“No fue hasta que tuve a mis hijas, Viola y Elsie, que realmente entendí las incontables maneras en las que las personas viven e interactúan con los objetos y el espacio; en especial las más jóvenes, capaces de dar con 50 formas distintas de utilizar una misma cosa, más allá de su propósito original. El tiempo corre, el desorden se ordena, los juguetes cambian, aumenta el talle de sus zapatos, los cacharros se rompen y se reparan, pero lo que ha permanecido como constante en mi familia ha sido… el sofá”. Palabras de Julia Chang-Lomonico, fotógrafa de 39 años, con residencia al norte de Nueva Jersey, Estados Unidos, que dedica al confiable y muy confortable sillón de su hogar la celebratoria serie The Couch. Mueble que evidentemente no solo sirve para sentarse cómodamente en el living: gracias a la inventiva mente de sus chicuelas, se transforma en un océano para ser surfeado con tablita a medida; en cueva o fuerte de almohadas; en trampolín; en fin, numerosas sus posibilidades. Después de todo, también es espacio de confidencias, de siestas, de tareas del colegio, es butaca de cine hogareño… “Es, en resumidas cuentas, el lugar de reunión y encuentro con mis hijas y mi esposo”, abrevia quien estudiase en la Facultad de Artes Visuales y Escénicas de la Universidad de Syracuse, graduada hace más de 15 años en diseño de interiores e historia del arte.
Cuenta Chang-Lomonico que comenzó a fotografiar intermitentemente a su sofá cuando sus hijas estaban aún en pañales, pero se enfocó más en él nomás arrancar la pandemia al notar cuán vital era el ubicuo mobiliario en su día a día. “En cierto modo, me recuerda mucho al libro infantil The Giving Tree, un clásico de Shel Silverstein: como lo hacía el árbol en este relato, el sillón lo ofrece todo de sí mismo, sin guardarse nada, algo que recuerda a la idea de amor y de apoyo incondicionales. Aún tratándose de un objeto inanimado, el sofá ha sido espectador y partícipe de algunos momentos bastante espectaculares”, romantiza la fotógrafa, cuya serie recientemente fuera galardonada por los HOME Photography Prize de Lens Culture, que resaltó la obra intramuros de fotógrafos/as de 17 países del mundo.
“Congelar el tiempo es algo que siempre me ha interesado, y The Couch tiene que ver con esa idea”, dice Julia, de ascendencia taiwanesa, que planea seguir capturando instantes efímeros en el sillón, siempre y cuando su familia sea materia dispuesta, le dé el visto bueno. “Es fácil recordar los grandes hitos de la vida, pero para mí son estos pequeños momentos e interacciones lo que nos moldean, nos vuelven las personas que somos”, destaca Chang-Lomonico. Probablemente, echada en el mullido y estimadísimo sillón de su apartamento.