En la primera fecha del campeonato local River perdió 2-1 ante Colón. Su gol lo hizo Suárez. Contra Argentinos Juniors, por la Copa, en la ida empató 1-1, gol de Suárez; y en la vuelta ganó 2-0, dos de Brian Romero.
En la segunda fecha del torneo casero River ganaba al final del primer tiempo 2-0 con goles de Romero y Suárez. Hasta ahí, en cuatro partidos, tres goles de Romero y tres de Suarez. Valía preguntarse por entonces ¿no valen los goles conquistados por otros que no sean los dos de punta? Y también: ¿No puede llegar River al gol con otros que nos sean esos dos?.
La respuesta la dieron en la segunda parte De la Cruz, autor del tercero y Paulo Díaz del cuarto. En realidad, cuando se juega como jugó River contra Unión, cuando se consiguen tantos espacios con un toque sistemático, y cuando el rival exhibe muchas debilidades defensivas, cualquiera puede llegar al gol.
Tres de los cuatro goles de River fueron desde muy cerca, y como remate de jugadas muy elaboradas. En el primero intervinieron Zuculini, De la Cruz, Suárez y Romero, en una acción muy rápida que culminó el último levantando la pelota a la red desde el área. Había off-side de Romero en el inicio de la jugada, pero no no lo advirtió el juez de línea.
En el tercero, el más lindo, la tocaron todos y después de un taco de Suárez, De la Cruz cruzó el remate a la red desde el punto del penal. En el cuarto, la jugada se ensució un poco por un rebote, pero también desafortunado de un defensor, pero hubo pared, taco y definición desde el área chica ante el pobre Moyano.
El otro gol, el segundo del equipo, fue de lejos: lo hizo Suárez clavando un bombazo desde un costado, con la cara interna, contra un poste.
Suárez fue el mejor de un equipo que tuvo un rendimiento parejo en el que ninguno bajó de los seis puntos. Zuculini y Pérez se repartieron la mitad de la cancha, y se alternaron para participar en los tramos finales del circuito de toque. Carrascal aportó su gambeta y perdió pocas pelotas, De la Cruz fue muy preciso, los laterales treparon con espacio todas las veces que se propusieron, y así manejaron todos los aspectos del juego.
Unión mostró algunas buenas intenciones ofensivas, sobre todo en Zenón y pudo haber logrado un golcito, pero dio la sensación de que el partido le quedó demasiado grande. A la luz de esta gran actuación, la victoria por la Copa contra Argentinos pasó a ser una especie de trampolín para que River recuperara la memoria futbolística.