resulta el sentimiento y la pasión. Algo fuera de la razón, difícil de mensurar y de poner en palabras.

El solo pensar que hay quienes solo alguna vez conocieron el estadio de su equipo, otros que todavía no lograron hacerlo y quizás algunos que nunca lo hagan, pone de manifiesto este loco sentimiento.

El fútbol como deporte, vivencia y encuentro. El fútbol como forma de agruparse y sentir en colectivo, pero en esta oportunidad, sumándole miles de kilómetros de distancia.