Desde Londres
Los jóvenes son la nueva alarma de Inglaterra. En la actual ola de la variante Delta, con el “freedom day” de telón de fondo, los datos de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS) muestran que los casos de covid provocados por esa variante del grupo etario de entre 16 y 24 años sextuplican los contagios de la franja de entre 50 y 60 años.
Un miembro del Comité conjunto de Vacunación e inmunización, Adam Fim, advirtió sobre el impacto de esta situación. “Hay jóvenes que están gravemente enfermos en estos momentos. Es esencial que todos se den la vacuna. Porque además está claro que la vacunación reduce la posibilidad de infectar a otra gente”, dijo Fim.
Jóvenes que no se aplican la vacuna
En las unidades de terapia intensiva se ve esta avalancha de casos de jóvenes que no se han vacunado, sea por rechazo, desidia u omnipotencia. “La inmensa mayoría de los que requieren terapia intensiva son gente que no se ha vacunado. Algunos de ellos van a morir. Estamos atendiendo a muchos pacientes de entre 20 y 30 años, saludables y sin otros problemas médicos. Nos rompe el corazón ver gente que sufre innecesariamente sabiendo que podrían haberse evitado esto con una vacunación. Como médico intensivista les digo a los que no se vacunan que están cometiendo el peor error de sus vidas”, señaló la doctora Samantha Batt Rawden, intensivista senior del Servicio Nacional de Salud (NHS).
El cálculo es que unos 8 millones de adultos no se han vacunado: casi la mitad pertenece al grupo etario de 18-29 años. Si bien el exitosísimo plan de vacunación inglés sigue avanzando y planea tener en septiembre al 100% (menos los que no quieren inocularse) de la población adulta vacunada, en las últimas semanas ha bajado el número de inoculaciones diarias y hasta ha llegado a ser superada por el número de contagios diarios.
“Si a estos ocho millones se le añaden los menores de 18 que tampoco han sido vacunados, el virus tiene mucho material con el que trabajar para reproducirse. Si a esto se le suma además un cambio dramático en el patrón de conducta social por el levantamiento de las restricciones del 19 de julio, veremos una nueva disparada de casos en este verano”, señaló al “The Guardian” el profesor Mark Woolhouse.
El Long covid
Con más del 70% de la población adulta con las dos dosis y más del 90% con una inoculación, el riesgo de enfermedad grave, muerte u hospitalización ha descendido mucho, aunque está lejos de haber desaparecido. En los últimos siete días el promedio fue de 64 muertes diarias con un pico de 94 decesos el 19 de julio.
Una enorme preocupación hoy son los casos de Long covid, pacientes que sufren los síntomas del virus un años después de haberlo contraído. Según datos gubernamentales hay unos dos millones que se encuentran en esta situación.
El riesgo aumenta con la edad, pero hay muchos jóvenes que lo están experimentando. “Aún si solo el 5% de la población termina con el covid largo se va a tratar de un número enrome de gente que va a sufrir sus consecuencias durante un año o más” dijo el Doctor Kaveri Jalunndhwala, co- director de la Asociación de Doctores del Reino Unido.
En una sesión especial de un comité parlamentario, los diputados escucharon los testimonios de 450 trabajadores esenciales que padecen el “Long covid”. Enfermeras, maestros, médicos, policías y parteras se encontraban entre los que contaron sus experiencias en el comité APPG. Como consecuencia de la enfermedad, uno de cada cinco habían estado ausentes en el trabajo durante un año o más: el 30% habían faltado durante seis meses y un 25% entre tres y seis meses.
Los síntomas del Long covid incluyen fatiga, debilidad, falta de aire, dolores en el pecho, problemas de sueño y la llamada “bruma mental” (brain fog), un estado de confusión que llega a empantanar la realización de tareas simples de la vida cotidiana. En muchos casos terminaron perdiendo el trabajo, como una médica de 50 años que debió renunciar a su puesto en la dirección colegiada de su consulta después de estar más de 26 semanas ausente. “En mi caso tengo la bruma mental por la que me cuesta coordinar distintas informaciones y sintetizarlas en una decisión coherente, por lo cual tomé muchas decisiones estúpidas en mi vida cotidiana, desde cosas triviales como escribir la lista del supermercado o preparar el almuerzo hasta decisiones de más impacto para otros”, señaló al comité.
Al igual que el resto de los entrevistados la doctora se contagió el virus en su trabajo el año pasado cuando la directiva oficial era que no había que usar equipo protector personal a menos que alguien tuviera los síntomas, uno de los tantos desatinos del gobierno de Boris Johnson al comienzo de la pandemia.
El comité parlamentario APPG exhortó al gobierno a apoyar económicamente a este personal. “Son valientes doctores, enfermeras y empleados que siguieron trabajando y cuidándonos en lo peor de la pandemia. Ahora es el turno del gobierno de protegerlos a ellos”, dijo la presidenta del comité Layla Moran.
¿Una buena noticia?
El gobierno está apostando a que la vacunación le gane la partida al alto nivel de transmisibilidad que tiene la variante Delta. En los últimos días la buena noticia es que el número de casos ha bajado de más de 50 mil a unos 30 mil. El domingo el Reino Unido tuvo 29.173 casos, una caída considerable de los 48.161 registrados el 18 de julio, es decir el día anterior al “Freedom Day”.
Con ponderable moderación, el gobierno no ha cantado victoria en un intento de desalentar una interpretación optimista sobre el impacto del levantamiento de las restricciones. Si bien es el sexto día consecutivo que caen los casos y el último dato muestra un descenso pronunciado, los epidemiólogos y médicos alertan sobre la posibilidad de que sea un dato aleatorio. “Estas cifras no incluyen el impacto del fin de las restricciones sociales. Recién el próximo viernes tendremos datos que nos den una mejor idea al respecto”, advirtió a la BBC Paul Hunter, professor de medicina de la Universidad de East Anglia.
Los expertos señalan que el descenso podría deberse a la ola de calor que se vivió en las semanas de las últimas mediciones dado que hubo mucha más socialización, en los numerosísimos parques y jardines que son parte central del tejido urbano urbana del país. Otro factor es que en las últimas semanas ha habido una clara caída del número de personas que se testearon.
A juzgar por la experiencia de otros países que también levantaron las restricciones sociales, incluso en las discotecas, como Holanda y España este año, y Cerdeña en Italia el año pasado, es inevitable un incremento de los números. En Holanda volvieron la semana pasada a imponer restricciones en bares y restaurantes y cierres de discotecas. Con esos ejemplos de fondo, el gobierno británico está analizando la posibilidad de que haya pasaportes de vacunación para los eventos masivos como el fútbol con más de 20 mil espectadores y las discotecas.