Una víctima de violencia de género denuncia que la fiscala de Joaquín Víctor González, María Celeste García Pisacic calificó como lesiones simples las 7 u 8 puñaladas que le asestó su expareja. También señaló que el juez de Garantías Héctor Guzmán ordenó la libertad de su agresor y le explicó que fue por pedido de la Fiscalía.
La víctima señaló que las autoridades judiciales no le notificaron que su agresor quedó libre y ella permaneció varios días desprotegida hasta que tras su descargo en las redes sociales, su situación cobró relevancia mediática y recién el jueves pasado, el magistrado le asignó consigna policial. La mujer contó que le dijeron que el violento se trasladó a la Capital y con ello desmerituan que siga representando un peligro para ella u otras mujeres.
El médico legal Manuel Villagra, dejó como constancia que Verónica Barbero, tenía heridas punzo cortantes en distintas partes del cuerpo, aunque diagnóstico 10 días de curación y 4 días de incapacidad laboral, tiempo en que éstas ni siquiera cicatrizan aunque sean superficiales. La fiscala imputó a Ocaranza por lesiones leves y las agravó por la relación de pareja preexistente y por mediar violencia de género. El hombre estuvo detenido 33 días y fue dejado en libertad.
Pese a que el denunciado está imputado y los informes de actuaciones señalan que cuando llegó la policía, el agresor estaba preparando un bolso para darse a la fuga, a éste hombre le autorizaron irse a la Capital salteña.
Además Barbero señaló que lxs funcionarixs tampoco dispusieron alimentos provisorios para la manutención de la hija en común de 8 años. La víctima indicó que tras las secuelas de las heridas no pudo volver al trabajar de manera informal como lo venía haciendo para sobrevivir en tareas de cocina y limpieza. Ella cobra una pensión, y dijo que en el área de la mujer del municipio le dijeron que ésta es incompatible con el programa Acompañar por lo que no podrá acceder a esa ayuda económica de Nación.
"Fue un intento de femicidio", aseguró Verónica Barbero a Salta/12. La mujer tiene 38 años y reside en la ciudad de Joaquín Víctor González en el departamento Anta. Relató que el 17 de junio pasado, en horas de la madrugada, se fue a dormir con su pareja René Ocaranza de 50 años. "Me despierto con una puñalada en la panza, seguía metiéndome puñaladas, fueron 7 u 8. Lo que quería era degollarme", manifestó la sobreviviente. "Él me deja ahí por muerta", afirmó.
Barbero contó que sufrió por años violencia de género de parte de Ocaranza pero no podía hablar del tema, tenía miedo, porque siempre la amenazaba. Además, en base a su relato, ella estaba inmersa en el ciclo de la violencia, en que este hombre solía pedirle perdón y prometerle que cambiaría, ella le creía pero nunca lo hizo. La mujer dijo que decidió dejar de callar. En el marco de una necesidad de justicia, protesta porque sabe que su agresor está libre mientras ella tuvo que trasladarse a otra ciudad para intentar procurarse seguridad. "Hace años que sufría esto, callada, sin decirle nada a nadie, ni a mi familia, Siempre aparentaba algo que no era. Siempre me decía que iba a cambiar y yo le creía. No cambiaba más. Me manipulaba. Hasta lástima le tenia, porque es diabético. Yo lo justificaba", relató.
El día en que fue atacada, la mujer dijo que alcanzó a llamar por teléfono a su hijo de 20 años para pedirle ayuda. Él llamó a la policía y radicó la denuncia porque la madre quedó internada. Barbero indicó que estuvo una semana en internación mientras los médicos le curaron las heridas y le hicieron puntos en la cabeza. "Había perdido mucha sangre, no me podía ni hablar ni mover las manos", indicó. La víctima dijo que quedó con secuelas ya que no puede mover la mano derecha, que él cortó cuando ella intentó quitarle el cuchillo. Señaló que eso le impide trabajar y realizar tareas cotidianas. También sostuvo que ahora tiene un labio más alto que el otro, y quedó sin sensibilidad. Detalló que en el hospital Oscar H. Costas no le realizaron mayores estudios y ella tuvo que pagar dos ecografías en la parte privada porque no se las hicieron en la institución pública de salud.
Barbero relató que el jueves pasado, el juez de Garantías quien oficiaba en reemplazo de la jueza con competencia en violencia de género Verónica Viarengo, la citó y le informó que le dio la libertad al acusado a pedido de la fiscala. Indicó que el magistrado le explicó en qué condiciones había salido en libertad su expareja, recién entonces dijo que el juez le preguntó si creía conveniente que le ponga consigna policial y ella le contestó que sí. Señaló que le asignaron la custodia por 30 días, aunque luego decidió trasladarse de ciudad para sentirse más segura. Contó que tiene "terror, mucho miedo de que vuelva o le haga algo a mis hijos. Cuando estábamos me decía si vos te vas yo lo voy a matar a Juan (el hijo de ella) (…) Yo por mis hijos doy la vida", manifestó la mujer.
La mujer contó que le dijo al juez: "he sentido que usted y la fiscal me han envuelto con un papel y me han tirado a un tacho de la basura. A él lo han dejado en libertad, a mí no me han cuidado. Siento que yo estoy presa. Él se ha ido a Salta, esa es la justicia", expresó.
"Yo no tengo abogada", expresó Barbero. Indicó que desde el área de la mujer le prometieron ponerle representación letrada pero aún no tiene novedades.