Desde Santiago
El viernes la Presidenta del Senado Yasna Provoste (Democracia Cristiana) anunció finalmente su candidatura de cara a las elecciones presidenciales chilenas del 21 de noviembre. Fue en su natal Vallenar, en el norte del país, donde oficializó una decisión que no sorprendió a nadie: hacía meses que sus declaraciones sobre la “unidad” y el “diálogo” en su sector para enfrentar el sufragio parecían más las de un candidato en campaña que una senadora.
“He sido una mujer tenaz, pero una mujer que ha respondido a través del diálogo y de entender que es a través de las formas pacíficas el cómo logramos llegar a los acuerdos que necesita nuestro país. Lo hicimos así en los momentos más duros”, señaló en referencia a su bloque que junto al Partido Socialista (PS), Partido por la Democracia (PPD) Y Partido Radical (PR) gobernaron el país desde el fin de la dictadura en 1989 bajo el nombre de “Concertación de Partidos Por la Democracia” hasta el primer gobierno del derechista Sebastián Piñera en 2010.
La abanderada, que el martes evaluará su permanencia en el Senado, fue ministra de educación durante el primer gobierno de Michelle Bachelet y fue encargada de negociar con los estudiantes en 2006 durante la llamada “revolución pingüina” (llamada así en alusión a los uniformes escolares usados en Chile). Dos años después sería acusada constitucionalmente y destituida por irregularidades en el pago de subvenciones escolares a colegios públicos y particulares-subvencionados. Un hecho que la inhabilitó de ejercer cargos públicos durante cinco años y que hasta hoy ella acusa como una operación en su contra de “la derecha más dura”.
Esta nueva alternativa femenina viene a competir directamente con Paula Narváez (PS) también exministra de Bachelet, quien ha visto desinflarse su candidatura aunque, al menos en el programa Estado Nacional de Televisión Nacional de Chile, quien aseguró hoy que su candidatura “nació de abajo hacia arriba, no de arriba hacia abajo, que nació de las bases. Nació de un grupo importante de mujeres es un hecho de origen muy relevante, no nació de las cúpulas, nació de las bases, se han ido sumando más personas”.
Sobre Provoste, aseguró que su candidatura surgió a partir de ciertas encuestas como la Cadem que en mayo la posicionaba como la figura pública con mayor aprobación, gracias a su concepto de “mínimos comunes” con los que la oposición debía negociar con el gobierno. “Lo que podemos constatar, a partir de la realidad que hemos visto, es que es una reacción a las encuestas, entiendo que ese fue un factor importante que hizo que un sector la levantara de candidata. En cambio lo mío nació de forma espontánea, sin encestas en la mano, con el convencimiento que podía encabezar un proyecto colectivo”.
La centroizquierda fragmentada
A pesar de haber recuperado el poder en 2014 con el segundo mandato de Michelle Bachelet y bajo el nombre de “Nueva Mayoría”, este conglomerado de partidos se disolvió tras el nuevo triunfo de Piñera que asumió por segunda vez como presidente en 2018. Una de las hipótesis sobre las dos derrotas que le dieron el triunfo a Piñera, es que la ciudadanía los identifica como continuadores de las políticas privatizadoras de Pinochet y simples administradores de un modelo económico neoliberal heredado de la dictadura, por lo que decidieron castigarlos, paradojalmente votando por alguien de derecha.
Esta fragmentación de la exConcertación —y luego exNueva Mayoría— se manifiesta en la dificultad para encontrar un candidato de unidad a un conglomerado rebautizado como “Unidad Constituyente”. A la opción de Provoste y Narváez se suman a Carlos Maldonado (PR) a la que podría sumarse otros candidatos como Marco Enriquez Ominami, si es que se resuelve su situación judicial, ya que está acusado de fraude de subvenciones durante su campaña de 2014. Todo esto bajo el formato de una “primaria ciudadana” que incluso podría ser online.
“Acepto este desafío porque aquellos que queremos transitar en paz y que queremos transformaciones profundas para el país somos mucho más que los que sólo se dedican a gritar y creen que la violencia puede resolver las dificultades”, había segurado Provoste el viernes, refiriéndose quizá a los grupos más radicalizados del Estallido Social que integran la Convención Constituyente bajo el conglomerado “La lista del Pueblo” y que incluso podrían presentarse con un candidato presidencial bajo el conglomerado, convirtiendo a las elecciones chilenas en una de las más complejas del pasado reciente.
Izquierda y derecha unificadas
El mapa político en Chile se ha ajustado tras las primarias celebradas el domingo pasado. Por el lado de la izquierda, representada en la coalición “Apruebo Dignidad” emergió triunfante Gabriel Boric (Convergencia Social-Frente Amplio) tras vencer por el 60,43% al gran favorito Daniel Jadue (Partido Comunista) con un 39,57%.
Boric de 35 años y un pasado de dirigente estudiantil del movimiento universitario de 2011, se impuso con un programa basado en un Estado “cuidador”, el cuidado al medio ambiente y la promoción de la diversidad. Una versión más suavizada o abstracta, si se quiere, del de Jadue que proponía directamente un cambio en la estructura impositiva a las elites económicas y multinacionales que operan en Chile, para encaminar el Estado a un modelo homologable a los países nórdicos.
Una idea que fue combatida más por el tono que por la forma, desde el mismo Boric hasta los medios de comunicación tradicionales chilenos (recordemos que la prensa de izquierda en Chile no es masiva y se encuentra disponible principalmente en la web).
Aunque el PC, fiel a su disciplina y su estilo de “lavar la ropa en casa”, no ha reconocido este resultado como fracaso. Al contrario, el propio Jadue —reelecto como alcalde de la santiaguina comuna de Recoleta el mes pasado y retomando funciones— invita a la autocrítica y a hacer un trabajo más intenso en la base, en el pueblo que “simplemente no salió a votar”. Lo señaló él mismo
Jadue, que fue reelecto como alcalde el mes pasado, señaló en una entrevista por streaming en el programa “Sin Maquillaje” conducido por César Abueid señaló que en la campaña de Boric como presidente “voy a asumir mi rol como alcalde de Recoleta, seré el jefe de comando en esta comuna y voy a tratar de que toda la gente que me apoyó, apoye a Gabriel. Espero que él gane”
Boric, por otro lado, ha aprovechado Facebook para subir un mensaje del expresidente uruguayo Pepe Mujica quien lo saluda y señala: "Espero que me quede aliento para poderte dar un abrazo algún día”. El candidato por otro lado escribió: “Un viejo luchador me mandó un saludo y un par de consejos para lo que viene. Tenemos tanto que aprender de quienes nos anteceden. Sumar y seguir sumando para cambiar el mundo”.
La derecha independiente pero empresarial
Por otro, el oficialismo se unificó en torno a Sebastián Sichel, el triunfador de las primarias de la derecha —agrupadas en el conglomerado “Chile Vamos”— donde triunfó con un 49,8% por sobre el favorito Joaquín Lavín, representante de la Unión Demócrata Independiente (31,30%) pero también sobre dos ex ministros del actual gobierno de Piñera: Ignacio Briones (9,82%) y Mario Desbordes (9,80%). Estos últimos representantes de Evopoli (el partido progresista de la derecha chilena) y Renovación Nacional, respectivamente.
A pesar de proclamarse como “independiente”, Sichel, abogado y exministro de Desarrollo Social del actual gobierno de Piñera, que para muchos es un producto mediático construido por los empresarios y cuya candidatura comenzó a surgir con fuerza hace un año, con una extraña encuesta de una agencia desconocida hasta ese momento (Black & White) y amplificada por medios donde el propio Sichel había sido socio. Incluso la reelecta alcaldesa de Providencia Evelyn Matthei, de origen pinochetista y perteneciente a la Unión Demócrata Independiente, lo acusó de ser “el candidato de los empresarios” debido a sus conexiones donde destaca el think tank de derecha Libertad y Desarrollo.
Sin embargo, hay un punto interesante: el número de votos. Sichel obtuvo 659.570, siendo superado incluso por el derrotado Jadue en su respectiva primaria: 692.862, lo que sumado a los votos obtenidos por Boric (1.058.027) habla de una izquierda fuerte y convocante a menos que sea verdad una hipótesis que nadie ha aceptado y que aún es difícil de dilucidar: que los ciudadanos cuyo domicilio político está en la derecha y centroizquierda decidieron votar por Boric para evitar que un comunista como Jadue obtuviera el triunfo.
Sichel, que tampoco cree en esta teoría, niega pertenecer a la elite, sino que representa a los chilenos “sin privilegios”. Algo que, aunque es central en su discurso, tarde o temprano se desmantelará considerando las expectativas que tiene la derecha y los empresarios en él. Prueba de ello es una entrevista con el diario El Mercurio donde entregó algunas definiciones valóricas —está en contra del aborto libre y la despenalización de la marihuana—, señaló que Jadue perdió porque no supo leer las aspiraciones de la ciudadanía que aprecia la libertad de emprender (a lo que supuestamente el comunista estaría en contra) y finalmente aseguró que las propuestas de Boric son “populistas”. Y dijo que sería buenísimo sumar más empresarios a su proyecto, lo que evidentemente sucederá.