Cristina Fernández de Kirchner no se anduvo con vueltas y le aseguró a un nutrido grupo de dirigentes sindicales, delegados de base y militantes gremiales, que “urge” la unidad del movimiento obrero. El reclamo lo justificó frente a la destrucción que está provocando el “gobierno de patrones y no de partidos”, como calificó a la administración macrista, que “no quiere a los trabajadores y a los dirigentes sindicales. Se les nota en la cara, lo dicen, se siente, se huele”. Por si quedaban dudas, CFK les dijo que la unidad va más allá del peronismo para lograr “reconstruir el país desde un modelo nacional, popular y democrático”. En otro tramo, la ex presidenta deslizó una frase enigmática que dejó perplejo a más de uno: “Les pido que nos den una mano para reconstruir la Argentina. Y, por favor, no lo estoy haciendo desde mi persona, me excluyo, me excluyo y que nadie grite nada, me excluyo porque es necesario enseñar a pensar a la gente sin que la confundan con falsos dilemas o estúpidas contradicciones, o un nombre o un apellido”, dijo.
Pocas horas antes de partir a su viaje por Grecia y Bélgica, la ex presidenta se encontró con sindicalistas en la sede que Sadop (Docentes Privados) tiene en el barrio porteño de Once. Ella ocupó la silla del centro de la mesa del escenario. A su lado se sentaron María Lázaro de Sadop, Walter Correa de Curtidores, Héctor Amichetti de Gráficos y Vanesa Siley de SITRAJU porteño (judiciales). Abajo, en las primeras filas la escucharon Víctor Santa María (SUTERH), Horacio Arreceygor (Satsaid), Carlos Barbeito (Molineros), Abel Furlan y Adrián Pérez de la UOM, Daniel Catalano (ATE Capital), Carlos Ortega (ANSES) y Ramón Garaza (Supeh). El salón no dio abasto para la militancia gremial y kirchnerista que llegó al acto que se decidió durante el mediodía de ayer.
Si bien durante su exposición Cristina no dejó tema por tocar, lo cierto es que se preocupó en resaltar, hasta con vehemencia, su mirada sobre los peligros que acechan al mundo sindical. Para CFK el gobierno de Macri no es ni siquiera capitalista porque “son neoliberales que aplican una distribución de la riqueza injusta y no les permiten consumir”. Es más, les advirtió que el sindicalismo es el próximo bastión que el macrismo quiere “destruir” porque necesita “bajar el precio de los salarios en dólares, que para ellos es una mercadería, y luego de las elecciones irán por el sistema jubilatorio” para poder pagar “el feroz endeudamiento que es superior al de la dictadura. No hay que ser muy inteligente para saber por dónde van a ir porque ya lo hicieron”.
Por momentos, el llamamiento de Cristina pareció una súplica ante lo malo que advierte que está por venir. Por eso les dijo que “frente a tanta política de destrucción no hay que hacer oposición sino política de reconstrucción y recuperar la correlación de fuerzas que permitió la implementación del modelo nacional, popular y democrático”.
Cristina no avanzó más allá respecto de su autoexclusión. No dijo si estaba refiriéndose a su futuro político y continuó con su diagnóstico del gobierno que por primera vez accedió al poder “no como patrocinante o acompañante de una dictadura sino a través del voto democrático”. Entre las razones que provocaron este fenómeno, dijo que el macrismo logró modificar la correlación de fuerzas que llegaron divididas a las elecciones pero también fruto de “un gran blindaje mediático y protección judicial”. Esto ahora les permite “presionar y extorsionar” para lograr sus objetivos. En ese sentido les dijo que Cambiemos no quiere a los sindicatos por el peligro que representa su oposición a las políticas que promueven: “No les gustan los dirigentes sindicales porque es todo culpa de los sindicatos y el que no comulga o acepta condiciones de explotación es mafioso. Por eso estigmatizan a todo el que no acate sus órdenes porque éste es un gobierno de patrones y no de partidos políticos”.
Según la ex mandataria esas extorsiones que el gobierno lanza sobre la dirigencia sindical es la que está impidiendo el proceso de unidad de todo el movimiento obrero pero también del político. Cristina le dedicó más de un comentario al poderoso aparato mediático que protege al gobierno macrista. Por caso, señaló la idea que esas fuerzas comunicacionales pretenden responsabilizar al peronismo de todos los males del país. Ella advirtió que además de los 12 años y medio de kirchnerismo, al que definió como una “anomalía”, y los tres gobiernos de Juan Perón suman apenas 25 años. Pocos desde el punto de vista históricos pero que le otorgaron derechos a la sociedad y una distribución de riqueza más equitativa.
Incluso CFK encontró en esa anomalía que significaron sus dos mandatos y el de Néstor Kirchner, alguna razón de la derrota en 2015. Más allá de los errores que se pudo haber cometido, indicó que buena parte de la población que se desarrolló económicamente en esos doce años no había vivido en carne propia las crisis anteriores y, por lo tanto, creyó en las promesas de continuación de lo bueno y corrección de lo malo que hizo Cambiemos.
“Históricamente la clase media es hija natural y económica del peronismo pero terminó siendo adoptada por los sectores que no quieren a los trabajadores”, señaló y les pidió elaborar estrategias desde sus lugares de militancia sindical para “que el confundido entienda que el progreso que vivieron fue por el modelo económico, político y social y no, como quieren hacerles creer, por el esfuerzo individual”.