La última vez que conversamos con Emperatriz “Monena" Márquez, nos contó sobre sus años de prisión durante la dictadura, desde 1972 hasta el 83. Mientras ella estaba en Devoto, su cuñado, Luis Aredez, ex intendente de Libertador General San Martín, en Jujuy, fue secuestrado.
Su hermana mayor, Olga Márquez, comienza así una historia de lucha por la verdad y la justicia, que la convirtió en una de las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo y de las marchas por los desaparecidos de Calilegua y Libertador General San Martín.
En su departamento, Monena atesora un pañuelo blanco con dos prendedores con las fotos de su hermana y cuñado, Luis Aredez, secuestrado junto a 200 personas el 24 de marzo del 76 y luego desaparecido en el 77.
La vida de Olga y Luis está registrada en la película Sol de Noche (2002). Pero en este testimonio a Catamarca/12, que Monena comienza a tejer con sus palabras siempre enérgicas, a la memoria por la verdad y la justicia, se une el destino de dos hermanas, marcadas por una vida de resistencia.
“Olga era una convencida de que la Justicia debía democratizarse y yo también. La Justicia no debe actuar como un partido político”, recuerda Monena.
“Olga decía, uno no elije dónde nacer pero sí dónde vivir y luchar. Yo, Catamarca. Mi Rodeo. Ella Libertador General San Martín. Olga sigue siendo una luz en mi vida. Y también la necesito... Las Marchas del Apagón seguirán porque sus semillas están allí y en muchas personas. La dignidad no se negocia”, afirma.
-¿Cómo es que dos hermanas con diferencia de edades y de lugar donde vivieron terminan teniendo un mismo destino de resistencia?
-El Ambato ha sido territorio de mis padres Ramón Gil Márquez de Chuchucaruana y doña Emperatriz de Jesús Agüero, de El Bolsón. Pero por circunstancias políticas y económicas en el 29 tuvieron que emigrar a Tucumán. La familia Márquez era numerosa, 9 hermanos. Mi padre era uno de los mayores. Iban a trabajar en la zafra tucumana. Se radican en Villa La Trinidad, un pueblo al sur donde hay un ingenio. Y se dedica al cultivo de la caña de azúcar. Es uno de los socios fundadores de la Unión Cañeros Independientes de Tucumán (UCIT) que aglutina a los productores de caña de azúcar chicos y medianos, en oposición a un organismo que solo contemplaba los derechos de los grandes latifundistas que también eran los accionistas de las fábricas azucareras.
Olga es mi hermana mayor, tenemos diferencias de 18 años. No tengo fuertes vivencias de ella en mi infancia... ella estaba estudiando en Córdoba en la Universidad. Se recibió de odontóloga. Luis Aredez también estudiaba medicina en Córdoba. Ellos llegaron a Libertador General San Martín, departamento Ledesma, Jujuy en los años 58.
-¿Qué realidad encuentran en Ledesma?
-El Ingenio Ledesma lo contrata a Luis y se encuentran al llegar con una tremenda realidad de mortalidad infantil en las familias de obreros zafreros. Punto inicial de sus contradicciones con las políticas de la administración que era indiferente a los requerimientos de este médico que recetaba remedios, que hacía demasiados gastos a la empresa, que exigía mejores condiciones de salubridad, que exigía vacunas. Obviamente, prescindieron de su servicio con la total prohibición de ejercer la medicina en ese departamento. Así fue a trabajar en el hospital de Tilcara.
-Pero luego vuelve y se enfrenta al poder que se ejercía desde el Ingenio, ¿es así?
-Olga contaba que él seguía manteniendo contactos con los obreros y empleados de la empresa y el sindicato le ofrece ser médico del sindicato. Es así que vuelve a Libertador General San Martín y se instala como médico sindical. Creo que era el único médico privado que no tenía relación de dependencia con la empresa Ledesma. Era médico pediatra, el único en la especialidad y así plantó su rebeldía al dominio y demonio que manejaba y maneja las voluntades políticas, judiciales, del pueblo, de la provincia de Jujuy. El miedo, la persecución, el hacer notar que nada se le escapa, es la herramienta que siempre usó desde hace 100 años.
-¿Luis militaba en algún partido o era solo un hombre con compromiso social?
-Y este médico para ellos intolerable es propuesto por el sindicato de obreros fabriles y zafreros y la juventud peronista que lo represente como candidato a intendente en ese pueblo en las elecciones del 73. Luis era radical sabatinista, una tendencia más federal del radicalismo en esa época. No militaba el radicalismo jujeño, nunca se llevó bien. Si lo tendría que definir a mi cuñado, fue un hombre humanista, comprometido con lo social y los sectores más vulnerables. Una persona recta que se comprometía con otros y nadie sabía porque lo que él realizada no lo publicitaba. Excelente pediatra, amigo. Tenía una cuenta en la farmacia para todos los pacientes que no podían adquirir la medicación.
-¿Y gana las elecciones?
-Gana esta alianza y asume como intendente. Una de las primeras ordenanzas es exigir a la empresa Ledesma el pago de los impuestos adeudados al municipio desde siempre. La devolución de tierras fiscales apropiadas para plantación que llegaban hasta los fondos de las casas de los habitantes de pueblo. Se logra una parte, pero el poder ejerce su poder en los medios de comunicación, la legislatura y el gobernador y lo obligan a renunciar.
-¿El iIngenio Ledesma tiene responsabilidad además en su secuestro?
-El 24 de marzo en la noche es detenido y trasladado en una camioneta con el logo del Ingenio, junto a muchos dirigentes obreros zafreros. Posteriormente (Alberto) Lemos, el administrador se vanagloriaba de que la empresa puso a disposición de los militares y Gendarmería 40 móviles con 40 choferes.
Hoy Luis está desaparecido y es uno de los 33 desaparecidos de esos dos pueblos: Calilegua y Libertador General San Martín, en las llamadas Noches del Apagón, una semana de julio del 76. Varias noches cortaron la luz y circulaban camiones del Ejército, camiones de la empresa, allanando la Policía de la provincia, los militares, Gendarmería que tenía su destacamento dentro de la empresa, cuando el límite fronterizo está a 300 kilómetros… Sacaron de sus casas a más de 400 personas de esos dos pueblos, los tuvieron detenidos secuestrados en depósitos del Ingenio donde fueron torturados. Algunos fueron liberados, otros trasladados a comisarías, otros a cárceles y 33 personas siguen desaparecidas.
-¿Allí comienza la lucha de Olga por la memoria?
-“Uno no elije dónde nacer, pero sí dónde trabajar, vivir, crecer y luchar”... Eso decía Olga cuando le preguntaban por qué se seguía quedando al desaparecer su esposo y el inicio de su lucha por saber dónde está, qué hicieron con él, conocer la verdad, y en el fondo esperarlo. Era su hogar.
Ella eligió quedarse a resistir y luchar por los 33 desaparecidos, no solo su esposo. A que el miedo no la inmovilizara. Se quedó sin trabajo. Era odontóloga en el hospital y en la escuela secundaria y en lo privado, poco. Decidió a los 53 años volver a estudiar y viajaba a Buenos Aires para hacer la especialización en ortodoncia. Estos viajes le abrieron la conciencia y mente. Se conectó con las Madres que caminaban, con Pérez Ezquivel... contó lo que pasó en su pueblo, fue transmutando y trayendo ideas. Buscó a las familias de desaparecidos. Todo esto por el 79. Así comenzaron con las familias a imitar lo que hacían en Buenos Aires... y servía también para conversar y ver qué notas debían hacer. Las primeras marchas eran de 3 o 4 personas en la plaza.
-¿Cómo es el reencuentro de una presa política y de una hermana que luchaba por la identidad?
-Con Olga me encontré cuando fui liberada en el 83, después de 8 años de cárcel, cuando ambas caminamos historias similares y nuestras conversaciones no tenían el vacío generacional. Ella me llevaba 18 años... Me acompañó visitándome en la cárcel desde el 78 en adelante y yo cuando fui liberada la acompañé en las Marchas. Nuestro lenguaje se unificó, nuestras emociones vibraban igual. Nuestras miradas eran similares, nuestra vereda de la vida era la misma, éramos pueblo y allí nos ubicamos.
Confiamos de nuevo en la política con Cámpora y mucho más con Néstor y Cristina. Militamos ese espacio desde donde elegimos vivir y la llevé en mis brazos en su último recorrido de la Marcha en el 2005. Ella falleció en marzo para ser parte sus cenizas de una hermosa Santa Rita que avanza hacia arriba enredando árboles en la Plaza de Libertador, donde ella marchaba... a veces sola.