El Ministerio de Salud de la Nación y el Consejo Federal de salud (COFESA), en donde participan todos los ministros de salud de las provincias argentinas y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires junto a autoridades nacionales, resolvieron comenzar esta semana con la puesta en marcha del proceso para la inmunización de la población pediátrica a través de las vacunas aprobadas para ser aplicadas en niños, niñas y adolescentes de 12 a 17 años.
Hasta el momento arribaron al país vacunas COVID que utilizan la plataforma de ARN mensajero del laboratorio Moderna y próximamente se recibirán las provistas por el laboratorio Pfizer (Pfizer/Biontech) también de la misma plataforma biotecnológica. Se espera además la autorización para la población pediátrica de la vacuna Sinopharm de laboratorios chinos, que ya están siendo aplicadas en menores a partir de los 3 años en el país asiático.
Surgen en la opinión pública, a partir de la instalación de algunos medios de comunicación, formadores de opinión y opositores políticos, el interrogante en relación a si las familias querrán vacunar a sus hijos, según dicen, motivados en la desconfianza que generan las vacunas de reciente desarrollo para contrarrestar y controlar la infección por SARS CoV-2. En tales circunstancias es importante ofrecer a las familias la información necesaria para generar el clima de confianza indispensable para el proceso de inmunización de la población pediátrica y adolescente.
Lo que sabemos hasta el momento, respaldado por abundante evidencia científica, es que la población pediátrica no es la más afectada en el marco de la actual pandemia COVID. Los jóvenes, niñas y niños transitan la infección en forma asintomática en su amplia mayoría, pueden algunos hacer la forma clínica leve o moderada y en algunas situaciones desarrollar formas graves de la enfermedad dependiendo de su estado previo de salud. También hemos registrado en ese grupo etario, complicaciones posteriores relacionadas con la infección por SARS CoV-2, en la forma de Síndrome Inflamatorio Multisistémico. Además, aunque los más jóvenes presentan una baja carga viral a nivel de las mucosas de garganta y nariz, tienen capacidad de transmisión viral hacia sus contactos.
Todas las vacunas que actualmente están siendo utilizadas contra el Covid-19 en población adulta resultaron ser seguras y efectivas. En cuanto a la población pediátrica hasta el momento han sido autorizadas para su inoculación en niños, niñas y adolescentes de 12 a17 años, las vacunas de ARN mensajero producidas por los laboratorios Pfizer y Moderna, en la primera por la Food and Drugs Administration de EEUU (FDA) y la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) y en la segunda recientemente por la Agencia Europea de Medicamentos (EMA).
Se considera que la vacunación de la población pediátrica contribuirá fuertemente a limitar la circulación de las diferentes variantes de SARS CoV-2, aún de aquellas que han demostrado ser mucho más trasmisibles, tal es el caso de la variante Delta. Reportes del Reino Unido e Israel dan cuenta de la conformación de clústeres (focos de concentración) de la variante Delta en poblaciones de escolares. Es evidente que para lograr la inmunidad de rebaño y el consiguiente control de la pandemia es imprescindible la vacunación del mayor número de personas, y eso incluye a los más pequeños.
El esquema de administración y la dosis indicados para las poblaciones de 12 a 17 años es la misma que la provista a la población adulta, en dos dosis con un intervalo de 21-28 días, sin alterar el calendario nacional de vacunas, es decir que es posible administrar otras vacunas en simultaneo sin necesidad de esperar un lapso de tiempo entre cada una de ellas. El servicio de infectología pediátrica del Hospital Garrahan y la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) recomiendan un estricto monitoreo de seguridad.
Un informe reciente del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC) hace referencia a reportes de un número menor de casos de pericarditis y miocarditis en adolescentes y adultos jóvenes que habían sido vacunados contra COVID-19 con vacunas de plataforma ARN mensajero, aunque considera que “ los beneficios conocidos y potenciales de la vacunación superan los riesgos conocidos y potenciales, incluido el posible desarrollo de miocarditis y pericarditis”, de manera tal que refuerza la recomendación de continuar con la inmunización de los niños y niñas a partir de los 12 años.
Se han reportado efectos secundarios menores en los niños, niñas y adolescentes vacunados, tales como dolor e inflamación en la zona de aplicación, dolor de cabeza, fiebre o febrícula, escalofríos y malestar con nauseas y vómitos.
La estrategia nacional prevé la vacunación en primera instancia de los niños, niñas y adolescentes con factores de riesgo para desarrollar la forma grave de la enfermedad por Covid-19, entre los que se considera a los menores con enfermedad neurológica, oncológica, respiratoria, cardiológica, trasplantados, inmunosuprimidos, diabéticos, obesos y otros que vean afectada su respuesta inmune por su enfermedad preexistente.
Luego será indispensable ampliar el campo de cobertura de vacunación al resto de la población pediátrica y adolescente, en aquellos sin factores de riesgo y aún de los más chicos cuando se cuente con la aprobación necesaria por parte de los organismos regulatorios.
Sin dudas las familias acompañarán la campaña de inmunización de los más chicos toda vez que existe una cultura positiva en nuestro país en relación a las vacunas.
En la práctica profesional los que trabajamos en el cuidado de la salud pediátrica sabemos que existen dos inquietudes, por parte de las familias, que nunca faltan durante la consulta: Qué puede comer mi niño y cuándo le tocan las vacunas?
Oscar Trotta
Médico Pediatra
Docente Universitario
Miembro del Consejo de Administración del Hospital Garrahan