La nicoleña María Belén Pérez Maurice (27º en la clasificación) estuvo muy cerca de alcanzar su primera victoria en su tercer Juego Olímpico pero terminó siendo eliminada por la húngara Anna Marton (6º), que la superó por 15-12 (8-5 para la argentina en el primero de los dos asaltos) en la prueba de sable individual femenino de Tokio 2020.
Sin embargo, esa no fue la gran noticia de la jornada para la esgrimista argentina ya que, minutos después de su derrota, en plena entrevista con la televisión, el entrenador y pareja de Pérez Maurice le propuso casamiento en vivo.
En diálogo con el canal TyC Sports, Lucas Saucedo, el entrenador, se puso por detrás de la esgrimista y mostró una hoja que decía "Flaca, ¿te quéres casar conmigo? Por favor", junto a un dibujo. A lo que Pérez Maurice reaccionó dándose vuelta y, tras algunos gritos, besando a su coach a modo de "sí, quiero".
El enfrentamiento
La bonaerense terminó ganando el primer asalto por 8-5, pero cuando estaba 5-4 arriba la húngara sufrió un golpe en la rodilla izquierda que obligó a su atención por espacio de dos minutos.
En el arranque del segundo asalto, la argentina reclamó un punto pidiendo video pero no le fue concedido y Marton igualó en 8, instancia que se repitió a la inversa cuando estaban igualadas en 12, por lo que pasó al frente la húngara 13-12 y luego estiró a 14-12.
Allí fue cuando Marton volvió a acusar un dolor en esa rodilla izquierda, pero ya no podía reclamar más atención.
Sin embargo se recuperó la medalla de bronce en el Mundial de sable de Moscú 2015 para la estocada final y terminó imponiéndose por 15-12 para eliminar a la argentina, quien en su tercer Juego Olímpico estuvo muy cerca de alcanzar su primera victoria, algo que se hubiese valorizado por la categoría de su rival, sexta en la clasificación contra el 27º lugar que ocupó la oriunda de San Nicolás de los Arroyos, que el pasado 12 de este mes cumplió 36 años.
La húngara, además de su superioridad en la clasificación, tiene 10 años menos que la argentina (26, nació el 31 de marzo de 1995 en Budapest).
"La verdad que es cualquiera" se le escuchó decir de fondo a Pérez Maurice dirigiéndose a su entrenador, Lucas Saucedo, al término de la brega, luego de esos dos fallos discutidos que en ambos casos terminaron favoreciendo a la húngara, poseedora también de dos medallas plateadas y otra de bronce en el Campeonato Europeo.